Mateo Díaz sumó sus primeros minutos en la Selección Argentina en el estreno nacional en su camino al próximo Mundial.
El básquet argentino volvió a vivir una postal entrañable en La Habana. En la tensión del debut rumbo al Mundial 2027, Mateo Díaz ingresó para jugar sus primeros minutos formales con la Selección Argentina.
Apenas cuatro, suficientes para repartir una asistencia, sacarse la ansiedad de encima y, sobre todo, escribir su apellido en una lista que atraviesa más de ocho décadas de historia: la de los dúos padre e hijo que vistieron la camiseta albiceleste. Su padre, Gabriel Díaz, lo hizo en el Sudamericano y en el Premundial de 1997, sumando 10 partidos y abriendo un camino que hoy continúa en manos de su heredero.
Mateo Díaz, nacido en Olavarría hace 23 años cuando su padre defendió la camiseta de Estudiantes tuvo sus primeros pasos con la naranja en Racing de Gualeguaychú, jugó en el ascenso nacional y luego pasó a Europa donde continúa con su carrera profesional.
Los Díaz representan uno de los linajes más fuertes del básquet nacional. De “Tompy” a Gabriel, y ahora de Gabriel a Mateo (y también Alejo, su otro hijo profesional), la familia sostiene una presencia constante en el alto nivel argentino y el debut del menor de los representantes nacionales fue con victoria por partida doble ante Cuba, en La Habana por 80 a 68 y en el “Templo del Rock” por 105 a 49.
En el plantel “albiceleste”, además, volvió a estar convocado el ex “Chaira”, Alex Negrette.