El trágico incendio ocurrido el último miércoles en que murió la catequista Elba Castrillo Izaguirre y el párroco Daniel D'imporzano resultó herido se desató por una almohadilla eléctrica que provocó un cortocircuito.
Así se desprende de las primeras pericias y testimonios que dan indicios de un hecho accidental.
La hipótesis principal indica que un olvido del párroco de ese elemento - que diariamente usaba para calentarse los pies- al dormirse habría dado inicio al incendio que rápidamente se expandió por la vivienda y provocó una densa humareda en las habitaciones.
Los resultados de la autopsia ratificaron que la mujer murió por "inhalación de monóxido de carbono" sin "ningún signo de violencia o quemadura".
En principio la causa que instruye la fiscal Susana Alonso podría quedar tipificada como “incendio culposo” o “Muerte por accidente” aunque se aguardan los resultados finales de autopsia y el resto de los elementos probatorios para definir la carátula definitiva.