Alberto Rojo es físico y músico. El miércoles 25 de septiembre estará al Teatro Municipal con un espectáculo donde combina música y ciencia, destinado a estudiantes de escuelas secundarias, institutos terciarios, universidades como así también al público general. El evento será a las 16:30, con entrada libre y gratuita. Se enmarca en el ciclo “Gira y Tiembla” por los 50 años de la Facultad de Ingeniería.
El investigador y divulgador habló sobre estas dos facetas que lo atraviesan, de cara a su visita a Olavarría. “Mi relación entre la ciencia y la música comenzó de muy chico. Mi padre era filósofo de la ciencia y escuchaba mucha música en casa. Mi madre era pedagoga en escuelas primarias”, contó Rojo. “Los dos siempre me estimularon mucho la curiosidad y la creatividad”, señaló.
El “Alberto Rojo Trío” subirá al escenario local con “De la Física a la Música”. Se trata de una mezcla de conferencia con concierto “donde hablo por un lado de la hermandad histórica y en un punto epistemológica, entre la ciencia y la música, con ejemplos físicos. Por otro lado, toco con los músicos que me acompañan, canciones de algún modo inspiradas en descubrimientos científicos, o que aluden a la física”, adelantó el tucumano.
Alberto Rojo es Dr. en Física egresado del Instituto Balseiro de Bariloche, publicó más de noventa trabajos científicos, ha sido profesor en las Universidades de Buenos Aires, Chicago, Michigan y actualmente en Oakland (USA), además de dictar conferencias y brindar conciertos en distintos lugares del mundo. Es un eximio guitarrista y autor de canciones. En algunos de sus discos, participaron Charly García, Pedro Aznar y Mercedes Sosa, entre otros.
“En la vida hay musicalidad”, sostuvo. “No sé si los músicos necesitan más ciencia o los científicos más música, lo que sí sé es que las dos son creaciones monumentales de la mente, y que aventurarse en cada una de ellas nos enriquece la mente y el alma. Toda vida profunda tiene que tener música”, reflexionó.
Alberto Rojo vive en Rochester (Michigan), desde allí habló antes de su vuelta al país, sobre los sonidos cotidianos que los rodean. “En verano me despierto con el sonido de los pájaros y los grillos que cantan en mi jardín. Vivo en una calle muy silenciosa, con muchos árboles. En invierno, sobre todo cuando nieva, hay un silencio hermoso, meditativo. Y los lunes a la mañana me despierta el camión recolector de basura y el de reciclado, que tiene su propia música también”, bromeó.