Hace una semana, un intento de saqueo en un supermercado chino ubicado en Alberdi y Necochea conmocionó la ciudad. Se habló de medio centenar de personas que intentaron ingresar al supermercado para sacar comida, actitud que fue impedida por la policía.
En ese contexto, María Rodríguez (MP Dignidad), Ayelén Aguirre y Gabriela Spinelli del Barrio Coronel Dorrego, Roxana Acosta de Un sí por los chicos, Sebastián Ferrer del barrio Nicolás Avellaneda y Emiliano Llorente de MTE-CTEP, dialogaron con Infoeme en torno a la más que cruda situación en algunos barrios de la ciudad.
Lamentablemente, la palabra “hambre” es un concepto común. Y piden medidas urgentes. “Lo que pasó el otro día en el barrio es una demostración de las políticas de este gobierno. Si esto no cambia, será peor. El estancamiento económico genera que en el barrio se terminaran las changas y que la poca plata que ingresa no alcanza para nada” señaló Emiliano en primera instancia.
Tras ello, explicó que ”después de lo que pasó el intendente salió a decir que los que están pasando por una situación compleja no es necesario que se sumen a estas convocatorias al delito. Y desde el Municipio tienen las herramientas para abordar las necesidades de las familias”. Con todo este contexto, este grupo de personas propuso un relevamiento de familias en estos barrios de la ciudad. “Necesitamos que se resuelva ahora. La gente tiene hambre hoy. No podemos esperar que una asistente social venga a certificar la pobreza. Nos gustaría generar una mesa donde estén funcionarios y comedores”.
Ayelén Aguirre, en tanto, señaló que estuvieron en el barrio al momento del intento de saqueo. “Fue feo, se sintió feo, se vio feo. Pero lo peor fue el accionar de la policía. Si querían proteger este lugar para que no entraran, podrían haber hecho un cordón, otras cosas. Pero entraron al barrio y tiraban balas de goma para cualquier lado. No es que eran “los negros del Dorrego”: era gente que pedía pañales para los chicos, leche, pedía paquetes de fideos”.
El primer dato alarmante fue que en un día de relevamiento, señalaron que “hay 31 familias anotadas en el barrio con necesidades. Básicas, no sólo la comida: trabajo, una frazada, un colchón. Que vaya a la asistente social y le dé importancia. Siempre tienen el no por delante. Estamos reclamando algo justo para la gente del barrio. Que es que el Estado se haga cargo de lo que se tiene que hacer cargo. Porque de la Alberdi, para atrás, la gente no existe”.
María Rodríguez contó que trabaja con los barrios Isaura, Matadero, Belén, Eucaliptus. “Y no hay trabajo. El que trabajaba de peón de albañil se la bajó la obra, así que tuvo que sacar personal, hubo gente que quedó afuera. La changa se terminó, la gente no corta más el pasto en la vereda. Esas cosas se ven después de la familia. Por eso hace falta leche, pañales”.
Gabriela Spinelli, por su parte, relató que en el barrio 4 de octubre “no es tan terrible la necesidad”, colaboran con el merendero “Un sí por los chicos” y “el merendero se vio involucrado en el tema del saqueo. No nos trajeron nada, pero nada. Un vecino que tiene un almacén nos donó la leche y las galletitas” y criticó a todo el arco político dado que nadie se acercó a dar una mano.
“(Los vecinos) no están buscando ni planes, ni nada. Quieren vivir dignamente. Yo no tengo nada contra Galli. Yo quiero que si el Estado le toca administrarlo a él, que vea las reales necesidades. No es contra Galli, estamos pidiendo ayuda”.
Y volvió con algunos casos: “un nene se tomaba de a vasos de leche. Lo único que se vio esta semana es seguridad, policía a las calles. Y tenemos nenes chiquitos durmiendo en el piso. Uno trata de acompañar, pero ¿cómo se contiene a la gente? Esta situación incita a la violencia. Porque no hubo respuesta”.
Llorente insistió en que “queremos resolver el tema de la comida ya. Y después armar una mesa con organizaciones sociales y comedores, para ver cómo seguimos para dar respuesta a esta crisis que no la generamos nosotros. Y que si no cambia va a ser peor”.
Roxana Acosta se lamentó porque “Lo triste es que nos tengamos que reunir por esto. Tenemos que armar los comedores porque los chicos tienen hambre. El chico tiene que comer en su casa, tiene que haber trabajo. Acá hay gente que realmente la está pasando mal y no está siendo contenida. No hubo respuestas.”
También dejaron más que en claro que “estamos totalmente en desacuerdo con ir a reventar un supermercado. Que expongan a los hijos. Pero nos dijeron que hace días que no tienen nada. No quedan ni cáscaras en las plantas para calentar. A muchos les sacaron hasta las garrafas sociales”.
Sebastián Ferrer señaló que en el barrio Nicolás Avellaneda “hay cada vez más necesidad. Y esto lleva a los vecinos a trabajar cada vez más. Hay mucha gente que te traen fotocopias de documento y te piden trabajo. A veces se consigue algo y se les da. El problema del alimento pueden salvar uno o dos días, pero ¿después? Hay mucha gente despedida que quizá trabajó toda su vida de eso y ahora no sabe qué hacer, o aprende pero no rinde, o no lo toman”.
“En el barrio salen todos con bordeadoras a cortar pasto, en toda la ciudad. Y no todos podemos pagar para que nos corten el pasto”.
Una situación cruda es la mala alimentación de los niños: “con la aparición de los merenderos se nota el cambio en los nenes. Venían faltos de peso y ahora se les nota en la cara la mejoría. Los chiquitos no tienen leche. En las salas periféricas dan 1 kilo de leche por mes. Hay madres que la diluyen con agua por la gran cantidad” finalizaron.