El precio de los alimentos volvió a poner presión sobre la inflación durante agosto y, según estimaciones privadas, se mantiene por encima de la barrera del 3 por ciento mensual. Los alimentos y bebidas alcohólicas constituyen una de las principales preocupaciones para el Gobierno, que aún no logró ponerle el freno esperado.
Según los datos del INDEC, hubo un incremento del 3,4 por ciento en julio, por encima del nivel general del Índice de Precios al Consumidor, que para ese entonces fue de 3 por ciento. De esta manera, se alcanzó un nivel interanual del 56,4 por ciento, superior al nivel general de 51,8 por ciento.
Según los datos aportados por la consultora LCG, especializada en macroeconomía y política, la suba de alimentos a lo lardo de agosto escaló a un 3,2 por ciento, impulsada por panificados, condimentos y bebidas.
El ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, atribuyó a los efectos de la pandemia la suba de precios en artículos de primera necesidad como la comida y confió en que durante agosto la inflación sería “más baja que en julio”, aunque admitió que por cuestiones de estacionalidad puede haber “algún mes en el cual suba”.
Con el dato inflacionario de julio, del 29,1 por ciento, quedó en el pasado la proyección realizada en el Presupuesto por el ministro, que había estimado ese número para todo el 2021. Desde la Asociación Consumidores Libres calcularon que solo en las primeras dos semanas de agosto la canasta básica de alimentos tuvo un aumento del 1,42 por ciento, mientras que desde enero la suba acumulada llega al 34,95 por ciento. (DIB)