La Noche de los Lápices es el nombre con el que recuerda el nefasto episodio en el que diez estudiantes de escuela secundaria fueron secuestrados el 16 de septiembre de 1976- seis de ellos posteriormente asesinados - por agentes de la dictadura militar.
Los jóvenes militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y en la Juventud Guevarista y habían participado en actividades en reclamo al Boleto Estudiantil Secundario.
Luego del secuestro los estudiantes fueron transferidos de un centro clandestino a otro. Solo cuatro sobrevivieron, mientras que los otros seis se suman a la larga lista de desaparecidos durante la dictadura.
El centro de detención el Pozo de Banfield, fue el último lugar donde fueron vistos con vida.
En la ciudad de La Plata, donde tuvo lugar el hecho en 1976, miles de jóvenes marcharon el sábado para protestar contra el ajuste presupuestario en la educación. También hubo protestas en otras ciudades del país.
En nuestra ciudad, en el marco del Festival por la Educación Pública, una de las actividades hizo referencia a esta fecha y el parque se pobló de lápices como una forma de visibilizar el terrible episodio.
Con consignas como “Con hambre no se puede estudiar”, las organizaciones estudiantiles y de docentes denunciaron el desfinanciamiento de las universidades públicas, la falta de presupuesto para la infraestructura, el secuestro y tortura de Corina del Bonis y repudiaron las muertes de Sandra y Rubén.
El arte, ha sido como en muchas otras tragedias, una forma de canalizar este tipo de hechos. Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, escribió el poema “Los lápices siguen escribiendo” dedicado a Claudia Falcone, una de las secuestradas. El título se hizo bandera.
Hoy me he quedado inmóvil observando en el recuerdo
el beso que se estrellaba en el muro.
Flor o acero. Ni ángel ni des ángel.
Sólo la verdad desnuda.
La voz es un reclamo de amor y un instante duro.
Pero las manos no pierden el momento de tus manos.
¿dónde estás, en qué tiempo, en qué mundo te encuentro?
¿Hasta dónde estiro la mirada para verte?
Si me dieras una señal, el próximo 31 de diciembre
me llegaría hasta vos.
No creas que no te busco, no me olvido,
pues no hubo adiós; nos dijimos hasta luego.
Por favor, que las aguas del mar te traigan hasta mí.
O la soledad del otoño,
o las flores de la primavera.
Como quieras.
Pero no dejes de volver a lo que soñamos.