La semana política: ¿cuánto puede soportar una cuarentena? | Infoeme
Jueves 25 de Abril 2024 - 20:42hs
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Olavarría
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La semana política: ¿cuánto puede soportar una cuarentena?

Desde los “anticuarentena” a un hartazgo evidente. ¿Cómo se maneja una crisis inédita? La confusión AMBA y resto del país. El defecto de tener un enemigo invisible y haber gestionado correctamente la pandemia: justamente, el enemigo no se ve. Las buenas noticias de Olavarría y la intención de empezar a “aflojar” con el aislamiento, siempre con prudencia. En donde no hay prudencia es en la relación con la Provincia, cada vez más tensa.

Alexis Grierson / @alexisdechillar

 

Estamos ante una crisis inédita. No se dice nada nuevo, pero siempre se debe tener en cuenta a la hora de realizar análisis. Profundizó situaciones y estados, potenció otros, sacó lo mejor y peor de cada uno. Fue una semana donde lo establecido en el último tiempo comenzó a cuestionarse hasta con acusaciones de violar la Constitución Nacional. Quizás es más intricado, pero bien vale el repaso.

 

Nunca nadie desconoció la crisis: ni mundial, nacional, incluso local. El tema es que la pandemia vino a potenciar las causas, las consecuencias y la solución para salir de la crisis. El 25 de Mayo se vieron protestas en Capital Federal de un grupo autodenominado “libertarios” que exigía levantar la cuarentena porque rompe con las libertades individuales de circular, entre lo más destacado.

 

 

La protesta fue casi vergonzosa, pero que el árbol no tape el bosque. Hay dos cosas muy ciertas: la cuarentena obligatoria funciona y es muy efectiva (para muestras sobra un botón, lo dijo Alberto Fernández en la conferencia de extensión del aislamiento) pero el cansancio, el hartazgo y la angustia se están haciendo cada vez más públicas y notorias.

 

Por citar un ejemplo de los tantos que se ha visto, los constantes pedidos de rubros casi fundidos e incluso para realizar actividades deportivas tienen una razón de ser en Olavarría: dos meses de aislamiento es muchísimo. Lo que no quiere decir que no sea necesario.

 

 

En materia política, quienes están levantando la voz cada vez más alto son los intendentes opositores. Con justa razón, incluso en Olavarría. Lo curioso del caso es que el partido que gobierna en los distritos que más piden “abrir la cuarentena” tienen representación en un dirigente que necesita, más que nunca, el aislamiento social, preventivo y obligatorio: Horacio Rodríguez Larreta, que quedó en una suerte de espada de Damocles puertas para afuera y adentro.

 

Y, también sin querer, el propio Larreta quedó entrampado en errores comunicacionales de la conferencia de prensa de la extensión del aislamiento: ¿Es AMBA el interior del país? O más específico, ¿es AMBA el interior de la Provincia?

 

Aún con casos positivos en el territorio provincial, está claro que la realidad es infinitamente distinta a lo que sucede en 40 Municipios del conurbano y Capital Federal. En la conferencia, cada vez que se decía “Provincia de Buenos Aires” no necesariamente siempre se aclaró que era el conurbano. Generó un gran lío. 

 

 

Está claro que con dos meses de confinamiento (por ahora) y todas las consecuencias no sólo económicas sino también sociales, particulares de la salud (como la salud mental) y una reintegración social que estará condicionada completamente por el coronavirus dejarán un clima pospandemia muy, pero muy difícil. Sin embargo, bien vale hacer un panorama del contexto actual.

 

En los ámbitos del Estado, y más allá de la necesidad de apertura, aún hay mucha prudencia con respecto a la posibilidad de que haya nuevos casos de coronavirus en la ciudad. “Puede pasar tranquilamente, no hay modelos perfectos, es un escenario nuevo, y cambiante” señalaron.

 

Sin embargo, un pantallazo general muestra que hubo, hasta hoy, un consenso absoluto de la cuarentena. Pero de a poco comienzan a elevarse las voces que hablan del horizonte del aislamiento, de que estamos cerca del final. Un poco la política, otro poco la sociedad, piden “cobrar” los costos de todo tipo para el Estado.

 

¿Por qué al inicio la aceptación era abrumadora y hoy no tanto? Hay dos cuestiones, mínimo, que aparecen con claridad: primero el miedo. El miedo a contagiarse era mucho más grande, la “experiencia” de la cuarentena era mucho más novedosa y más mal que bien, había más dinero en los bolsillos.

 

Hoy –y afortunadamente- con tres casos curados en Olavarría, con una ocupación bajísima de las camas hospitalarias sumado a una buena gestión de la pandemia, la situación es completamente otra. Se asoma la necesidad de empezar a regresar a la vida normal, sumada al énfasis económico no sólo de la comuna (en una crisis importantísima) sino también a la de los vecinos, que por poner ejemplos, en los barrios es de inusitada agudeza.

 

Una tensión creciente

 

 

Si Galli venía tironeando con el gobierno provincial por algunas situaciones (como la del famoso corte de pasto) la mención crítica de Kicillof a la gestión Vidal tensó más la cuerda. Que parece que no se rompe, por ahora, pero que se asemeja a la cuerda de una guitarra.

 

El propio intendente dijo en Twitter que la conferencia venía bien, pero “quedó empañada por chicanas innecesarias que distorsionan la realidad. O quizás falto aclarar la cantidad de años de falta de gestión en salud que hubo en la Pcia. de Bs. As. previo a 2015”.

 

 

Esto derivó en varios cruces e incluso, una particular “sincronización” de toda la dirigencia de Juntos por el Cambio cuando se criticó a la ex gobernadora. Se leyó por ahí “Nada hace saltar a Cambiemos como hablar de la gestión Vidal. Es un dato para adelante y para atrás”. Y hubo mucho de razón.

 

Nuevamente volvemos al tema ideológico. No es la misma grieta la de Alberto y Galli (quien sigue hablando bien del presidente) que la de Kicillof y Galli, profundamente más vinculada a los orígenes de cada uno.

 

En el Concejo Deliberante, por ejemplo, se está viendo cómo las diferencias ideológicas entre los ediles del oficialismo (Galli) cruzan todo el tiempo –y duramente- con los del interbloque del Frente de Todos, cuya referencia, algunos más, otros menos, está en Federico Aguilera, funcionario provincial.

 

Es una relación de idas y vueltas, y estamos en un momento muy claro de vueltas, algunas irreconciliables. ¿Cómo continuará esta relación que se asemeja a la hipótesis pre pandemia de que iba a ser muy tensa?

 

La liga de intendentes

 

 

Interesante propuesta la de los jefes comunales de varios distritos de la región centro y sudeste de la Provincia de Buenos Aires. Buscaron, mediante una nota enviada al gobernador, generar un corredor “libre de coronavirus” para el tránsito entre distritos para reiniciar las actividades y generar la reactivación y consecuente “nueva normalidad”.

 

En el comunicado entienden la compleja –muy compleja- realidad del conurbano pero que dista y mucho de lo que sucede en el interior de la Provincia. Se crearían protocolos en conjunto y se buscaría la reactivación no sólo económica sino también de actividades hasta hoy prohibidas en el territorio bonaerense.

 

Con dos datos que no se deben dejar pasar: el primero es que se presentó después de conocer varios rechazos a pedidos de excepción en actividades tales como el turismo o deportivas. El segundo, que todos los intendentes firmantes pertenecen a Juntos por el Cambio. Horas después, este pedido también sería rechazado.

 

 

Puede mencionarse un tercero: el universo de personas implicadas en la firma de esta nota –es decir, que viven en los territorios gobernados por los intendentes- es muy importante: son casi 400 mil personas que podrían tener más “permisos” a la hora de vivir una nueva vida plagada de miedos, incertidumbre y necesidades.

 

Una vida tan nueva, que podrá ser la normalidad que era pero bajo un contexto que será inolvidable: por eso es tan fuerte la “nueva normalidad”.

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