Daniel Ottino, presidente del Centro Industrial Panadero Olavarría (CIPO) habló con Infoeme respecto a la situación que atraviesa el sector en la actualidad, tras el cierre de comercios del rubro en la ciudad.
“El sector no escapa a la realidad del país. En estos tres meses la actividad disminuyó, cada mes se siente más y ya se ven los coletazos”, describió Ottino y agregó de forma contundente: “Las panaderías están empezando a cerrar”.
Respecto a esta situación mencionó cierre de comercios recientes como “La flor del barrio”, “El Molino” (si bien aclaró que no pertenece exclusivamente al rubro), “Don Osvaldo” en Pueblo Nuevo y otra panadería ubicada en Maipú y Líbano. Además de otros locales comerciales afectados que no elaboran los productos pero los comercializan.
El rubro es complejo y son muchos los factores que influyen en su desarrollo. Uno de ellos es la ubicación del comercio: “la panadería de barrio que no tiene ‘reparto’, es decir venta mayorista, está muy complicada”, indicó.
La “bendición” de vender pan
Daniel Ottino es un panadero que se dedica a la actividad desde hace muchos años. Conoce los vaivenes del comercio y sigue de cerca las modificaciones que se implementan para tratar de “sobrevivir”.
Se recostó levemente sobre la silla en la que estaba sentado y dijo: “Todavía tenemos la bendición de que vendemos pan. El pan todavía se sigue consumiendo”.
Señaló que los volúmenes de venta no son buenos y que se está “20 pesos mínimo” por debajo del precio que se tendría que vender. “Pero si lo aumentamos nadie nos compra y tenemos que cerrar”.
En el mes de noviembre de 2018, Ottino había declarado a este medio que “la agonía del panadero es la más lenta”. Pasaron varios meses de esos dichos y el panorama se complejizó.
“Las facturas son un bien de lujo, ni hablar de la elaboración de masas secas y masas finas. Esos productos directamente lo venden las dos o tres panaderías más conocidas”, contó.
Reconoció que “todavía hay panaderías que trabajan bien” y que tienen buenos volúmenes de venta y advirtió “el día que les llegue el agua a ellos es porque ya estamos todos ahogados”.
“Aumentó hasta la sal”
Otro factor que analizó el referente de los panaderos a nivel local fue la nueva suba en el precio del dólar. Algo que impacta directamente en el precio de los productos debido a la influencia que tiene en el aumento de los insumos panaderiles.
Destacó que “por suerte” el precio de la bolsa de harina se sostiene y actualmente se consigue a un valor que oscila entre los 750 pesos y 800 pesos. Pero las levaduras, aditivos y “hasta la sal” aumentaron.
Lo único que no aumentó y nos está salvando es la harina, indicó Ottino.
También enumeró los aumentos en las boletas de luz y gas que “vienen cada vez más caras”, los aumentos en los sueldos y los costos operativos como por ejemplo el impacto de la suba de los combustibles en el reparto del pan.
Habló además de una reconversión del rubro: “las panaderías se están volcando a la comida. Es que no vendes nada sino”. Dando cuenta del intento de atraer una mayor cantidad de clientela.
Aseguró que como referente del CIPO recibe llamados constante por parte de panaderos como una forma de “desahogarse”. Incluso reveló que cada vez que llegan las facturas de luz se desata una interminable lista de mensajes de WhatsApp comparando los valores: “es angustiante, te enfermás”, sentenció.