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La semana política: la nueva ingeniería del voto olavarriense

Galli quiere los votos de los ausentes, del NOS, y de lugares que le permitan tener una diferencia más cómoda. Aguilera busca sumar votos de más desencantados y surfear la ola nacional y provincial. Eseverri quiere los votos de Galli, pero si puede rasguñar de todos lados, mejor. Al final, era la economía: Macri apunta los cañones adonde siempre criticó para apalear la crisis. En otras palabras, ¿Macri se apunta a sí mismo? La sensación del final.

Alexis Grierson

@alexisdechillar

 

Para muchos es el momento del parate, analizar, barajar y dar de nuevo. Para otros, la carrera nunca se detuvo. Incluso, para otros, la carrera se intensifica a niveles insospechados. Tras la cuasi debacle económica, la campaña volverá a meterse, muy de a poco, en la vida de los olavarrienses. Pero con otra intensidad, y con otra mirada. Repasemos, la ingeniería del voto de nuestra ciudad.

 

Los votos no se trasladan, claro. No es automático y mucho dependerá de qué suceda de aquí en más. Faltan dos meses y, en el medio, puede pasar cualquier cosa. Incluso, una casi utópica remontada de Macri y Vidal. Pero más allá de eso, es interesante comenzar a vislumbrar los análisis de las fuerzas para tratar de quedarse con la intendencia, o al menos con un resultado que los deje bien parados de cara a lo que viene.

 

Comencemos por el ganador de las PASO, Ezequiel Galli. Más allá de su victoria, un tanto ajustada, el golpe de la derrota de la Provincia y la Nación se sintió fuerte. No era, para nada, el escenario ideal. De todos modos, la intención de retener el Municipio está completamente intacta. Sí, con alguna reconfiguración, pero la confianza sigue siendo la misma.

 

 

En este sentido, se adelantó a Infoeme que la búsqueda pasará por algo similar que plantearon tanto en el país como en la Provincia: comenzar a buscar a los que no fueron a votar. ¿Tarea sencilla? No, para nada. Pero las diferencias son tan cortas y el voto a voto tan importante, que la historia, para todos los candidatos, será de a uno. Y con mucha paciencia.

 

Además del que no votó en agosto, los cañones apuntan a otro votante: el del Frente NOS, que no logró superar el filtro de las PASO aunque obtuvo el 1,11 % de los votos, que son casi 1000 sufragios a favor de Mariano Lara. Teniendo en cuenta que la diferencia entre el candidato de Juntos por el Cambio y Aguilera, del Frente de Todos, es de 2.500 sufragios, son pasos para comenzar a alejarse y afianzar una diferencia que, hoy, es bastante endeble.

 

Ni que hablar del “peso” que representará hacer campaña con un Macri y una Vidal de “capa caída” que si bien buscarán sumar votos y tratar de pararse de otra manera (sobre todo el actual presidente, que puede apostar por la heroica de un balotaje) la tienen prácticamente perdida y solo buscarán cerrar (aunque lo nieguen) un aceptable segundo lugar. En ese lugar se moverá Galli.

 

Tiene una pequeña ventaja en todo este escenario complejo: Vidal ganó la PASO en Olavarría, y le permite tener otra cintura para encarar la campaña de septiembre a octubre. Y una ventaja que no es pequeña, la del Estado. Galli es el gobierno y, más allá de las críticas, todavía no llegó a su etapa de comenzar a proponer y plantear la idea que imagina de cara a los próximos 4 años. ¿Localizará la campaña? Eso sería jugar el juego de Eseverri, pero despegarse de Aguilera. Por ahora, es una de las posibles estrategias. La gestión, las obras y lo que vendrá será lo fuerte.

 

 

Hablamos de Aguilera, ¿qué pasa con el candidato del Frente de Todos local? Bueno, otro escenario: en levantada, desde el espacio saben que el viento a favor los puede depositar en el Palacio San Martín. Ni que hablar con los desaciertos del gobierno nacional, con el llamativo posicionamiento (incluso de Macri) de Alberto Fernández como el próximo presidente, y la contundente victoria de Kicillof sobre Vidal.

 

El empuje lo muestra como candidato firme, y con chances. Aunque faltan dos meses. “Vamos a tocar puerta por puerta a todos los vecinos del Partido hasta el 25 de octubre a la mañana” dijeron desde el espacio. Ya se notó ayer con las primeras salidas, masivas por cierto. “Queremos obtener una victoria contundente” agregaron.

 

 

Tienen un lugar para explotar: los 5 mil votos de Alberto Fernández que no fueron a Aguilera y eligieron otro candidato a intendente. Es curioso, pero son muchos votos a recuperar. Por la ingeniería de la elección, pareciera que ese corte fue casi completo a José Eseverri (Consenso Federal) y octubre será otra historia: ¿volverán a Aguilera? ¿Apostarán al joven candidato que está muy cerca de ser intendente?

 

En la semana, el candidato del Frente de Todos se reunió con Axel Kicillof, que prometió otra visita a la ciudad en la campaña y, además, señaló que se logró un gran resultado. Aguilera-Kicillof siguen haciendo un tándem de campaña y será el pilar de la próxima campaña. Con la incógnita, claro, del arrastre que pueda generar Alberto Fernández. Todos, en el escenario de hoy, 25 de agosto, en alza.

 

 

Una curiosidad: quien salió fuerte a apoyar a Aguilera post PASO fue Guillermo Santellán, del CECO. En tiempos donde estuvo un poco alejado en términos locales del Frente de Todos (sobre todo después del cierre de listas) el acompañamiento dejó en claro que la frase “es con todos” está cerca de hacerse más realidad. El “queremos los votos de todos” ¿será también con José Eseverri?

 

 

Bueno, eso está por verse: en los comentarios que realizaron referente a Infoeme hay una mirada. Pero en el análisis discursivo hay claramente otra. Eseverri sabe del acompañamiento de los votantes de Alberto Fernández con su fuerza (Consenso Federal). Tanto, que sacó muchos más votos que Lavagna y Bali Bucca en Olavarría. Si, fue tercero y quedó lejos de los dos primeros. Pero en su análisis, hay cuestiones positivas.

 

 

Desde aquí seguimos planteando que el escenario lo expone a perder algunos puntos de cara a octubre. Bueno, Eseverri hará todo por impedirlo: “queremos retener lo que logramos y sumar, de todos lados, para ser una verdadera alternativa de gobierno” señaló el eseverrismo a Infoeme. Eso incluye, claro, al votante de Aguilera.

 

Hubo señales positivas, en paralelo. En reuniones donde esperaban menos militantes, hubo más. Donde esperaban menos respuestas, hubo más. La tropa se reorganiza de a poco pero con mucha firmeza.

 

Ahora, si nos trasladamos a lo que sucede en lo discursivo y público, Eseverri tiene un rival: Ezequiel Galli. La ingeniería del voto nos dice que Eseverri y Galli tienen perfiles de votantes bastante similares. No es casual, claro, que en el centro de la ciudad el Intendente haya ganado y el ex jefe comunal sea el segundo. Desde el espacio, más allá de la intención de sumar votos de todos los sectores, saben de esta similitud y le irán a pelear el voto a Galli.

 

 

Ahora, ¿y si dividen y terminan favoreciendo a Aguilera? Bueno, eso es tema de aquí a dos meses. Hoy, la estrategia es esa. Tal es así, que las frases son mucho más duras que en las PASO. La última es de Eseverri que dijo que “tenemos un Intendente que no entiende la realidad”.

 

Finalmente, lo que también se adelantó que ahora será Eseverri, Eseverri y Eseverri. Ganará fuerte presencia (una aún mayor) y tras unos días de descanso pos PASO, ya mantuvo varios encuentros con vecinos en los barrios y en distintos puntos de la ciudad y el Partido. Los candidatos a concejal tendrán otro rol. La figura central, por excelencia, será la del candidato a Intendente.

 

El Frente de Izquierda será la cuarta fuerza que estará en las elecciones de octubre y lleva a la única candidata mujer, Yessica Almeida. También, claro, son los más modestos: saben que el peso electoral de los tres candidatos es importante y buscarán sumar apoyos que les permitan que Carlos Gil sea concejal y tenga un lugar preponderante en el Concejo Deliberante. Un HCD bastante novedoso, con una renovación del 90% con seguridad.

 

Otra vez están en una situación ventajosa: aquellos desencantados de los espacios políticos que protagonizan la elección (tanto Galli, como Aguilera y hasta Eseverri) son los apuntados para acompañar la propuesta de la Izquierda, que necesitará (si nos basamos en los números de las PASO) de poco más de 6.300 votos para tener chances de lograr una banca en el cuerpo deliberativo. Todo un trabajo de aquí en más.

 

En el medio, volvió el “Macri kirchnerista”. Para sorpresa de muchos, lanzó medidas para apalear la crisis (sobre todo la de la última corrida del dólar, que habría sido generada por la no intervención adrede del gobierno) vinculadas a “mover la cadena comercial” quitando el IVA de productos, reforzando en áreas sociales, entre otras cuestiones.

 

 

Lo que nadie se esperaba de la quita del IVA es el descalabro económico para las provincias, que ya salieron a pedir que se tome una medida con sus arcas porque pondrían en riesgo la estabilidad de los territorios. Tanto, que Vidal iba a anunciar medidas de similar índole para “cuidar” a los bonaerenses y tuvo que frenar todo dada esa variable. Sin decirlo (o bueno, de a poco se dice más) lo que se hace para mejorar, termina generando el efecto contrario.

 

Con un agregado: de por sí, que el gobierno tome medidas es para celebrar, sobre todo por los sectores que realmente la están pasando mal y tienen un pequeño (muy pequeño) alivio. Ahora, por las fechas, y por los discursos: ¿no queda demasiado claro que son medidas económicas electoralistas? Sí, está claro que todo es electoral, más la gran mayoría de las medidas de estos tiempos, y no solo con estos gobiernos. Pasó siempre. Pero cuando se escucha a Macri, ¿no queda demasiado evidente esta premisa? Así parece.

 

El constante diálogo con Alberto Fernández, el pedido de ayuda, los diálogos entre dirigentes como Frigerio, Monzó y demás, hacen ver el final de Macri como una realidad. Las siguientes semanas (esperemos que de calma) serán claves para configurar la campaña y ver qué es lo que sucede. Pero hoy, con este escenario, el cierre del gobierno de Macri en estos cuatro años parece un hecho.

 

Vidal, al menos, hizo otra autocrítica y saldrá a pelearla distinto. Con una diferencia distinta (y más difícil de remontar, dado que no hay balotaje) pero la sensación de dejar una buena imagen como segunda de Kicillof, más cerca en los porcentajes, y rearmada en la Legislatura se hace evidente con cada declaración.

 

Igual falta mucho, son dos meses. Y, como dijimos al principio, puede pasar absolutamente cualquier cosa.

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