“Mi papá manejó información sensible y la sigue manejando”, afirmó. “Estuvo en un circuito donde hubo bebés que luego fueron restituidos. Formó parte de distintos engranajes de la maquinaria represiva. Tiene información, de eso no hay dudas. Y seguir silenciándola es un daño actual que sigue produciendo”, dijo Analía en una entrevista que concedió a Alejandro Bercovich, en Radio con Vos.
Kalinec fue condenado en 2010 como partícipe necesario de secuestros, tormentos y homicidios en los centros clandestinos del circuito ABO. Era conocido por las víctimas como el “Doctor K” y fue señalado, entre otros crímenes, por su rol en la aplicación de inyecciones a detenidos antes de los llamados “vuelos de la muerte”.
Su hija Analía Kalinec integra el colectivo Historias Desobedientes, conformado por hijas e hijos de represores que repudian públicamente los crímenes cometidos por sus padres y reclaman memoria, verdad y justicia. Su padre fue a la justicia para repudiarla y desheredarla por eso.
La libertad condicional fue concedida tras un fallo dividido de la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal, que revocó una decisión previa del Tribunal Oral Federal N.º 2, que había considerado que no estaban dadas las condiciones para liberar al represor.
Un clima de época
“Esto no ocurre en el vacío”, sostuvo Analía Kalinec. “Hay un clima de época, un discurso negacionista que baja desde el poder político y que impacta en la justicia ”.
Kalinec vinculó la liberación de su padre con un contexto más amplio de retrocesos en las políticas de derechos humanos, marcado por un gobierno al que definió como negacionista y por gestos simbólicos fuertes, como la visita de legisladores oficialistas a represores presos o la designación de un militar como ministro de Defensa por primera vez desde el regreso de la democracia.