La semana política: el coronavirus y la política escriben la historia | Infoeme
Jueves 25 de Abril 2024 - 23:21hs
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Olavarría

La semana política: el coronavirus y la política escriben la historia

Todo el arco político se unió para pelear contra un enemigo invisible: el coronavirus. Las muestras de madurez política son motivo de orgullo. ¿Se llegó a tiempo? Las expectativas, los preparativos y el miedo latente. La gente le pidió madurez a la política, pero se olvidó de la propia: cientos de olavarrienses que están en condiciones de realizar la cuarentena, sin ningún respeto por la nueva y estricta normativa. El sacudón económico.

Alexis Grierson

@alexisdechillar

 

“Un antes y un después a nivel mundial” señalan los consultados. Ante cada pregunta por preparativos, por el estado de situación y por cómo viene todo hay una reflexión de que este evento cambiará nuestra forma de vivir tal y como la conocemos. Será inevitablemente el tema de este 2020: el coronavirus. Y la política argentina, a contrario del prejuicio ciudadano, dio quizás sus mayores muestras de madurez en su historia.

 

La foto del presidente Alberto Fernández, el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, y los gobernadores de las provincias de Buenos Aires (Axel Kicillof), Jujuy (Gerardo Morales) y Santa Fe (Omar Perotti) mostró la unidad de los principales sectores políticos de Argentina y un pedazo de historia de nuestro país. “En tiempos normales Argentina es un desastre; en tiempos excepcionales, un ejemplo” dijeron algunos. “Argentina se agranda en las malas” señalaron otros, todo en base a lo político institucional, claro.

 

 

Se trató, ni más ni menos, de una muestra clara de solidaridad y unión ante un enemigo invisible pero tan peligroso como una guerra. Para muestras ver la foto de lo que sucede en Italia y España, el ejemplo más claro de la magnitud de este hecho.

 

Las decisiones tomadas, el estado actual en el que se encuentra el país, y las medidas que rozaron lo insólito pero que fueron acertadas en su medida (como cerrar los ingresos a la ciudad) son inéditas. No hay precedente alguno de una cuarentena tan importante en Argentina. Esta situación requería de madurez política y la hubo.

 

En Olavarría la situación se replicó: se creó la Mesa de Contención Social, con funcionarios locales y provinciales y de las dos fuerzas principales políticas. Ezequiel Galli, Federico Aguilera, César Valicenti e Hilario Galli se mostraron en un primer encuentro que probablemente los tendrá juntos de aquí en más. Esta vez, sin distinción de colores políticos ni diferencias.

 

 

Tamaño desafío para el presidente Alberto Fernández. Se necesita un liderazgo casi único en este tipo de situaciones y, hasta el momento, dio muestras de sobra de que se puede salir adelante. Llevó tranquilidad cuando había que llevarla y tomó las decisiones difíciles cuando se agotaron las instancias previas. ¿Hay errores? Claro que sí, es un país enorme plagado de diversas realidades. ¿Se pudo hacer mejor? También. Ahora, ¿hubo más errores que aciertos? No, para nada. Y ese es el dato más importante en este contexto.

 

No cambiamos más

 

Ante un contexto de profunda crisis, la sociedad exigió. Le exigió a la política, sobretodo: le pidió la suspensión de clases, parar el futbol, cuidar a los argentinos. Desde el gobierno se respondió efectivamente con la suspensión de clases, con un “aislamiento preventivo” a los ciudadanos que tienen las posibilidades de hacerlo para evitar lo que inevitablemente pasó.

 

Muchos hicieron caso omiso y eligieron los espacios verdes e irse de vacaciones antes que, simplemente, quedarse en sus casas. ¿Cuál fue el paso que siguió? Aunar fuerzas en todos los sectores políticos y, encabezados por el presidente Alberto Fernández, tomar una decisión durísima pero necesaria: declarar la cuarentena obligatoria. ¿Cómo responde la sociedad? Saliendo igual.

 

 

Lo preocupante del caso es la falta de empatía y hasta de amor propio de algunos sectores. Los catalogados “sectores de riesgo” (sobretodo adultos mayores que tienen y pueden delegar en hijos, responsables a cargo u otros) decidieron, justo ahora, salir a la calle. “Yo vivo el día a día” se escuchó decir por un lado. “Ya a esta altura morir de Coronavirus o de otra cosa no es problema” por otro. El problema señor, señora, es el que está al lado. Que no se quiere morir. O no quiere pasar por esto.

 

Hubo decenas de quejas de comerciantes y trabajadores que observaban como muchas personas compraban un solo producto, productos que no eran estrictamente necesarios y que daban la pauta que en pocas horas terminarían volviendo. Mucho más cuando estos trabajadores pertenecen a sectores necesarios como supermercados, farmacias, o expendio de combustible. Y están expuestos, y no quieren estar ahí, quieren hacer la cuarentena. Pero en esto de cuidar al otro, son factor fundamental.

 

 

Ante un muy buen trabajo de comunicación (encabezados por el Intendente Municipal y con énfasis en la actual conformación del área de Comunicación Municipal) campañas nacionales no sólo del gobierno sino de influencers, famosos, y demás, no hubo caso. Hay personas que simplemente no le importan los demás.

 

No les queda otra

 

Menudo problema surgió con el coronavirus: los sectores que viven del día a día. La alarma comenzó a encenderla el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que avisó que entendían y respetaban la cuarentena, pero que si se quedaban en sus casas, no comían. Básicamente, son sectores de la informalidad laboral que quedaron al borde del precipicio.

 

 

Ni que hablar de las complicaciones de aquellos que, por una razón u otra, deben ir a sus puestos de trabajo igual, como si nada pasara, y en el marco de una fuerte informalidad. Son los sectores a los que no alcanzó el coronavirus.

 

El gobierno, entendiblemente, dictó una serie de medidas para apalear lo máximo posible esta situación. Desde bonos, pasando por aumento de partidas en asignaciones, sumado a eximición de aportes, un largo listado de medidas económicas para tratar de que todo el mundo perciba su salario como corresponda, y quienes viven en la informalidad traten de obtener una suma de dinero que le permita, al menos, quedarse en sus casas lo máximo posible.

 

El problema es la crisis. Que es un tema recurrente como mínimo desde hace un año. Cuando todo parecía encaminarse a un acuerdo con el FMI, el mundo literalmente se paralizó. Y el gobierno tuvo que reorientar fondos, reasignar partidas, desesperadamente tuvo que asistir a mucha gente. Y ahí, otra vez, aparece el problema económico.

 

El colchón era finito. Y con este cese de labores para muchos, se empieza a afinar más. Algunos a desaparecer. Será el tema más importante: ver cómo terminará la crisis del coronavirus pero, en paralelo, cómo se saldrá de la crisis económica. El mundo está en jaque, el sistema como tal está en jaque. En medio de la incertidumbre es difícil obtener un pronóstico. Por lo pronto, la garantía de acompañamiento estatal está, en las primeras acciones y en medio de una pandemia mundial. Por lo demás restará esperar.

 

En Olavarría

 

 

A nivel local, más preparada que menos, la pandemia llegó como un baldazo de agua fría. Si veníamos mencionando que la situación estaba anaranjada, pasamos a un tono más rojizo, crítico en materia económica. Está claro que los fondos para la Salud están, pero son finitos. Situación que se repiten en absolutamente todas las comunas de la Provincia.

 

Y la importancia del cuidado: las camas son limitadas, los respiradores mucho más, y si todos se quedan en sus casas, el Hospital les dará el mejor cobijo posible a misma cantidad de casos pero llegando de forma más progresiva, no todos de golpe.

 

En la semana se conoció que hubo un fuerte recorte a funcionarios municipales (que rondaría el 20%, según logró saber Infoeme) y que también hubo un ajuste en áreas como Cultura. Para el primer caso, cabe aclarar, el Intendente Galli confirmó en conferencia de prensa a última hora que estará destinado a sumar a un fondo afectado para combatir la pandemia. En medio de todo un caos de controles por la cuarentena obligatoria, y en medio de importantísimos preparativos en el Hospital por picos de contagio, es un tema que habrá que mirar de reojo. Aunque todo sea muy importante.

 

Fueron, son y serán días muy difíciles. De la paciencia de algo tan simple como quedarse en sus casas, de cuidarse un poco más, de lavarse las manos. De cuidar al otro, de pensar en el otro.

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