En medio de un contexto sanitario que podría considerarse como el más complicado desde el punto de vista epidemiológico y a dos meses de la vuelta de la presencialidad en las escuelas, las autoridades educativas se mostraron optimistas respecto a los resultados de esta nueva dinámica escolar.
Con respecto a esto, el presidente del Consejo Escolar de Olavarría, Bruno Di Carlo, aseguró que el número de contagios dentro de las escuelas -que, según los relevos realizados, habían demostrado ser ínfimo-, “se ha mantenido sin alzas durante el último tiempo”.
“Obviamente van rotando los positivos, pero lo importante es que el porcentaje se mantiene, que es alrededor del 0,5 por ciento”, manifestó Di Carlo sobre el índice de positividad dentro del arco educativo local.
En lo referido al día a día que se vive en las escuelas, diferentes referentes del sistema educativo afirmaron que “la cuestión que prima en la cotidianidad diaria es la del cuidado y la prevención”.
“Si bien las escuelas garantizan los protocolos y brindan los elementos necesarios para su cumplimiento, los chicos también ponen su parte, y nosotros lo vemos”, contó Alejandra Piñeiro, docente de la ciudad que ejerce en el Nivel Secundario. “El tema del cuidado está muy presente y hasta entre ellos se corrigen, se dicen 'Subite el barbijo que tenés la nariz afuera', o 'No te acerques tanto', cosas así. Incorporaron muy bien todas las nuevas normas”.
“La dinámica tradicional de la clases cambio bastante, desde la institución, obviamente, se encargan de que el protocolo se cumpla a rajatabla, desde sanitizar todas las cosas que unos trae a la clase y te tomarte la temperatura hasta la desinfección de los espacios edilicios, y los chicos ya se familiarizaron con esa dinámica. Ya sabemos que, por ejemplo, si uno pasa al pizarrón a hacer un ejercicio hay que activar un pequeño protocolo para desinfectar en fibrón para que pueda pasar otro, y así con todo”, expresó la docente, quien no niega que exista un poco de temor entre el personal docente que día a día lleva adelante el trabajo educativo.
“En un principio se arrancó como con mucho entusiasmo y teniendo en cuenta que después de casi un año de virtualidad era necesaria la presencialidad, y después, a partir de los primeros casos positivos en las aulas, se empezó a sentir un poco de miedo, pero el temor está siempre, como en todos lados. Todavía hay muchos compañeros que no tienen ni la primer dosis de la vacuna, así que todo se hace con mucho cuidado”, explicó la docente.
“El protocolo y todo el pack de medidas preventivas funciona bastante bien, el tema es que la gente tiene que seguir haciendo su vida y, por ende, las familias siguen yendo al banco, siguen yendo al supermercado, siguen yendo al trabajo, siguen usando el transporte público, lo que implica un riesgo, pero hasta vamos llevando la situación”, agregó.
Como en la mayoría de los casos, Piñeiro trabaja con dos burbujas por aula que se intercalan cada 15 días. “Eso no ayuda mucho a la continuidad, trabajás presencialidad con una burbuja y virtual con la otra, y después al revés, por ende, hay que repetir todo. Aparte de eso, lo que funcionó mucho el año pasado y que ahora se retomó es la comunicación vía whatsapp para enviar archivos, actividades, y estar al tanto de las particularidades de cada familia”, concluyó.