Los vecinos de Sierra Chica siguen conmocionados después de haber encontrado más de 30 perros, entre mascotas y animales sin hogar, con síntomas de envenenamiento.
Cartucho, un ovejero de seis años, es uno de los perros que murió. Ocurrió el lunes a las 10.20 en los brazos de su dueño, Gustavo Gregorini, quien lo quería como su “hijo”. El hombre lo había encontrado dentro una bolsa de nylon debajo de un puente cuando el animal tenía solo dos días de nacido.
“Era un perro trabajador, estaba todo el día en el negocio conmigo. Solo le faltaba hablar, era inteligente”, recordó en diálogo con TN y la gente.
El día que Cartucho murió, ambos habían estado en el comercio de pesca de Gregorini, un anexo instalado junto a su casa. Como era costumbre, el ovejero le hizo saber que necesitaba salir, así que el hombre le abrió la puerta y volvió a cerrar por el frío.
“Salí para hacer algo en la casa y me encontré esta aberrante imagen. No voy a quedar bien de la cabeza”, lamentó. Cartucho agonizaba en el patio. Le salía espuma por la boca hasta que murió minutos después.
Todavía sin poder asimilar lo que estaba pasando, Gregorini escuchaba gritos de espanto a su alrededor. Eran sus vecinos, que también habían sacado a pasear a sus mascotas sin imaginar lo que iba a ocurrir. “Desde la iglesia Santa Lucía, en las 14 cuadras de la calle empezaron a aparecer los perros. Algunos ya tenían una o dos horas muertos. Se ve que pasaron de noche a envenenar. Esto fue una masacre”, relató conmocionado.
En el pueblo hay grupos de mestizos sin dueño, pero insistió en que nunca mordieron a nadie. Además, muchos de ellos recibían alimento en la iglesia Santa Lucía o la carnicería ubicada en Vezza d’Oglio.
La familia Gregorini y todo el pueblo están de duelo, y esperan que se haga justicia. Por ahora, el hombre solo puede llorar a su mascota: “Cartucho sigue siendo mi hijo, está enterrado en mi patio y cerca de la ventana donde dormía”.
Fuente: TN y la gente