El periodista y conductor Guillermo Andino manifestó su profundo dolor por la muerte de su cuñada Natalia, la hermana de Carolina Prat que venía desde hace un año luchando contra un cáncer de mama.
Andino le dedicó unas emotivas palabras a su cuñada en su programa. “Me quiero tomar un minuto porque ha salido publicado en los portales este tsunami que ha pasado por mi vida familiar esta semana, porque el viernes por la noche falleció mi cuñada Natalia”, dijo el conductor de Es por ahí.
Tras contar la enfermedad que padecía, Andino explicó lo que la mujer significaba para su familia. “Tenía 43 años, todas las ganas de vivir y sin embargo no pudo pelearle al cáncer, un cáncer que comenzó en una mama, que hizo metástasis en su hígado y no hubo medicina ni milagro que pudiera con él”, expresó entre lágrimas.
“Nati era la tía loca, payasa, divertida, la que mis hijos esperaban que los visitara en casa, la que hacía los títeres, la histriónica, la que hablaba con mis hijos de cada una de sus problemáticas. Ella peleó mucho por tener sus propios hijos, lamentablemente no pudo lograrlo. Fue una leona, durante un año estuvo peleándola, en el Instituto del Diagnóstico primero, después en el Fleming, a cuyos profesionales agradecemos. Murió en la casa de su pareja Hernán, que también la acompañó hasta último momento”, contó el periodista.
Y enseguida hizo mención al apoyo incondicional de su mujer Carolina Prat, que acompañó a su hermana durante este duro proceso. “Quiero hacer un párrafo aparte para mi mujer, a quien amo y admiro cada vez más porque estuvo todos los días al lado de su hermana acompañándola, que es lo mejor que uno puede hacer cuando la enfermedad es irreversible. Nosotros sabíamos lo que iba a pasar, no sabíamos cuándo; ahora tenemos que cuidar mucho a mi suegra”, indicó llorando y con la voz totalmente quebrada.
Antes de comenzar con la agenda del programa, Andino dio un mensaje a la audiencia: “Quería contarlo porque todo lo que pasa por nuestra vida lo venimos compartiendo con ustedes desde hace muchísimos años, y quiero decir algo más: hay que ser resilientes. Se puede salir, no siempre los pronósticos son malos, si se toma a tiempo hay esperanza. Perdonen estas lágrimas, pero necesitaba decirlo, ahora nuestra misión es cuidar a Alejandra, mi querida suegra porque nadie está preparado para perder un hijo”, concluyó muy angustiado.