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Motomandados, entre la regulación y el desamparo

Los motomandados fueron protagonistas de la semana tras el rechazo a un proyecto del Concejo y la protesta frente al Municipio. Pero, ¿cómo es el trabajo diario en la calles? ¿Qué riesgos corren y qué reclaman?

El aislamiento a consecuencia de la pandemia de Covid-19 trajo varios cambios de hábitos en la sociedad. Principalmente durante las fases más restrictivas, los motomandados le pusieron el cuerpo al encierro y cumplieron un rol esencial en la sociedad.

Es por eso que el concejal de la UCR Martín Lastape presentó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante para regular la profesión. Esto trajo cierto disgusto en parte del rubro que salió a manifestarse frente al Municipio. Tras eso, el radical pidió que se archive su propuesta y aseveró que fue "malinterpretada" por diversos sectores.

A partir de esto surgen dos corrientes entre los motomandados, unos ya se encuentran trabajando en un nuevo proyecto que salga de las bases laborales. Desde el Frente de Todos aseguraron a Infoeme que los acompañarán en este camino y le brindarán el apoyo que sea necesario. Por otro lado, otro grupo lamenta haber dejado pasar esta oportunidad de “ser escuchados por primera vez”.

Está claro que la profesión de mensajería no tiene regulación en la ciudad y esto trae como consecuencia la informalidad y el desamparo de quienes se suben a las motos. Pero detrás de eso, hay distintas historias de vida que se entrecruzan y un deseo común de encontrar alguna regulación de su profesión.

La necesidad de una regulación de su trabajo

Si bien el proyecto presentado por Lastape quedó archivado, los motomandados consultados por Infoeme coinciden en que es necesario algún tipo de regulación que les permita desarrollar de la mejor manera su profesión. Desde el grupo que rechazó la propuesta del concejal radical afirman que les hubiese sido imposible cumplir con algunas de las normativas que planteaba. “Si se aprobaba el proyecto muchas agencias debían cerrar”, agregan.

Es por eso que se encuentran trabajando en un nuevo proyecto, recibiendo el asesoramiento necesario para poder presentar una propuesta superadora que regule la labor de los trabajadores de mensajería. “Esto va continuar. Nosotros vamos a presentar otro proyecto, tenemos gente que nos está ayudando”, señala Sebastián Vidal, uno de los titulares de Servi Express y Mandados Olavarría.

Estamos de acuerdo con el tema de regularizar las agencias, saber qué chicos tenemos, qué motos hay y en qué condiciones están los vehículos. Eso lo vemos perfecto como agencias. La idea es que estén protegidos los chicos que están en la calle”, agrega Gustavo Viera, de Mateo Mandados.

Desde otra perspectiva, algunas empresas lograron ponerse en regla y tener sus negocios habilitados. Y desde ese lugar, plantean la necesidad de regular la profesión con el objetivo de brindar un mejor servicio y con una tarifa competitiva. "Hay mucha competencia de tarifa. Por un lado se reduce el trabajo y por el otro se cobra menos. Ese es el problema con los particulares", señalan. 

Covid-19: explosión de trabajo y riesgo de contagio

Con el comienzo de la pandemia se produjeron dos fenómenos en relación con el trabajo de los motomandados. Por un lado, se convirtieron en trabajadores esenciales durante las fases más restrictivas y debieron enfrentar la enfermedad desde las calles. Por el otro, muchos nuevos desempleados recurrieron a la mensajería como una salida laboral en un contexto desfavorable.

Algunas agencias debieron incorporar motos para hacer frente a la demanda, mientras que otras se vieron perjudicadas por los particulares que comenzaron a ofrecer servicios de mensajería. Sin embargo, tras la apertura de los comercios, se produjo una disminución en la demanda de un 30%. “Últimamente ha bajado mucho el trabajo. Somos un servicios esencial para la gente y estuvimos expuestos a la pandemia”, afirma Viera.

A pesar de las diferencias entre distintas agencias, sus titulares coinciden en el miedo ante posibles contagios que enfermen a sus familias e inclusive propaguen el virus entre sus clientes. “Nosotros estuvimos expuestos al contagio y detrás nuestro hay una mujer, hijos, mantener una casa. Un chico que está arriba de una moto y se contagia, nadie le va a ir a tocar una puerta con una bolsita de alimentos”, señala el titular de Mateo Mandados. “Le hemos puesto el cuerpo, el miedo y la responsabilidad”, agrega Vidal.

"Hoy en día no sabemos qué mandado tomar, no sabemos quién tiene el virus y quién no. Tenemos un protocolo armado, tenemos los elementos de higiene. Cuando nos llama una persona que puede llegar a estar infectada se le deja todo en la puerta y no se le cobra el mandado, con tal de no agarrar plata", continúa el titular de Servi Express sobre las dificultades de trabajo durante la pandemia.

Una salida laboral rápida pero sin cobertura

Ser motomandados es una salida laboral rápida para muchos jóvenes que no tienen otras oportunidades en la sociedad. Muchos de los trabajadores encuentran en la mensajería una forma de “llevar un plato de comida a sus casas”. “Tengo gente que no puede trabajar un día de lluvia porque no tiene ropa para ponerse al otro día”, afirma Pablo Basualdo, dueño Lassy Mandados, sobre la situación económica de sus trabajadores.

En busca de una salida que regularice sus profesiones, un grupo de agencias buscan inscribirse como trabajadores en el Registro nacional de trabajadores y trabajadoras de la economía popular. Por otro lado, otro grupo intenta lograr una sindicalización que les otorgue sus derechos laborales. “Pasamos por accidentes, trabajamos bajo la lluvia y no tenemos un sueldo fijo porque el sueldo lo generamos nosotros”, señala el titular de Servi-Express.  

Por otro lado, los motomandados se enfrentan a diario a los siniestros viales. De acuerdo al relevo realizado por el ingeniero Marcos Pascua, del total de accidentes que se produjeron en Olavarría hasta el 31 de agosto, en el 31,4% se vieron involucradas motocicletas.

A la exposición a la que se enfrentan al realizar su trabajo, los dueños de las agencias coinciden en que tienen dificultades para conseguir aseguradoras que les permitan adquirir ese servicio. “No hay una compañía de seguros que nos cubra , que te asegure una moto para motomandados” aseveran.

Por otro lado, las agencias consultadas coinciden en la forma en que trabajan, de una manera casi cooperativizada: los dueños se quedan con un porcentaje o un cargo fijo de los viajes que los motomandados realizan. “Somos un rubro auto-dependiente que genera trabajo. Sacamos a muchos chicos de la esquina”, señala Vidal.

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