Jonathan Navarro viajó el jueves a Río de Janeiro para participar de las 12 horas de Brasil, pero desde su arribo nada fue igual a la primera vez. Violencia, tiros, malas noticias en la tv y más rodearon el ambiente Ultra en la previa y a pesar de que la competencia comenzó a disputarse, "la guerra entre favelas" impidió el normal desarrollo de la ultramaratón.
La ultramaratón internacional vivió días de incertidumbre en la Villa Olímpica de Mato Alto ya que días atrás un tiroteo entre favelas, en un nuevo capítulo de la guerra narco de Brasil, dejó un muerto y cinco heridos, además del cese del transporte público, la clausura de escuelas y la quema de siete colectivos.
Las represalias no se hicieron esperar y el sábado mientras los corredores habían dado comienzo a las diferentes categorías -24 y 12 horas- a pesar de que “un rato antes de que empezáramos, bajaron desde una favela a la pista para dispararle a los de otra favela”, se repitió otra situación violenta donde debió intervenir el Ejército y que terminó con la suspensión de la carrera.
“Las balas pegaban en todas partes, fue increíble el momento que se vivió” cuenta más tranquilo Navarro, en diálogo con Infoeme, que explicó que la Villa Olímpica de Mato Alto es la ´separación´ entre ambas bandas y agrega después “a las cuatro de la mañana se escuchó el primer tiro y empezamos a correr para resguardando porque éramos más de 100 los que estábamos girando en la Río Ultra y las familias”.
Afortunadamente y a pesar de innumerables daños materiales, ningún atleta resultó lastimado “aunque nos dijeron después que ese enfrentamiento dejó dos muertos” y desde la organización informaron la suspensión y realizaron la premiación con los resultados parciales de cada categoría.
“Cuando empezó todo a mí me faltaban 6 horas todavía de carrera, pero fue mucha la desesperación porque escuchábamos como las balas en el piso” rememora también el empleado de comercio.
Anecdótico será el resultado de las 12 horas de Río de Janeiro que lo consagró ganador en su franja etaria y quinto en la general porque un evento extradeportivo cobró mayor relevancia en su segunda prueba internacional: “Lo que viví es algo que no se lo deseo a nadie” sentenció desde Brasil Jonathan Navarro que durante varias horas se encontró resguardado por el Ejército del vecino país.