La segunda etapa del “Proyecto Mochi 2019” buscó “abrigar” a un niño o niña. La propuesta solidaria comenzó a principios de año con la intención de aportar los elementos necesarios para el inicio de las clases.
Al llegar el frío, las integrantes de la iniciativa invitaron a todos los que deseen colaborar a preparar abrigos calentitos para que niños y niñas puedan pasar este invierno sin frío.
A la campera de abrigo se le podía sumar otros artículos como gorros, bufandas, guantes, medias, etc. También se puede agregar algunos útiles ya que seguramente necesitaran reponer los utilizados durante la primera etapa de clases: cuadernos, hojas, biromes, lápices, gomas, etc.
Diana Brisioli, una de las integrantes del proyectó, habló con Infoeme y contó que “recién llegamos de “Rincón Felíz”, el tercer merendero, y más temprano estuvimos en “Manitos Sucias”. Nos quedan algunas cosas porque siempre aparece algún chiquito o chiquita con alguna necesidad y tenemos algún extra para poder responder”.
Si bien la respuesta en cantidad de personas que colaboraron fue un poco menor, “la gente respondió con muchísimo cariño. El saldo es realmente positivo. Llegas al lugar, las familias ya nos conocen, se animan y nos hacen comentarios. Y nos reímos juntos, eso es hermoso”, describió Diana.
En esta oportunidad lograron responder a la necesidad de abrigo de 125 niños y niñas.
Diana contó que aún quedan algunas prendas en muy buenas condiciones con las que llegarán a algún otro comedor, “ya no de forma personalizada, pero si para poder acercar un poco de ayuda”.
El proyecto persigue desde los inicios la intención de “sintonizar” con otros desde la empatía y el respeto, con el objetivo de hacer el mundo un poco menos desigual. Las organizadoras y quienes se suman a colaborar, preparan las prendas y los elementos que suman con detalle y cuidado.
La premisa de la iniciativa es pensar en el otro: “cuando vamos a hacer las entregas, les contamos que cada persona preparó eso para sus hijos pensando en ellos. Por ejemplo, una señora que nos ayudó en febrero y nos contó una historia muy sensible para nosotros, en esta oportunidad acercó un abrigo nuevo confeccionado por ella misma. Lo hizo con todo el amor y el cariño, compró la tela, la cortó, la cosió…”.
La intención de las integrantes del proyecto es continuar con la propuesta y crecer en el número de personas con las cuales colaborar: “Para nosotras es un camino que no tiene retorno”. Habrá Proyecto Mochi para rato.