“Familias Solidaria” es un grupo que se constituyó hace apenas un año. La iniciativa comenzó impulsada por tres familias cristianas a partir de leer una publicación en Facebook en la que un padre soltero pedía una salamandra. “Logramos conseguirla y a partir de ahí empezamos a ver que por la situación que estamos viviendo, se pedía ropa, alimentos y varias cosas”, señaló Carlos Ariza, uno de los integrantes.
Carlos relató a Infoeme el trabajo que realizan y afirmó que “decidimos empezar con ropa que es a lo que podemos acceder. Nos piden frazadas y colchones. Lamentablemente no tenemos los fondos necesarios como para solventar gastos más grandes, todos somos trabajadores y hacemos lo que podemos”.
“Todos somos trabajadores, ninguno tiene de más, solo lo justo. Nosotros somos cristianos, no hacemos esto bajo la bandera de la iglesia a la cual asistimos, pero como familias queremos ayudar y llevamos también un libro de esperanza”, indicó.
Respecto al funcionamiento del grupo contó que tanto las donaciones como los pedidos se canalizan a través de Facebook. Luego, ellos se encargan de realizar una clasificación y puesta en condiciones de la ropa donada, para poder entregarlas personalmente y en excelente estado.
“Tratamos de hacer ese trabajo y relacionarnos con las personas a las que les entregamos la ropa. Hoy en día contamos con alrededor de 120 familias que ayudamos. Nos juntamos los sábados a la tarde, preparamos la ropa, se la llevamos y tratamos de cubrir la mayor necesidad que se pueda en cuanto a vestimenta. Mas en esta época de frío, se necesita abrigo y calzado para niños principalmente”, detalló.
Es la gente que más necesidades tiene la que más da, aseguró Carlos.
La agrupación colabora con familias de los barrios Isaura, Lourdes, Villa Mailín y Nicolás Avellaneda. También envían donaciones a un asilo de la ciudad de Bolívar y han realizado colectas para El Impenetrable, Chaco. “Hay mucha necesidad en la calle, hay muchas familias que necesitan ayuda”, resaltó Carlos.
También han ayudado a comedores y merenderos de la ciudad. Carlos reconoció que “lo que menos puede donar la gene es alimentos, y esa es la mayor necesidad. Muchas cosas salen de nuestro bolsillo pero no podemos solventar todo”.
Por último, aseguró que la tarea de ayudar y pensar en los otros los fortaleció como familia: “Nos llena de alegría poder ayudar a los demás. Es una actividad que compartimos con nuestros hijos. Estamos todos en la misma tratando de pelearla como se puede”.