Desde 2001, el Taller de Braile de las Unidades 2 y 38 de Sierra Chica, dentro del CENS 455, tiene como objetivos desarrollar capacidades para insertarse dentro del mundo laboral y propiciar el fortalecimiento de vínculos con la sociedad.
En instituciones, la calle hasta en la carta de un restaurante, el braile es el sistema de lectura para personas ciegas pero también es la forma que encuentran los estudiantes en contexto de encierro para vincularse con la sociedad y participar significativamente en ella.
Durante este año, las personas que participaron del tallen tuvieron que reconfigurarlo en base a las necesidades de las instituciones y personas que requieren de la labor, así como también del avance de las tecnologías. Actualmente no sólo realizan trabajos de transcripción y adaptación, sino que buscan llegar a estudiantes y docentes que necesitan diferentes materiales didácticos para la construcción de conocimiento desde una mirada inclusiva.
El taller como misión solidaria
El espacio surgió en el año 2001 como iniciativa de Silvia Milia, docente de Lengua y Literatura en la EEM N°5 “Rufino Sánchez” y un estudiante de 1er año con conocimientos de Braille. El objetivo inicial fue generar una instancia de aprendizaje significativo para alumnos y participar en acciones relacionadas al campo laboral y de socialización en beneficio de la comunidad.
Por eso, en el último tiempo, no han dejado de lado el "corazón solidario" que promovió los inicios. Han hecho trascripciones de tablas periódicas, ejercicios para el área de matemática; recorridos de líneas de colectivo, mapas de geografía, trascripción de numerosos textos literarios, material didáctico y juegos adaptados a personas ciegas o con disminución visual.
En la actualidad el taller funciona dentro del CENS 455 (ex. EEM N°5 “Rufino Sánchez”) en las Unidades penitenciarias n° 2 y 38, con 13 participantes y es coordinado por las docentes Mercedes Téllez y Andrea Smith.
Asimismo, en el marco de la nueva ordenanza N° 3985/16, lanzada en septiembre de este año, que legisla que "los locales de comidas deberán tener una carta a disposición del cliente, expresada en sistema Braille para compartir con aquellas personas con disminución visual", desde este Taller iniciaron y concluyeron la primera carta adaptada en un bar de nuestra ciudad.
Para el próximo año, estudiantes y coordinadoras tendrán muchos proyectos por delante, como por ejemplo la reseñalización o modificación de las chapas en las calles y paradas de colectivo, con el mismo objetivo de siempre que seguirá siendo la creación de materiales inclusivos para todas las instituciones que necesiten.