Matías Ezequiel Martínez, el policía acusado de cometer el femicidio de Úrsula Bahillo, se declaró culpable en otra causa que tenía por violencia de genero hacia una de sus exparejas. Este jueves 18 de febrero accedió al pedido de la fiscal junto a su abogado, en el juicio realizado en los tribunales de Junín.
Según detalla el diario Perfil, Belén Miranda confirmó en su cuenta de twitter que Martínez, su expareja a quien denuncio por violencia de género en 2017 “se declaró culpable”.
En el juicio que se desarrolló en el Juzgado en lo Correccional 1 de Junín, el propio acusado reconoció el hecho y su defensa accedió al pedido de la fiscal Fernanda Sánchez. En los próximos días se espera que Martínez sea condenado por “lesiones leves calificadas y amenazas calificadas”, en perjuicio de Belén Miranda, una de sus exparejas.
En 2017, a partir de la denuncia realizada por Belén Miranda, Martínez quedó imputado por los delitos de “lesiones y amenazas”. Belén es una de las exparejas de Martínez que se había contactado con Úrsula antes de que sea asesinada.
Previo a la audiencia prevista este jueves, Miranda había publicado en Twitter que “llegó el día más esperado, tengo los sentimientos encontrados. Quiero verlo y ver si tiene el valor para mirarme en la cara el hdp. No hay que odiar ni desearle la muerte a nadie, pero a él lo odio y deseó que se muera pero que sufra mucho y pague por los daños que causo”.
Fue ella misma quien relató en varios medios de comunicación la relación violenta que tuvo con Martínez hace cuatro años, a quien además acusó de ser un “protegido” de sus compañeros policías y recordó el día que el la golpeó y amenazó con un arma.
En este contexto recordó que Martínez llegó un mediodía a buscar su almuerzo y se dio cuenta de que uno de los hijos de Belén se había orinado en la campa, frente a esto empezó a gritar y cuestionar por qué los chicos tenían camas, a lo que la joven respondió que si no le gustaba que se fuera.
Belén contó que la respuesta de Martínez fue agarrarla del cuello y tirarla contra una pared y luego contra la cama, y una vez que ella estaba en el suelo, sacó su arma reglamentaria y la amenazó con matarla o con suicidarse, mientras simulaba con la pistola, según detalló Perfil.
"Yo empecé a gritar, mis hijos fueron testigos de todo lo que pasó, y cuando intenté agarrar mi celular me pegó una trompada, me sacó el celular y se inclinó para mirar por el pasillo, ahí lo empujé y cerré la puerta, pero como tenía todo abierto entró por la ventana", expresó.
Martínez continuó amenazándola de muerte, por esto es que Belén, en cuestión de segundos, logró escapar junto a sus hijos a la casa de su hermano, quien a veces le dejaba las llaves de su vivienda, ubicada frente a la suya, con un patio de por medio.
"No sé cómo hice para escaparme de ahí pero me metí en la casa de mi hermano, y uno de mis nenes me dijo que nos escondiéramos en el baño, porque si nos veía nos iba a matar. Fueron segundos, esperé y él se fue como si nada hubiera pasado, cuando llegué a hacer la denuncia, él me estaba denunciando a mí", afirmó, y luego indicó que los compañeros policías de Martínez, lo metieron en un calabozo para "resguardarlo" porque su familia había salido a buscarlo.
Belén agregó que Úrsula, sabía que ella lo había denunciado y tres días antes de ser asesinada se comunicó por Instagram con ella para pedirle una conversación personal. Es así que durante la noche se encontraron y charlaron al menos una hora.
"En ese tiempo le llegaron como 100 mensajes de él, preguntándole qué hacía conmigo, diciéndole que la iba a matar, ella tenía todas las pruebas", sostuvo Belén y recordó que antes de despedirse, Úrsula le dijo: "Si me pasa algo, ya sabés quién me mató".
El caso de Úrsula
Por el asesinato de Úrsula, Martínez está detenido en la Alcaldía Penitenciaria de Junín acusado del delito de "femicidio agravado por alevosía y ensañamiento". Al momento del hecho, este policía bonaerense se encontraba de licencia con carpeta psiquiátrica.
El lunes 8 de febrero Úrsula fue encontrada alrededor de las 20.30 asesinada a puñaladas entre unos pastizales en un campo ubicado a la altura del paraje Guido Spano, a unos 13 kilómetros de Rojas, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires.
Fue el propio tío del imputado quien dio alerta al 911, luego de hacer referencia a que creía que su sobrino había matado a una joven porque éste le confesó en un llamado que "se había mandado una cagada".
Cuando la policía arribó al lugar halló a la chica asesinada y al hombre malherido, debido a que después del crimen se clavó el arma homicida en el abdomen, e intentó escapar a pie por los pastizales, pero fue reducido y quedó apresado.
La declaración toma notoriedad luego del femicidio de Úrsula ya que la adolescente que fue noticias días atrás denunció en varias oportunidades a su exnovio por amenaza.