Continúa avanzando el misterioso caso del adolescente asesinado y enterrado en el fondo de una casa lindera a una donde vivió el músico Gustavo Cerati. La Justicia ahora investiga a Cristian Graf, un compañero de Diego Fernández Lima, que desapareció en 1984 con 16 años y sufrió “muerte violenta e intento de descuartizamiento” antes de ser sepultado en un pozo de apenas 40 centímetros de profundidad. Graf, justamente, vivía en ese momento con su familia en la casa de la Avenida Congreso al 3748 donde se halló el cuerpo cuando se hacían unas reformas.
El titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°12, Martín López Perrando, se comunicó con varias personas que colaboraron con información relevante sobre la pesquisa y una de ellas afirmó que los dueños del domicilio investigado tenían un hijo -actualmente de 56 años-, quien que era compañero del damnificado en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N°36, emplazada en la calle Galván 3710, en Saavedra. Ambos eran amigos desde preescolar.
Si bien los dueños de la vivienda fueron sospechosos desde el primer momento, dado que vivían allí desde antes de la fecha de muerte y habitan el domicilio hasta ahora, la revelación del vínculo que existía entre Fernández Lima con uno de los integrantes de esa familia es clave para reconstruir el misterioso hecho.
Esta relación salió a la luz tras el testimonio del testigo clave, que aportó datos fundamentales y dijo que la víctima y el sospechoso eran tan amigos que hasta se los conocía en conjunto por sus apodos “Gaita” Fernández y “Jirafa” Graf.
“La familia quiere saber”
Mariella Fumagalli, directora del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), y que participó de la investigación, comentó a Infobae sobre la familia sospechosa: “Viven ahí desde antes que esto suceda y nunca se mudaron. Entonces, durante 41 años, esos restos estuvieron ahí, en silencio total. El crimen puede prescribir, pero la familia, de todos modos, reclama saber qué ocurrió esos últimos de Diego con vida”.
Aunque la causa será investigada bajo la figura de homicidio, por el tiempo transcurrido, la acción penal ya prescribió. Por ese motivo, aún si se identifica al autor del crimen, no podrá ser sancionado judicialmente.
Al ser consultada sobre por qué lo habrían enterrado en una casa en medio de la Ciudad de Buenos Aires, Fumagalli respondió: “Porque era un jardín, donde es más fácil cavar en tierra que en otro tipo de suelo. ¿Pero por qué ahí? Ahí se abre otra esfera de investigación que está llevando adelante la Fiscalía, que es poder tratar de establecer el cómo y el por qué esos restos terminan inhumados en el jardín trasero de esa vivienda”.
Crónica de una muerte escondida
Diego Fernández Lima fue visto por última vez con vida el 26 de julio de 1984.
El 20 de mayo pasado, peritos de la Policía Científica de la Ciudad levantaron los rastros y luego se los entregaron en distintos sobres de madera al EAAF.
En ese momento, se recolectaron 151 fragmentos de restos óseos humanos (tibia, peroné, mandíbula, piezas dentales aisladas, entre otros), una llave, un llavero naranja, un pedazo de reloj de marca CASIO, una etiqueta de prenda de vestir, un trozo de tela y un dije con inscripciones en idioma chino o japonés.
Se logró constatar la identidad de los restos luego de un análisis de ADN realizado a su madre.
El cuerpo fue enterrado en una fosa pequeña situada en la medianera que divide ambos domicilios y el pozo medía 40 centímetros de profundidad, 60 de ancho y 1,20 metros de largo.
Obreros que realizaban excavaciones para efectuar una demolición en el inmueble descubrieron los restos y alertaron a la Policía.
Por su parte, el exlíder de Soda Stereo Gustavo Cerati alquiló la finca lindera entre 2001 y 2003, mientras que también residieron allí la artista plástica Marina Olmi -hermana del actor Boy Olmi– Hilda Lizarazu y Tito Losavio. (DIB)