Escoltada por sus hijas se puede llegar a la casa de Sara Molina, ubicada en uno de los pueblos rurales de Olavarría: Espigas, sobre la cuadra de la Escuela Primaria N°30. Mientras nos acercamos, ella con su bastón a un lado, acomoda las flores de su jardín, con el último impulso de luz del atardecer.
Rodeada de nuevas visitas, con un movimiento atípico de fin de semana para el pueblo, pregunta por qué a ella, qué tiene ella para que llegáramos hasta allí. Sara participó de la muestra de fotografía "Soy, somos y seremos Mujeres Rurales" que realizó Mujeres Rurales en Red durante 2022 y que recorrió Museos Municipales e incluso eventos locales.
En la fotografía de la muestra, Sara con su avanzada edad está hachando leña. "La agarré distraída y le tomé la foto, después la mandamos. Ella sabe que estuvo en el celular y que le dieron saludos por redes sociales, pero no mucho más", reconoce una de sus hijas en la caminata que nos lleva a la casa de esta mujer.
Asombrada y sin tener dimensión de lo que provocó su imagen, con sobrada lucidez reconoce: "Trabajé toda mi vida, ahora no puedo hacer mucho por mis rodillas, pero soy una mujer rural". Sara tiene 84 años y mientras comparte su historia con este medio, sus manos repletas de tierra sostienen un cuchillo con el que trasplanta las flores que le llegaron minutos antes para completar su jardín.
La historia de Sara es la de muchas mujeres rurales que, a lo largo de su vida, se dedicaron a las tareas rurales y al cuidado de sus hogares sin lograr reconocimientos y que, a su avanzada edad, continúan con las actividades en busca de no perder su esencia o bien, mantener eso que les da vida.