Entre enero y julio pasado, el consumo de leche fue de algo más de 1.184 millones de litros contra 1.240 millones de igual período anterior.
La principal baja en ventas en el mercado interno se produjo en el ítem leche refrigerada, que se contrajo 22,1 por ciento hasta los 348 millones de litros en comparación con los 446,7 millones de litros consumidos en los primeros seis meses de 2016.
En tanto, el consumo de quesos rallados, en polvo, fundidos y otros bajó 35,1%; el de manteca retrocedió 18,8 por ciento; y en las leches chocolatadas o saborizadas la merma fue de 9,7 por ciento.
Por el contrario, se registró un aumento en el consumo de quesos de muy alta humedad, que creció alrededor de 265 por ciento -al pasar de 7.291 toneladas a 26.612 toneladas-, una mejora explicada por "una recategorización de productos y no por un incremento de ventas".
Fuente: Ámbito