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La semana política: entre las asunciones, romper la grieta y ser la grieta

Fernández, Kicillof, y Galli ya están en sus funciones hasta 2023. Hubo puntos en común, como romper con la grieta. Para romperla, los tres entendieron el juego: hay que ser parte de la grieta. Los jefes de campaña al poder, desde Santiago Cafiero, pasando por Carlos Bianco e Hilario Galli. La llegada de Emilio Vitale al Ejecutivo. El extraño movimiento del Concejo Deliberante en su elección de autoridades.

Alexis Grierson

@alexisdechillar

 

Una semana de sensaciones de todo tipo: quizás, la semana más emotiva del año. Alberto Fernández, Axel Kicillof y Ezequiel Galli asumieron en sus cargos, plagaron de mensajes el país, la provincia y la ciudad, dejaron en claro que buscan romper la grieta, y construir consensos para que estos cuatro años pasen lo más tranquilos posibles. Ojo, no fue lo único que pasó: también hubo enojos de algunos, ascensos de otros, y sorpresas en algunos cargos.

 

 

La búsqueda de la paz social es uno de los ítems en el que los tres mandatarios coincidieron: se vienen tiempos difíciles (por una razón u otra) y tratar de generar los mayores consensos será la clave para gobernar Argentina, Buenos Aires y Olavarría.

 

El peronismo volvió. Si quedaba alguna duda, todas las manifestaciones simbólicas demostradas el pasado martes (y miércoles, con Kicillof) dieron cuenta de que el peronismo ejercerá el poder. Con un gesto para nada menor: el “traspaso del amor militante” de Cristina hacia Alberto. Hoy ya hay muchísimas menos dudas que hace un tiempo, cuando la ex presidenta (y actual vice) decidió no solo que Fernández sea su compañero de fórmula, si no que la encabece él.

 

 

“Confíe en su pueblo: ellos no traicionan” le dijo la vicepresidenta al nuevo presidente, en un gesto casi de “bendición” ante los cientos de miles de personas que fueron a presenciar la asunción y posterior jornada artística. Cristina es la “pata” que Alberto siempre necesitó: hasta su determinación, era la dirigente con mayor intención de voto del país. Tenía (y tiene) un techo, pero lo rompió cambiando de estrategia.

 

 

Massa lo mismo: sabía que no iba a llegar a la presidencia y la situación del país (tal como lo expresó él mismo públicamente) ameritó una reconciliación, un acercamiento y tal como lo han dicho, el reinicio de una relación que parece será por mucho tiempo. Veremos si el tiempo les da la razón.

 

Si no puedes contra ellos, úneteles

 

Massa y Lavagna intentaron romper la grieta por la “ancha” avenida del medio, y fracasaron. Sí, Massa le ganó a Insaurralde en 2013, pero si analizamos lo finito de esa elección, fue un mano a mano. Como si hubiese una grieta. Los que intentaron por el medio tuvieron un resultado adverso. La grieta siempre, pero siempre, se impuso.

 

Alberto Fernández (y Cristina) entendieron que necesitaban de Massa y Lavagna, pero no podían ir, para nada, por la avenida del medio. Y allí apareció la clave: para romper la grieta, necesitabas de una parte de ella. Y para romperla, había que buscar el lugar que menos le sirve a la grieta para profundizarse. El mapa político se aclaró.

 

 

Y si alguno dudó en el análisis, qué mejor que el discurso: perfectamente antigrieta, en la búsqueda de una gran convocatoria nacional, Alberto Fernández convocó a sectores que no piensan como él, para “convivir en la diferencia”. No quiere que “todos” formen parte de “Todos”: quiere contar con el acompañamiento de otros sectores sin que pierdan su identidad política. ¿El mejor ejemplo? La convocatoria al radicalismo a trabajar, mismo caso el Programa contra el Hambre en Argentina.

 

Un poco en ese sentido fue Galli en su discurso: agradeció a la oposición por competir en paz y “por el bien de los olavarrienses” y los convocó a trabajar en el diálogo y el consenso por el bien de los ciudadanos locales.

 

 

A pesar de la diferencia ideológica, hubo una sintonía bastante similar entre Fernández, Kicillof y Galli. Sacar el país adelante será la prioridad número 1. Romper con la grieta, una tarea casi titánica, la número 2. Y quizás en este punto aparece una reflexión en el que muchos dirigentes políticos han coincidido.

 

La grieta jamás se romperá. Es simple: son ideas, hasta culturales, totalmente opuestas e irreconciliables. Sin embargo, lo que sí se puede hacer (para empezar a sacar al país adelante) es tenderse la mayor cantidad de puentes posibles para conectar la grieta. Es, quizás, la tarea que algunos dirigentes de Juntos por el Cambio empezaron a hacer. Y que, en lo discursivo, Galli demostró el pasado jueves. Los puentes para atravesar la grieta serán la clave.

 

Los jefes de campaña al poder

 

 

Santiago Cafiero, Politólogo, 40 años, nieto del histórico Antonio, fue quien comandó los hilos de la campaña de Alberto Fernández y su mano derecha durante mucho tiempo. ¿Dónde terminó? En la Jefatura de Gabinete, un cargo importantísimo para la gestión en tiempos tormentosos.

 

Carlos Bianco, 43 años, Licenciado en Comercio Exterior y mayormente conocido por ser el dueño del Renault Clio de la campaña de Axel Kicillof será el Jefe de Gabinete de la Provincia. Quizás quien diseñó una campaña perfecta, recorriendo toda la Provincia de Buenos Aires con austeridad y apostando, siempre, al ingenio para viralizar contenido político. Sí, también es la mano derecha de Axel Kicillof.

 

 

Lo que inevitablemente nos arroja al tercer punto: Hilario Galli, Licenciado en Economía, 35 años, comandó la nave junto a su primo, Ezequiel, en la reelección del jefe comunal en un segundo periodo. Siendo una de las manos derechas del mandatario, Hilario Galli será Secretario de Gobierno, que es un título decoroso a, ni más ni menos, la Jefatura de Gabinete. Un cargo que buscará renovarse, plagarse de desafíos y mantener un contacto con un sector que parece controlado, pero que habrá que seguir de cerca: el Concejo Deliberante.

 

 

Ni que hablar que todos señalaron, automáticamente, que será el futuro sucesor en la intendencia cuando Ezequiel Galli no pueda reelegir. Pero por ahora solo son eso: palabras. Incluso, todavía no está claro si el propio intendente no podrá ir por una nueva reelección. Falta una vida. Y un poco más.

 

La sorpresa: Emilio Vitale

 

 

De los cambios en el gabinete, fue una de las sorpresas más grandes: el ex concejal Emilio Vitalle llegó a la subsecretaría de Gobierno, para ocupar el cargo de Hilario Galli.

 

Un concejal que de por sí ocupaba un lugar extraño en el HCD: formaba parte del bloque del Frente Renovador, pero no estaba dentro del interbloque del Frente de Todos. No acompañó abiertamente a ningún candidato en la campaña, y en las votaciones del Concejo votó, casi silenciosamente (aunque con sus sólidos argumentos) muchos proyectos del oficialismo.

 

Los rumores de Vitale al Ejecutivo estaban hace tiempo (incluso que no llegaría a finalizar su mandato) pero se ratificaron cuando debía suceder: cambio de mandato, algunos ajustes en el equipo, llegada de Vitale que le pondrá una impronta interesante a un cargo que ha tenido mucho protagonismo. Claro, quien tuvo ese protagonismo ahora aparecerá en un lugar más importante aún, pero habrá que ver cómo se desarrolla ese trabajo.

 

La tensión en la calma

 

 

Lo que parecía un trámite, una presentación tras acuerdos entendiendo el resultado de la elección, se transformó en una sesión tensa, con cuartos intermedios, enojos e idas y vueltas. La elección de autoridades del HCD, todo una complejidad.

 

En el “paquete” de acuerdos estaba claro que Bruno Cenizo iba a renovar como presidente del cuerpo. Mismo caso Leandro Lanceta como secretario. Hasta ahí iba todo bien. El tema comenzó a pasar con las vicepresidencias y las comisiones.

 

Algunos dicen que el interbloque del Frente de Todos “intentó venir a imponer sin dialogar el mismo día de la elección”. Otros, que “Juntos por el Cambio impuso la mayoría automática y quiere que el Concejo sea una escribanía”. La cuestión es que en el mareo hubo un cuarto intermedio, idas, vueltas, charlas, y un rol preponderante de Hilario Galli (su primera gran prueba de fuego) junto a Bruno Cenizo, y Federico Aguilera en el rol de “líder opositor”.

 

 

También en las charlas se vieron asesores del eseverrismo y, también, Martín Lastape. En todo ese mareo, finalmente los bloques opositores “del centro” del HCD acompañaron la propuesta de Juntos por el Cambio, que proclamó por mayoría a Guillermina Amespil como vice primera y el propio Lastape como vice segundo.

 

“Ganamos por más del 50% de los votos, mínimo nos corresponde Legislación y Hacienda” dijeron desde Juntos por el Cambio. Dicho y hecho. Se supo, luego de la votación, que el Frente de Todos quería Legislación, pero no se sabe a ciencia cierta qué pasó en la negociación, que, se insiste, fue a último momento.

 

 

Curioso fue que en diálogo con Infoeme, tanto desde el eseverrismo como de la UCR se admitió que el pedido “razonable” de integrar comisiones “se hizo una semana y media atrás y lo que se pidió, lo tuvimos” y otras fuentes indicaban que “por la distribución, es raro que el Frente de Todos pida tanto” e incluso que “están bajo una figura que no existe, más allá de que sea una decisión política, si se impusiera el reglamento no les correspondería tanto lugar en comisiones”.

 

Idas y vueltas que definieron cargos, algunos simbólicos, pero que hablan de las tensiones y por dónde pasará el Concejo: Galli, con mayoría automática. Aguilera, con una necesidad de resaltar el tono de las discusiones ante las inminentes derrotas en las votaciones por lo menos en la previa. Y con un año que termina en Olavarría, pero que tiene Tasas y Presupuesto por discutir.

 

 

Como siempre, se viene un fin de año complejo, interesante y con debates por venir.

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