Generalmente resulta complejo definir cuál es la fecha de nacimiento de un fenómeno que se vuelve de repente muy popular. Pero en el caso de la cerveza artesanal, es posible ubicar sus inicios alrededor del año 1994.
Fue cuando Leo Ferrari, un ingeniero químico de Mar del Plata, recibió de regalo un kit para fabricar la bebida. Él había estado viviendo en Cabo Cañaveral, Florida, cuando un amigo llegó a su casa con la cerveza que había fabricado él mismo. Leo pensó que la cerveza sólo podía comprarse, nunca cocinarse.
Eventualmente, con otro amigo y colega de profesión, abrió el primer bar de cerveza artesanal de Mar del Plata. Estamos hablando de Antares. Este lugar se convirtió, en poco tiempo, en el disparador de la movida en la ciudad balnearia, una de las capitales de la cerveza artesanal en el país.
Por otro lado, algunos especialistas aseguran que otra zona fuerte es la Patagonia, allí se cosecha lúpulo -lo que le da el típico gusto amargo- de buena calidad y el agua de la zona es mineralizada naturalmente; estos dos son los protagonistas esenciales para una cerveza de calidad, a los que se le suman la malta, el grano de cebada secado y germinado. Este elemento es el que le va a aportar los azúcares y el cuerpo. Después, la levadura los va a transformar en alcohol y c2.
Este fenomenal descubrimiento tiene una identidad que arrasa, tanto que pisó suelo olavarriense. La producción de cerveza artesanal comienza a multiplicarse y el resultado se concentra en las cervecerías que explotan de clientes el mismo día de su inauguración. Aunque hay muchos estilos dentro de esta familia: Weizen, Pale ale, Saison, Stouts, Porters, Dubbel, Tripel, India Pale Ale (IPA), Amber Ale, Brown Ale, etc..
La “movida” cervecera en nuestra ciudad tiene un gran espíritu, tal es así que ya se llevaron adelante tres Encuentros Cerveceros, donde hubo veinte stands con cerveza tirada de los productores Veintiún, Bacota, La Rockola, Fenchel, Bleubiére, Hamaika, Sioux, Chela, Libra, Circe, Starke, Danke Shöen, Ininob, Barricada, Oksman, Laboratorio de Cerveza, Hache, Rústica, Cervecería del Fondo y Sur del Sur.
La tradicional bebida dejó en claro que es mucho más que un amor de verano y promete seguir vigente y fuerte por un largo tiempo, siendo excusa de reunión con amigos o la protagonista principal de un encuentro gastronómico.