Alexis Grierson / @alexisdechillar
Con palabras de Alberto Fernández sobre la compleja situación del país por el coronavirus (y 15 días más de aislamiento social, preventivo y obligatorio), la famosa grieta sigue de pausa e incluso construye futuro: los que gestionan –aún con críticas- se imponen sobre los que tuitean. En paralelo, una actividad militante generó un sinfín de análisis. Incluso, de la relación Municipio-Provincia y Municipio-Nación, interesante en la construcción política del Intendente.
Salvo los chispazos, en una de las tantas charlas virtuales sobre la situación política en este contexto, el Ministro Daniel Arroyo señaló que ve futuro en la relación política entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta: “La crisis hacen racionales a los líderes”. ¿La razón? El quiebre social producto de la aguda situación económica. El concepto más claro fue “sacar la grieta de las políticas sociales”.
Fernando Straface, secretario general y relaciones internacionales de la Ciudad de Buenos Aires señaló en una exposición por Zoom, a su vez, que por el coronavirus “emergió lo mejor del sistema institucional y de nuestro sistema político. La democracia que ya lleva unas cuantas décadas tiene rasgos de consolidación que requieren de situaciones límites para emerger pero están ahí para ser usados cuando haga falta”.
Y atención con otra postura, más que interesante, de un dirigente que viene pidiendo pista hace algunas semanas, el ex presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. En una columna publicada en Infobae, señaló que desde la dirigencia política “tenemos la obligación, y al mismo tiempo la oportunidad, de construir puentes que nos vuelvan a poner sobre el camino”.
Desde su lugar, “no me cansaré de predicar, desde una profunda convicción, la cultura del acuerdo. Reivindiquemos el trabajo conjunto entre oficialismo y oposición, sin desdibujar –desde luego- los roles de cada uno”.
A pesar de las –entendibles- y profundas críticas, Horacio Rodríguez Larreta sabe perfectamente que si el coronavirus se expande aún más dentro de los barrios o conglomeraciones populares más postergadas, su capital político comenzará a desgastarse. Por una razón muy simple: que el coronavirus llegue a esos lugares parecía una suerte inevitable. Ahora, evitar mayores muertes (como ya quedó corroborado a nivel mundial) sí es algo evitable.
Y ahí está la pata floja del jefe de gobierno porteño. Embanderada, lamentablemente, en la muerte de Ramona Medina, comunicadora de La Garganta Poderosa y mujer que denunciaba, desde hace semanas, los riesgos sanitarios de las villas en Capital y en Gran Buenos Aires.
En materia política del gobierno nacional, de a poco (y aunque no considero que se deba hacer una comparación) apareció en dos oportunidades un paralelismo con el 2001. Si es cierto que aparece distinto: tanto Daniel Arroyo en dicha charla de Zoom como el presidente Alberto Fernández señalan que “se va a salir como sucedió en 2003” en referencia a la presidencia de Néstor Kirchner.
La épica de los héroes de Malvinas en el inicio de la pandemia a la epopeya de salir adelante cual 2003: la búsqueda de valores de unidad es uno de los motivantes del discurso del gobierno para sostener una situación que, por momentos, es insostenible: ciudadanos que hace dos meses que no salen de sus casas trae consecuencias de todo tipo, desde económicas hasta psicológicas.
El consultor político Juan Courel señaló esta semana por videoconferencia junto a Carlos Fara y Analía Del Franco que se busca un efecto épico y emotivo por el solo hecho de “fortalecer el cumplimiento y el sentimiento de comunidad en la sociedad”. Si se presta un poco de atención, estos discursos aparecieron en momentos clave: a inicios de la fase uno del aislamiento social, preventivo y obligatorio, y en momentos de negociación de la deuda externa. Courel dice que este tipo de discursos deben aparecer “cuando se necesita”. Y vaya si se necesita.
Consensos y “grietitas”
El intendente Galli ha tenido palabras muy positivas hacia Alberto Fernández. Una muy buena relación de trabajo, potenciada por un contexto tan adverso como lo es la pandemia. La relación deja dos líneas interesantes de analizar: por un lado, el fin parcial de la grieta. Por el otro, el acercamiento cada vez más claro entre Galli y el tándem María Eugenia Vidal - Horacio Rodríguez Larreta.
Esto último mostrando una interna del Pro más evidente y que tiene cada vez más futuro en el Jefe de Gobierno y la ex gobernadora. Galli se afianza en los dos sectores donde más cómodo se lo vio políticamente. Con un Macri que parece alejarse definitivamente de la posibilidad de volver a cargos electivos, el futuro del Pro (y de Juntos por el Cambio) empieza a tener visibilidad más allá de las rispideces internas y de un sector que inevitablemente buscará polarizar. Así, los dos “bandos” están cubiertos.
La relación de Galli con la Provincia es un tanto distinta. No le queda incómodo el mote de “albertista” al jefe comunal, pero algunos cuestionamientos en el armado del gabinete, en la forma de gobernar de Kicillof es donde se encuentran mayores diferencias. Que parecen ser ideológicas, no tanto por cómo se viene gestionando hasta hoy.
Incluso, desde la comuna se describió como una relación con “vaivenes” pero que en líneas generales es muy buena. Tal es así, que en el conflicto por Galli y el “tractorcito militante” hubo funcionarios muy importantes de la Provincia que mantuvieron contacto con el intendente y pidieron explicaciones por la versión oficial que circuló acerca de la falta de dinero del Consejo Escolar.
Como valor positivo se mostró a Augusto Costa, del Ministerio de Producción bonaerense. Curiosamente, es el lugar donde se encuentra Federico Aguilera, subsecretario de Minería. Se habló de “buena experiencia, manejo de gestión y gran capacidad de diálogo” para el joven Costa, que hoy por hoy se encuentra en un lugar importantísimo en el gabinete de Kicillof.
Desde el mismo sector también hubo palabras de elogio a César Valicenti, diputado provincial, quien trabaja en la construcción de puentes para que el Municipio pueda tener la ayuda que necesita en este contexto de crisis.
Pero las diferencias se ven en las cosas pequeñas: la ausencia de Galli en la visita de la ministra de Trabajo, Mara Ruíz Malec, fue justificada por “falta de combinación de agendas” aunque hubo acusaciones cruzadas tales como “no vino porque no quiso” y “no nos invitaron”. Fue, quizás, lo más visible en una relación que tiene idas y vueltas, pero que los mostró más “desencontrados” esta semana.
El tractor y la militancia
“No podemos hacer una gran historia de esto” indicaron durante la semana desde la política. Pero pasó. Porque de fondo hubo un debate mucho más interesante sobre la militancia y el peso de las respuestas.
Galli, funcionarios y “voluntarios” realizaron trabajos de limpieza en la ex Escuela Nacional, ubicada en el barrio Mariano Moreno. La foto más contundente fue la del intendente manejando un tractor, que se transformó en meme y recorrió todas y cada una de las redes sociales. Hasta el propio jefe comunal se hizo eco.
El tema pasó por dos puntos: una “fuente oficial” que indicó que el Consejo Escolar no contaba con el dinero para realizar el corte de pasto, una declaración de Galli que indicó que se trataba de una actividad militante, incluso comparada con otras que “pintan escuelas”.
La escalada fue rápida: quizás la chicana militante generó un subidón que finalizó en la intervención de la mismísima Ministra de Gobierno, Teresa García, que explicó a Infoeme cómo llega el dinero a los consejos escolares, que hay un fondo para estas tareas de mantenimiento –tales como cortar el pasto- y que cada uno realizará el juicio de valor correspondiente, pero que el dinero existía y estaba destinado para ello.
Desde el Municipio, en tanto, no desmintieron a García, más bien todo lo contrario: reconocieron que el dinero llega, por goteo, pero que el precio por cortar el pasto en la escuela era demasiado alto en torno al dinero que llega al Consejo Escolar, alrededor de 8 mil pesos por día: “cortar el pasto mediante un proveedor implicaba tres días de ese dinero que llega por goteo” y que esa situación movilizó la “actividad militante” del equipo del Intendente.
Voluntarios, militantes, imágenes y reclamos: la actividad generó un sinfín de acusaciones e interpretaciones vinculadas, también, al déficit que posee la comuna en materia económica. “Galli corta el pasto porque no tiene plata” fue una de las acusaciones. Incluso, un poco en broma pero otro poco diciéndolo en serio (y aclarando que no era una chicana) la Ministra de Trabajo puso como ejemplo de “changas cortadas por la pandemia” el corte de pasto. “Justo en esta ciudad… (risas)” expresó.
De fondo, el debate es mucho más interesante: el rol militante, la ayuda en las instituciones escolares, potenciada por una pandemia. La discusión es apasionante en cierto sentido: ¿es válida la comparación entre las actividades de La Cámpora vinculadas a pintar escuelas con una actividad de limpieza de pasto por parte del Pro? ¿Es válido relacionar el concepto “militancia” a un frente político que por lo general utilizó la terminología “voluntario”?
Con una variable no menor: estamos en medio de una pandemia. Que en Olavarría comienza a aflojar de a poco, pero que no tuvo, ni tendrá, grandes modificaciones al menos por ahora. ¿Cuánto faltará para que Olavarría ingrese en lo que se denominará como “nueva normalidad”? Por lo pronto bien vale el consejo: cuidarte es cuidarnos a todos, depende de toda la comunidad.