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La semana política: con estirada paciencia, se acerca la “nueva normalidad”

El gran acuerdo político entre los integrantes de las gestiones nacionales, provinciales y locales lo hicieron posible: la curva está aplanada y gran parte del país está en la “Fase 4” del aislamiento. ¿Qué tipo de acuerdo se necesita para lo que viene? Uno mayor. La paciencia de los comerciantes y la respuesta de Provincia, que contestó una semana después. La grieta opositora: los que gestionan vs. “los que tuitean”. Los números municipales, en rojo infierno, con la publicación del resultado financiero de 2019.

Alexis Grierson / @alexisdechillar

 

Habrá más cuarentena. Ya parece una frase hecha, pero real. Será distinta, con otras características, y pareciera ser que el camino a la “nueva normalidad” se transita en los carriles previsibles, gracias a la política y al gran respeto de la mayoría de los ciudadanos por este hecho inédito en la historia. Mientras, en Olavarría la paciencia por la habilitación de comercios se estiró una semana y recién este último sábado hubo noticias. Y la novedad de los números municipales en 2019 dio que hablar.

 

Hay que resaltar el gran acuerdo de la política para esta etapa: quizás la muestra más importante la dieron el presidente Alberto Fernández, el gobernador Axel Kicillof y el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Pero en esos tres nombres se reúnen los gobernadores, los intendentes (bien vale sumar a Ezequiel Galli en este grupo) y dirigentes políticos que acompañaron las decisiones del gobierno nacional.

 

 

Alberto Fernández, en ese sentido, fue claro: hasta tuvo un palabras afectivas hacia Larreta y Kicillof para resaltar el gran trabajo realizado, con resultados sumamente efectivos, tales como curva aplanada, previsibilidad en cantidad de casos y fallecidos, y una coincidencia en las decisiones, acciones y medidas para combatir la pandemia. Incluso, algunas veces, siendo más restrictivos que lo que el gobierno nacional permitió.

 

Todo esto, salvo Capital y Gran Buenos Aires, pasará a la Fase 4, donde la reapertura de industrias es la prioridad y donde se prevé una circulación de gente del 75%, casi el total, quedando excluidos las personas de riesgo: niños, adultos mayores, embarazadas, pacientes con patologías previas. Ahora, para que no se descontrole, ¿qué se necesita además de responsabilidad ciudadana, que es muy importante? Un acuerdo político más abarcativo.

 

 

Acá ingresamos en una de las discusiones del futuro. Porque solamente con la política no alcanzará. Se requiere un acuerdo más grande, que ocupe a líderes territoriales, empresarios, sindicalistas, e incluso profesionales en campos importantes para la salida del aislamiento obligatorio, no sólo epidemiólogos sino también psicólogos, sociólogos, hasta antropólogos. El gobierno deberá tomar apunte y estar atento a cada posible “desbande” de las poblaciones y para evitar las discusiones sobre terminar la cuarentena de forma abrupta y volver a los trabajos, deberá acordar con empresarios.

 

El pago del sueldo complementario, ¿será el puntapié para acercar a los empresarios? En esto de volver al trabajo, serán parte fundamental no sólo del establecimiento de controles sanitarios estrictos, sino de su control y que los empleados lo respeten. Lo dijo el propio Alberto Fernández y varias veces: “prefiero una empresa cerrada por la cuarentena que el contagio masivo de trabajadores”.

 

Los que gestionan vs. “los que tuitean”

 

 

En esto del amplio acuerdo político (una especie de concertación de pandemia en 2020) la semana trajo una grieta opositora interesante por las posturas y por los posicionamientos. Sobretodo porque, hoy por hoy, será la clave para ver el futuro.

 

Hubo sectores muy irresponsables dentro de la oposición que se quejaron de la cuarentena, llamaron a abrir la economía pero ante la abrumadora mayoría que rechazó esta posición, cambiaron el discurso, señalaron que era el gobierno quien quería abrir la cuarentena y generar muertos, y la respuesta de Alberto Fernández fue contundente: los mandó a “tuitear”.

 

El cacerolazo que no fue masivo, la impresionante repercusión en Twitter y una paranoia bastante extraña generó un discurso ambivalente en la oposición. Discurso tan raro, que generó que esta oposición tenga dos grandes grupos que bien vale señalar y categorizar.

 

Dentro de Juntos por el Cambio están “los de gestión” que básicamente son aquellos que tienen un cargo electivo en el Estado. Liderados, visiblemente, por Horacio Rodríguez Larreta y Jorge Macri, intendente de Vicente López. Uno que bien podría integrar este grupo (y como un dirigente de referencia) es el Intendente Ezequiel Galli, que ha ganado visibilidad no sólo por su cargo sino además por la gestión de la pandemia en Olavarría.

 

 

Del otro lado, en el mismo frente, aparecen “los que tuitean”, quizás los más repudiados en este contexto. Allí aparece la ex ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, quien ha sido la más crítica del gobierno, e incluso se mencionó a Marcos Peña y el mismísimo Mauricio Macri. Curiosamente en este grupo aparece, también, José Luis Espert, lo cual da cuenta de la posición que tienen “los que tuitean”. En silencio, está claro que fueron algunos de los responsables de la convocatoria a esa trunca marcha “en contra del gobierno y la cuarentena”.

 

El gobierno eligió a su opositor: Horacio Rodríguez Larreta. Un tuit del ex intendente José Eseverri bien vale de ejemplo: “Si lo que viene en la oposición es más Larreta y menos Bullrich, tal vez salgamos mejores” dijo.

 

Otra pista: el jefe comunal Galli se cansó de elogiar las medidas tomadas por Alberto Fernández y Kicillof. Señaló que se trabajó de muy buena forma y que prioriza la salud de sus ciudadanos, siempre. Quizás esa es la clave de la política del futuro: más consensos, más claridad en los proyectos políticos, mayor planificación.

 

 

Además de elegir a los opositores, el gobierno se encarga de mantenerlo en el ring, que no se baje. Ojo, a algún sector de Juntos por el Cambio también le parece importante que Larreta esté cerca de Alberto Fernández. La armonía política, entonces, se sostiene por ambas partes, aunque haya un sector de la dirigencia que no le guste -y nada- que el jefe de gobierno cobre ese protagonismo.

 

A nivel local, sucede algo similar: Ezequiel Galli y César Valicenti (diputado provincial y referente del Frente de Todos en la ciudad) han trabajado mancomunados en el tratamiento de la pandemia y generando una situación inédita en la ciudad en términos políticos: que los principales espacios vayan codo a codo sin importar las diferencias ideológicas.

 

Salvo algún pequeño roce, la situación bien podría describirse como lo hizo el consultor Gustavo Córdoba en una charla desarrollada el sábado: “los gobiernos locales necesitan de acuerdos políticos para sostener y perdurar el rol de los Municipios con sus vecinos”. Las réplicas de lo sucedido a nivel nacional son más que positivas.

 

Los comerciantes y la paciencia

 

 

Importantísimo anuncio fue el que Ezequiel Galli dio hace 8 días: pedido de excepción para prácticamente todo el comercio de Olavarría, previo envíos de protocolos a Provincia. La respuesta llegó el sábado al mediodía, una semana después, e incluso fuentes municipales habían avisado el viernes que la confirmación era “inminente”.

 

Gustavo Córdoba, con respecto a estos temas, fue claro: “el rol de los gobiernos locales es clave, estratégico. Es una manera de reforzar las autonomías municipales. El gran problema es la falta de recursos” y volvemos a la misma situación que planteamos incluso pre pandemia, el problema financiero.

 

 

De todos modos, una nueva variable a esta situación actual la adjudicó a “la mala práxis del gobierno de Macri”. En un rato analizaremos la situación económica municipal.

 

La paciencia de los comerciantes perduró, pero no es infinita: ya hubo quejas de acerca de la prematuro del anuncio en comparación con la confirmación final una semana después. De todos modos, veremos cómo se adapta el comercio a estas nuevas disposiciones municipales, que como ya se dijo semanas atrás, siempre tiene la prioridad de cuidar la salud de los vecinos y los protocolos deberán respetarse a rajatabla.

 

Esta Fase 4 pone a prueba a los intendentes, dado que serán los principales articuladores de las medidas impulsadas por el gobierno nacional pero delegadas en la Provincia y los Municipios. Por ahora -y salvo algunas críticas entendibles y puntuales- Galli ha llevado adelante la pandemia en forma más que satisfactoria, sobretodo por la preparación y la cantidad de casos que tuvo la ciudad. Pero es desde este lunes que comenzará a verse más los roles locales, no sólo de impulso de medidas sino también de control en lo ya implementado.

 

Los números rojos

 

 

354 millones de pesos. Eso es el déficit que el Municipio admitió que tuvieron en 2019. Situación compleja, porque el dato surge de la pre pandemia: el impacto con la pandemia puede ser mucho más duro.

 

En algunos análisis de concejales, la cifra representa el 10% del presupuesto previsto para el año pasado. Es, seguramente, la cifra que se analizará cuando toque tratar la Rendición de Cuentas, que ya viene algunos meses atrasada.

 

E inevitablemente, con un futuro más duro y sombrío: el intendente admitió que bajó la coparticipación, que bajó la recaudación, y que al menos dos o tres meses se recaudó mucho menos en Impuesto a la Piedra. No está de más aclarar que desde el Concejo Deliberante ya se pudo observar que esa deuda se incrementó en los últimos meses.

 

 

El análisis debe ser pormenorizado y contemplando algunas variables importantes: el Ejecutivo explicó esta cifra señalando que, más allá de que puede sanearse, el año pasado hubo un 56% de inflación y no hubo aumento de tasas durante el 2019 ¿es decir? La culpa en parte la tuvo el proyecto político de Mauricio Macri, algo que mencionábamos un poco más arriba.

 

Sin embargo, la oposición está muy atenta al número y a la distribución de la deuda: por ahora por lo bajo, se indicó que están analizando con atención en qué meses se produjeron los gastos y qué fue lo que pasó. Será, en las próximas semanas, tema del Concejo Deliberante.

 

Desde esta columna más o menos en febrero se venía señalando que no era fácil. Y que incluso el Municipio admitió que “si no había pandemia, se revertía la situación”. Ahora, con pandemia, todo es más difícil. Demasiado cuesta arriba, y quizás el principal desafío que tendrá el Intendente Galli cuando tengamos una “nueva normalidad”.

 

Parece que Olavarría avanza a paso firme a esa nueva normalidad. Donde la “normalidad” tendrá una adaptación a algo que jamás vimos.

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