Daniel Ottino, presidente del Centro Industrial Panadero Olavarría (CIPO) analizó la situación que atraviesa el rubro luego del último incremento en el precio del pan.
En ese momento, ya había preocupación respecto a la suba de los insumos para elaborar los distintos productos. Por eso, se buscó un incremento que no supere el 10%.
“Siempre el impacto de un aumento es fuerte por una cuestión lógica de cómo está la situación”. Señaló como positivo que el precio de la bolsa de harina se mantuvo –va desde 750 a 900 pesos dependiendo de la calidad- aunque hubo incrementos salariales.
El pan aún en momentos de crisis es uno de los alimentos que persisten en la mesa de los argentinos. Esa, tal vez, sea la explicación para Daniel Ottino de que muchas panaderías aún “subsistan”.
¿Pero a qué costo?
“La agonía del panadero es la más larga que existe”, afirmó Ottino y describió la situación que enfrentan los panaderos ante cada crisis. “El panadero puede pasar muchos momentos malos pero por lo menos va a seguir. Por eso muchas panaderías se sostienen aunque las condiciones de trabajo son muy malas. Hasta te diría malas condiciones físicas para el panadero que trabaja solo”.
Contó que algunas panaderías cerraron y que la situación es dispar en nuestra ciudad. Hay panaderías con una producción muy importante y otras muy chicas, con una venta mínima y sin empleados.
La consigna es sobrevivir: “Con esta situación no podemos pensar en un nuevo incremento y además los insumos se han mantenido. En cuanto a las ventas, a veces una panadería pierde clientela pero la agarra otra”, aseguró.
Falta poco para las Fiestas: ¿hay aumento de ventas?
Desde el sentido común se podría suponer que las celebraciones de Navidad y Año Nuevo son una buena oportunidad comercial para que las panaderías “repunten” las ventas. Sin embargo, los costos de producción son altos. Y el esfuerzo que hacen aquellos panaderos que trabajan solos, también.
Por tal motivo, para Ottino, las Fiestas se convirtieron más en un problema que en una oportunidad. “Pasas las fiestas mal, llegás muerto a la noche y no le sacas nada. Trabajas de gusto”.
“En las Fiestas se venden muy pocos pan dulces y budines. Salvo alguna panadería que haga un buen pan dulce artesanal –es caro pero hay gente que lo puede comprar-, el resto no puede competir con el pan dulce ‘inflado’ que te venden en el supermercado”, contó.
Ottino describió un rubro que ha ido cambiando con el paso del tiempo. La mayoría de los comercios decidieron incorporar la oferta de comidas elaboradas “porque con lo otro solo no llegan”.
Estas preparaciones pueden llegar a generar algún ingreso “extra” en época de festejos pero “con todo lo que pagás de más por horas extras y gastos, lo que vendes para las fiestas no rinde. Te digo más, te conviene que no existan y que sea una semana normal”, afirmó Ottino. Realizó la salvedad y marcó la diferencia respecto de aquellas panaderías que tienen una gran capacidad de producción de mercadería y capacidad de ventas.