El Momo Challenge, o #MomoChallenge, tal cual puede encontrarse en las redes sociales, pasó de ser una suerte de pasatiempo o desafío entre jóvenes a un verdadero dolor de cabeza que alcanza a las familias e inclusive el fuero judicial, desde donde se busca erradicar estos episodios y ubicar a los responsables.
Esta modalidad delictiva consiste en dos variables, ambas igual de preocupantes. Una de ellas tiene, por así decirlo, un rol más pasivo por parte de la víctima, quien accede a este tipo de contenidos sin saberlo, ya que los ciberdelincuentes utilizan como anzuelo contenidos de consumo masivo, como series animadas famosas para niños, como lo es el caso de Peppa Pig, o videojuegos tales como el Fortnite.
Lo que realizan es editar contenidos audiovisuales y sumarles en la trama, cuando ya el usuario lleva algunos minutos o segundos viendo el video, mensajes ocultos y de suma violencia -al punto de incitar al suicidio o herir a terceros-, hermanados en su mayoría por la presencia de una cara aterradora, de ojos saltones y sonrisa siniestra.
La segunda alternativa, que de allí nace más la cuestión de desafío, necesita un rol más activo del usuario, que luego pasa a ser una víctima. Esto se debe a sumar a través de WhatsApp un contacto desconocido, presumiblemente japonés, tal cual lo presentan, pero también se han rastreado delincuentes similares en países como México y Colombia.
Ese nuevo contacto lo que hace es asustar a la víctima en distintos momentos del día, en su mayoría durante la noche, compartiendo contenido explícito e inclusive realizando llamadas. De esta manera no sólo roba información, sino que además incita a realizar diversos actos enmarcados en esa suerte de desafío viral.
La preocupación es mayúscula, al punto que desde la fiscalía en Ciberdelitos, que lidera el fiscal Lucas Moyano, ya se han instruido diversas labores preventivas y emitido una comunicación para alertar a la sociedad. Se ruega supervisar a los más chicos en el uso de redes sociales y tecnologías, además de educarlos y aconsejarlos para una correcta utilización.