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Algo no se respondía con lo habitual el lunes pasado, justo en el límite derecho de la última fecha de la platea carbonera, mientras Ferro goleaba a Liniers por el Argentino B. Primero los rasgos faciales, después las vestimenta y -más cerca de ellos- una inabordable forma de comunicarse.
Entonces la curiosidad periodística pudo más. Siempre hay a mano un “¿where are you from?†(de dónde sos), con la expectativa de que aparezca una respuesta corta e inteligible en inglés o algo de castellano.
La respuesta llegó en lengua de Cervantes. Jan Gruszecki, en ese castellano rotundo que suelen expresar los alemanes, contó que junto con sus compañeros Katherina Bode y Christian Piarowski viven hace dos años en Buenos Aires y trabajan para una la revista alemana “Pasión Latinaâ€, que cubre la forma en que se siente el fútbol por etas tierras.
Katherina y Christian son de Dortmund (“e hinchas del puntero de la Bundesligaâ€, acotó Christian); Jan nació en Rostock, la ex Alemania Democrática, y simpatiza por el Hansa, que supo jugar en primera división y ahora navega por la tercera categoría de fútbol germano.
“Miramos por internet, vimos que había un partido en Olavarría y nos vinimos en auto†contó Jan, al tiempo que lamentó no poder quedarse (a no ser que hayan cambiado los planes) cuando se enteró de que este martes Racing y Alvarado juegan el partido más caliente de esta zona en el Argentino “Bâ€.
Estuvieron en todos los clásicos grandes del país; vienen de ver en los últimos meses el derby salteño del Argentino “A†(Juventud Antoniana - Central Norte); Central Córdoba de Santiago del Estero - Crucero del Norte de Misiones; Talleres de Perico – Policial de Catamarca en el Argentino “Bâ€.
Van a estar en la segunda final de la Copa Sudamericana entre Independiente - Goias, en Avellaneda, y seguirán camino para volver al Argentino “B†con el partido entre Racing de Córdoba Alumni de Villa María.
“Ustedes los argentinos tienen una manera muy especial de ver el fútbol†afirmó Jan, mientras Katherina y Christian asentían con la cabeza, y siguieron viendo encantadísimos un partido que no los aburrió para nada, en un exótico punto de la pampa gaucha.