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El 20 de noviembre se anunció el inicio de la repavimentación de Avellaneda entre Rivadavia e Ituzaingó y los vecinos del sector se alegraron porque la vía era intransitable por el mal estado en que se encontraba. Lo que no sabían era que, casi dos meses después, iban a estar con la obra parada y obligados a un rodeo de 20 cuadras para circular entre los barrios Pueyrredón y Ceco.
Hacia el 15 de diciembre se cumplió la primera etapa: el tránsito quedó rehabilitado entre Rivadavia y Lavalle, ya repavimentado y que facilita el acceso desde y hacia los barrios Los Robles y Municipales.
Las calles laterales a Punta Sur también permanecen valladas.
Pero quedó ahí: desde fines de diciembre la obra está detenida entre Lavalle e Independencia, con las calles cortadas en esos extremos y en los accesos. En los hechos, el tramo tiene el pavimento colocado pero se mantienen los montículos de tierra y los tambores que impiden el tránsito, incluso en los accesos por calles laterales a Punta Sur.
Consultada sobre el tema, desde la Municipalidad se respondió escuetamente que las tareas serán retomadas en febrero. Los vecinos que hablaron con infoeme.com en el lugar dijeron que ellos pudieron saber que la empresa que lleva adelante el trabajo no es de Olavarría, y se tomó todo el mes de enero de vacaciones con lo que no mantiene representantes en la ciudad.
El acceso a Parque Sur queda dentro del sector cortado.
El caso es que para circular entre el sudeste y el sudoeste de la ciudad, la única opción es la avenida Del Valle. Y la alternativa implica unas 24 cuadras de desvío por vez. También es una complicación para quienes quieren acceder en vehículo al Parque Sur, ya que el acceso que queda liberado al tránsito es el que desemboca en Ituzaingó Sur a la altura de La Rural.
Y también son muchos en el sector que buscan zafar del paso por Del Valle e intentan cruzar los montículos: la mayoría tiene ya los pasos marcados pero en el de Independencia se suma otro problema.
El final de la pavimentación en el cruce con Independencia. Sobre
la derecha, las marcas de los autos que igualmente intentan el cruce.
En esa esquina de Independencia y Avellaneda los montículos funcionan además como corte a la circulación del agua que después de las lluvias queda acumulada por días porque no tiene vías de desagüe.
En la esquina que se ubica el club Embajadores le han buscado la vuelta a la situación: los vecinos señalaron que el club se encargó de hacer un surco en la lomada de tierra para que el agua corra. Pero en la esquina enfrentada, que tiene sendos baldíos, el bloque de piedras, tierra y escombros es compacto y el agua se extiende a ambos lados.
El agua queda estancada por días en el acceso a Indepedencia. Y a la izquierda, la
columna con la que chocan numerosos vehículos que no sortean fácilmente el vallado.
Y dicen los vecinos que son numerosos los autos y camionetas que eligen sortear el montículo y, cuando lo cruzan, terminan contra una columna de alumbrado que está sobre la vereda con daños de distintos tenor que van desde las ralladuras hasta la pérdida de los guardabarros completos.
El mismo cruce con Independencia: el club Embajadores
se encargó de “cortar” el montículo para facilitar el desagüe.
En la tarde del miércoles, el auto que logró acceder a la avenida.