Animate, la asociación civil que trabaja con víctimas de abusos sexuales desde el 2014, ya superó los seguimientos de 150 casos y continúa sus acciones durante la pandemia de coronavirus. A pesar de las dificultades y los tiempos de la justicia, van dando pequeños pasos firmes.
En 2019 fue aprobado por unanimidad en el Concejo Deliberante el pedido de la asociación para contar con un espacio físico en el que trabajar y una subsidio para conformar un grupo interdisciplinario. Tras una reunión con Diego Robbiani y Dolores Muro a fines de septiembre de este año lograron tener su propia oficina en la Dirección de Políticas de Integración para la Discapacidad del Municipio.
“Que nos hayan brindado un espacio físico nos pone muy contentas y con ganas de seguir para adelante. Fue una hermosa noticia que recibimos. Nos dijeron que por el momento subsidios no va a haber”, señala Liliana Cuenca, una de las referentes de la asociación. Es por eso que para hacer frente a sus necesidades económicas, en junio lanzaron una campaña para socios que abonen $100 mensuales. “Mediante esa plata es que estamos sobreviviendo nosotras, es una gran ayuda”
Actualmente cuentan con un equipo de profesionales que trabaja con las víctimas y le brinda el asesoramiento y acompañamiento necesario para sobrellevar el abuso. Cuentan con una acompañante terapéutica, una psicóloga social, una psicopedagoga y una futura médica próxima a recibirse. Todas trabajan ad honorem, pero de todos modos la asociación tiene gastos fijos de mantenimiento y además brinda ayuda económica a aquellas mujeres que quedan solas tras la denuncia.
Los abusos en tiempos de pandemia
La pandemia y el consecuente encierro trajeron consecuencias en todos los ámbitos. Lamentablemente, los casos de violencia de género y abusos sexuales han aumentado considerablemente. En Animate recibieron 30 casos desde el comienzo de la cuarentena. “Hay un aumento bastante importante”.
De acuerdo a los casos contabilizados por la asociación, el 80% de los pedidos de acompañamiento que reciben son por abusos intrafamiliares. Estar encerrados con un abusador sin dudas vuelve la situación más compleja.
Una lucha constante
La contención brindada por la asociación civil va desde la ayuda psicológica hasta el asesoramiento legal. “Cuando recibimos un caso armamos una cita con la mamá de la víctima o con la víctima directamente si es mayor de edad. Si ellas están decididas a denunciar inmediatamente vamos a la Comisaría de la Mujer. Y cuando no están dispuestas lo respetamos pero le explicamos qué diferencias hay cuando se hace y cuando no”, cuenta Liliana sobre las reuniones que mantienen con las víctimas.
“El trabajo que hacemos no es nada fácil, tenemos un desgaste muy grande. Todas las chicas que trabajamos somos sobrevivientes”, señala Cuenca. A todo eso se suma los avatares legales en los que se encuentran inmersas a partir de la difusión de los casos que ellas realizan a través de su página de Facebook. “Lidiamos con los parientes de los abusadores. Nosotros publicamos la foto del acusado en nuestra página tras la autorización de la víctima. Si nosotros esperáramos a que la justicia dictamine que es culpable, ¿cuánto tiempo pasa y qué hacemos con la víctima?”, cuenta la referente de la asociación.
Los tiempos de la justicia
A todo este trabajo complejo, se suma las dificultades para hacer justicia en este tipo de casos y la lentitud con la que se llevan adelante los casos. “Una vez que se hace la denuncia, se hace el acompañamiento en la causa penal, que es larguísimo. Después de la denuncia viene la testimonial, después la pericia psicológica y psiquiátrica y si es menor la Cámara Gesell. Eso lleva mucho tiempo”.
Asegura que tras la creación de la Ayudantía en Delitos contra la Integridad Sexual a cargo del Dr. Iturralde se han acelerado los procesos judiciales. “La víctima siente que se hace justicia cuando el agresor está detenido y tiene su sentencia. Ahí la víctima se siente más aliviada”, señala Cuenca.