El nombre de Claudio Daniel “Chaco” Ibarra Arrieta (38), único detenido por la desaparición de Carlos Cordero y actualmente imputado por homicidio, es por demás conocido en el ambiente judicial y policial.
Desde hace más de una década su nombre ha desfilado en las crónicas policiales de la Ciudad y la región. Robos, hurtos, tenencia de armas y dos escapes con ribetes cinematográficos de las unidades carcelarias 27 de Sierra Chica y 14 de General Alvear lo anteceden.
En 2004 había sido condenado a tres años y seis meses de prisión por "Tenencia de armas y munición de guerra, amenazas y abuso de armas” y lo consideraban reincidente por otros dos hechos ocurridos en Olavarría y Coronel Suárez.
En 2008, cuando purgaba una condena en la Unidad Penal Nº 27 de Sierra Chica, protagonizó una fuga cinematográfica y fue recapturado en una zona de canteras.
Poco tiempo después y ya en libertad, se lo menciona por un intento de robo a una joyería local y como integrante de la “Banda del oro”, un peligroso grupo que protagonizó robos, hurtos y asaltos en Olavarría, Bolívar, Tandil y Bahía Blanca.
En el año 2012 se fugó de la Unidad Penal Nº 14 de General Alvear y luego se entregó a la Justicia.
En 2016 fue protagonista de un insólito hecho cuando fue armado con un arma 9 mm a una jornada de los Corsos Oficiales.
Su hecho más reciente: en mayo de 2019 embistió a un móvil que quiso interceptarlo con un Chevrolet Aveo y se dio a la fuga pero fue capturado tras una persecución. En su poder tenía un envoltorio con cocaína y presentaba un pedido de captura por un “Robo agravado” ocurrido en la localidad de Coronel Suárez.