Eugenia del Campo, referente de Socorristas Olavarría y doula, dialogó con Infoeme en el marco de la Semana del Parto Respetado, he hizo un recorrido sobre las prácticas culturales que están asumidas y que generan miedos al momento de transitar un embarazo y llevar adelante un parto.
La definición que la República Argentina le da a la violencia obstétrica se encuentra definida como “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales”. Ante este concepto, señaló como un “abismo” entre lo que dice el papel y las vivencias. “La vivencia es la que nos dice de que se trata la violencia”, adjudicó.
La Organización Mundial de la Salud indica que no puede haber más de un 15 por ciento de nacimientos por cesáreas, sin embargo, en base a los datos que posee esta socorrista en nuestra ciudad tenemos “en el hospital un 50% y en clínicas privadas arriba de un 80%”.
La “Semana del Parto Respetado” invita a “entrar en la vivencia concreta de lo que a una amiga, a mí o a mi hermana le sucedió”, relató la mujer, quien acompañó a muchas mujeres a transitar sus partos vaginales.
En esta semana, es importante plantearse y entender la importancia de no tratar a una embarazada "como a un enfermo". “Las mujeres estamos diseñadas fisiológicamente para atravesar un parto”, sostuvo Del Campo. Frente a esto detalló que las mujeres se encuentran con plena capacidad física, emocional y psicológica de llevar adelante un embarazo, un parto y una futura maternidad, debido a que hormonalmente “de a poco” se va preparando. “Los miedos que una tiene son culturales”, dijo.
Estos miedos se dan a raíz de que culturalmente se asocia “erróneamente el parto con sufrimiento” y añadió que la distancia con nuestros cuerpos generan un escenario donde “la medicina se hace cargo de un embarazo, en vez de ser la persona que lo está viviendo”.
Este panorama propició que en la década del 70 comiencen a cuestionarse los partos deshumanizados y que desde el 2004 a nivel mundial, sistemáticamente se responda con la “Semana del Parto Respetado”. Instancia en la que se planteó, de acuerdo a lo expuesto por Eugenia, que “cómo es qué las mujeres no podemos parir y no podemos reproducirnos humanamente con cesárea, ¿todas tenemos situaciones de riesgo?”.
En el proceso del parto vaginal, explicó que “se libera una explosión de oxitocinas que es única”, debido a que la conexión que se produce entre la madre y el bebé “esa conexión tiene cierta magia”, que se va inmediatamente después del nacimiento.
Cuando se habla de violencia obstétrica, Del Campo sostuvo que se hace referencia al “no respeto de los tiempos, todo lleva un tiempo, trabajo de parto, la hora de oro y el alumbramiento (despedida de la placenta) lleva un tiempo”, sentenció.
Al mismo tiempo, asumió que este es un momento trascendental de la vida, “que tiene que ver con el ritmo del latido de su corazón, de su respiración, de parpadeo, en que las contracciones la guía para dar a luz a ese ser y que otra persona interviene”.
“Hace tiempo que la medicina tiene que ver con los partos”, resumió y aclaró que con ello no quiere decir que la intervención de la medicina no haya sido completamente necesaria. En esta línea señaló la importancia de detenernos a pensar “cómo vamos a recibir a las personas en este mundo y darles una bienvenida digna”.
En su relató Eugenia remarcó que “para poder hacer un mundo mucho más justo necesitamos poder hacer justicia en todas las instancias de vida del ser humano”, naciendo, muriendo, decidiendo no maternar, trabajando. “Solo así vamos a poder hacer un mundo mejor”, cerró.