Cohetes y fuegos artificiales forman parte de las celebraciones en todo el planeta, pero de desde hace bastante tiempo ya son muchas las voces que cuestionan su uso. ¿Por qué? Su estruendo afecta muchísimo a los perros: ansiedad, miedo, taquicardia y, en los peores casos, incluso llegan a perder la vida. Es por esta razón que dicersos colectivos y asociaciones proteccionistas invitan a administraciones y particulares a evitar el uso de pirotecnia en las fiestas para protegerlos.
En relación al padecimiento que puede llegar a resultar para nuestras mascotas los estruendos de la pirotecnia, los expertos recuerdan que los perros no tienen la capacidad de racionalizar su ansiedad y, debido a esto, puede que la sufran de forma más intensa.
Además, los que no tienen la suerte de estar entre cuatro paredes, podrían perder su oído para siempre.
Según un estudio de la Universidad de Bristol, la mitad de los perros urbanos sufren algún síntoma por culpa de la pirotecnia.
Bajar las persianas, subir la tele o poner música son algunos de los trucos recomendados para paliar los efectos de las bombas en nuestras mascotas, pero de todas maneras se sigue insistiendo con que el compromiso tiene que llegar desde las administraciones municipales. Al día de hoy ya son muchos los distritos que apuestan por los fuegos silenciosos o, simplemente, han prohibido su uso.
Además, cabe recordar que no sólo afecta a los perros, sino también a las personas que padecen Trastornos de Espectro Autista (TEA), debido a que tienen un desorden del procesamiento sensorial y perciben los ruidos de forma aumentada.
“Los animales domésticos, perros y gatos, sufren mucho los estruendos de la pirotecnia. Al tener el sentido del oído mucho más sensible que el nuestro, los estruendos les producen alteraciones auditivas, estados de desorientación, miedo extremo, terror a la muerte inminente. Se muestran incoordinados, tienen temblores musculares, taquicardia, salivación. En animales viejitos o que tienen cardiopatías preexistentes puede llegar a producir la muerte”, explicó la médica veterinaria Marcela Mansinho.