El presidente Javier Milei viajará a Brasil para participar de la cumbre del Mercosur que se realizará el próximo 17 de diciembre en la ciudad de Brasilia. El encuentro se instalará como antesala inmediata de la firma del acuerdo entre el bloque sudamericano y la Unión Europea (UE), prevista para el 20 de diciembre en el mismo país.
La administración nacional considera que el viaje marcará un punto relevante dentro de la agenda exterior del Gobierno. En ese marco, el jefe de Estado libertario buscará mostrar compromiso con la inserción global que promueve desde su campaña, a pesar de los rumores de desavenencias propias con el acuerdo que los socios del bloque gestan desde hace años.
Por su parte, el oficialismo brasileño confirmó que la rúbrica del tratado con la Unión Europea se concretará después de más de dos décadas de negociaciones intermitentes. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva prepara la ceremonia como un cierre político de su presidencia “pro tempore” y como un mensaje de liderazgo regional.
En tanto, los gobiernos de la región destacaron que el acuerdo puede crear una de las áreas de libre comercio más grandes del mundo. De hecho, los líderes integrantes del Mercosur remarcaron que el bloque sudamericano alcanzaría un mercado de más de 700 millones de personas con un volumen económico de escala global.
Frente a este escenario, la actual conducción nacional analiza el impacto del tratado sobre sectores sensibles de su economía, aunque desde el Ejecutivo reconocen que la apertura a Europa puede diversificar exportaciones. En ese sentido, la presencia de Milei en Brasil incorpora un componente político adicional por la relación tensa que mantiene con Lula da Silva.
El Gobierno brasileño espera que la delegación argentina contribuya a mostrar cohesión interna dentro del Mercosur. Por caso, la administración de Lula busca evitar señales de fractura y apuesta a una imagen de respaldo regional pleno en la recta final del proceso.
Por otro lado, los sectores industriales de los países que integran el bloque mantienen ciertas objeciones por las asimetrías tecnológicas frente a Europa. En la misma línea, los gobiernos europeos con fuerte peso agrícola, también sostienen reservas por la competencia de los productos sudamericanos, lo que deja interrogantes sobre la implementación final del acuerdo.
Finalmente, el cierre del año ubica al Mercosur en un punto de inflexión previo al cambio de presidencia que recaerá en el mandatario de Paraguay, Santiago Peña, durante los próximos meses. En esta oportunidad, los gobiernos participantes llegan a la cumbre con cierta cautela, mientras reconocen que la firma del tratado abrirá una nueva etapa regional que exigirá inversiones, nuevas regulaciones y mayor competitividad.