Este jueves, un grupo de productores rurales de los municipios de 9 de Julio y Carlos Casares se plegaron a la declaración de la emergencia hídrica que realizó esta semana la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), y denunciaron que los caminos que conducen a los campos están “intransitables” por las inundaciones y la falta de obras para su mantenimiento, lo que provoca importantes pérdidas en la producción y el cierre de tambos.
Jorge, contratista de la zona rural de los municipios del centro oeste bonaerense, y Ezequiel Martelli, administrador de un establecimiento en el límite entre 9 de Julio y Carlos Casares, que advirtieron sobre la emergencia hídrica que atraviesa el sector agropecuario, y las consecuencias que conlleva para los productores rurales.
En ese sentido, Jorge explicó que los caminos vecinales, especialmente en la bajada de la ruta 226, “están cortados por aguas estancadas” que ningún Gobierno se encarga de restaurar, mientras continúan las lluvias moderadas que agravan la situación. No obstante, la mayor preocupación es que el corte de los caminos impide la salida de la producción, y dificulta la vida de todo el sector.
Sobre el último punto, Jorge utilizó como ejemplo un tambo que contaba con aproximadamente mil vacas lecheras que debió frenar su producción completa, ya que por el estado de los caminos rurales no tiene la posibilidad de ingresar un camión para llevarse la leche recolectada.
“Hace varios meses que no hay obras y que los caminos rurales están completamente abandonados, y eso se suma a la emergencia hídrica que estamos atravesando, con los campos completamente inundados por el agua de las lluvias que aún no se pudo drenar. Seguimos a la espera de una respuesta, e incluso enjuiciamos al municipio de Hipólito Yrigoyen, para que nos digan que hacen con la recaudación de la tasa de red vial y por qué no arreglan los caminos, pero todavía no recibimos nada”, completó Jorge.
Por su parte, Ezequiel Martelli detalló que en su campo gran parte de la superficie quedó bajo el agua por las lluvias intensas que pasaron en los últimos meses por el centro oeste bonaerense, y por los “canales ilegales” que traen agua desde zonas altas sin control. Según su análisis, esos canales bajan agua desde Córdoba hacia los campos bonaerenses, lo que agrava la emergencia hídrica ya declarada por el sector.
En ese contexto, Martelli añadió que la inundación natural, sumada al agua que proviene de los canales ilegales, impidió la cosecha, arruinó lotes de maíz y soja, y obligó a los productores rurales a reconvertir predios agrícolas en espacios para cría de ganado, lo que genera condiciones pésimas y peligrosas tanto para los trabajadores como para los rebaños, como la parición de los animales en el barro.
“El poco trigo que se pudo sembrar no se pudo fertilizar porque no tenemos caminos de acceso, por lo que no solamente no se puede sacar la producción, sino que tampoco se puede ingresar con insumos. De los tres caminos de ingreso al campo que tenemos, sólo se puede transitar por uno, únicamente con camionetas de doble tracción o tractores. Los productores rurales no estamos siendo asistidos, pagamos la tasa vial religiosamente y nos responden con abandono”, disparó Martelli durante la comunicación.
En última instancia, Martelli señaló que el impacto humano de la emergencia hídrica también es un factor, ya que las inundaciones no sólo afectan la siembra o el ganado, sino a los propios trabajadores. “Hacer nuestro trabajo en medio del agua es complejo y sumamente desgastante, más allá de las implicancias económicas, no sabemos cuando va a terminar esto, ni cuáles van a ser las consecuencias. Es un desastre, y nos sentimos poco acompañados por los municipios y la provincia”, concluyó.