Carlos Rodríguez tiene la capacidad de desarrollar varios conceptos a la vez, la espontaneidad para explicar temas complejos y la experiencia de tantos años de charlas y capacitaciones brindadas en referencia a derechos.
Desde el inicio de CheSida -formalmente es de 2002 pero desde el año 1999 iniciaron distintas actividades- la primera demanda fue desde el campo de la educación. “Nos llamaban las escuelas para dar talleres de VIH, así de acotada era la mirada y cómo nosotros como programa arrancábamos a hacer nuestra experiencia”, recordó.
En los primeros años tuvieron que atravesar una fuerte crisis social y política, momentos de mucha energía puesta en el proyecto. “En mi caso personal era asumir el diagnóstico, hacerme cargo, iniciar el tratamiento, buscar ayuda, contención y ver que en la ciudad no había y era necesario crear algo. Era una decisión de transformar lo personal en político. Y de correrme del lugar más fácil y mas cómodo que era el de víctima”, afirmó Carlos.
CheSida en estos 20 años ha demostrado una voluntad de trabajo "donde no nos quedamos sólo en señalar la vacancia, lo que falta o lo que está mal, sino que junto a otros comenzamos a construir redes y a realizar trabajos hacia adentro”.
Entre los proyectos de este año se encuentra una iniciativa para sensibilizar en la atención a diversidad sexual al personal de salud de los equipos de la Dirección de Atención Primaria. La intención fue desarmar una heteronorma o una normalidad construida y avalada por la ciencia hace años.
“Tenemos que avalar, sostener y defender el efectivo cumplimiento de la educación sexual integral pero como Estado municipal también se hace necesario garantizar el acceso a la salud sexual integral, a los derechos sexuales y reproductivos de toda la población”, señaló. Algo que se desarrolla en el posicionamiento avalado por distintas organizaciones.
Ciudadanía sexual
“Lo que necesitamos es que las personas directamente interesadas comiencen a participar, ejerzan su ciudadanía sexual que es una categoría interesante para instalar en la agenda pública”, afirmó Carlos.
Ter una ciudadanía sexual implica no posicionarse sólo desde la demanda de víctima sino desde la cuestión de que “los derechos se toman y se ejercen”.
En este contexto, algo que les preocupa como organización es “que el Intendente no vete la asignación de recursos al Programa Municipal de Salud Sexual y Reproductiva, porque si no vamos a tener una ordenanza con una letra muy buena pero que en la práctica no va a dar resultado”, expresó.
Los recursos que se asignes pueden servir para pensar en conjunto con especialistas y organizaciones en qué se van a utilizar, cuáles serán las líneas de acción y “no diseñar política pública solo desde los despachos oficiales”, afirmó.