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Otro informe especial: Estudiantes, el equipo que lo ganó todo

En tiempo de cuarentena obligatoria afloran los recuerdos, y desde un sitio especializado decidieron recordar la  mítica campaña de Estudiantes en los años 2000 y 2001. Títulos por doquier, cuatro en una temporada para entrar en la historia del básquet nacional.

 

El bicampeonato en La Liga Nacional, el Torneo Panamericano, Liga Sudamericana y Copa de Campeones… todo eso y el recuerdo de los fanáticos ganó Estudiantes de Olavarría en la temporada 2000/2001. Basquetplus recordó la experiencia de aquellos años, aquel equipo “bataraz” que lo ganó todo.

 

 

La temporada anterior Estudiantes venía de ser campeón de La Liga Nacional, pero de cara a una nueva experiencia en la máxima categoría sufrió tres bajas de suma importancia. La primera fue la del Jugador más Valioso de las Finales, Rubén Wolkowyski, quien puso rumbo a la NBA para jugar en el desaparecido Seattle Supersonics y también las partidas de JJ Eubanks y Nicolás Gianella. En sus lugares llegaron Gabriel Fernández, Byron Wilson y Paolo Quinteros que llegaba desde una categoría inferior.. Además, se fichó a Gabriel Díaz y a Trelonnie Owens, ya que a partir de la temporada 2000/01 se permitió la incorporación un extranjero más (hasta esa campaña sólo se podían contratar dos). 

 

Era un verdadero equipazo, de larga rotación, con jugadores nacionales y foráneos de renombre y promesas con futuro internacional. Sabían que debían disputar la Liga Nacional, la Liga Sudamericana y el Panamericano de Clubes. Tres torneos en una temporada de muchos partidos, giras y choques. No sería para nada fácil el desafío y tenían que mejorar lo que habían conseguido la temporada pasada, en donde se coronaron campeones del certamen doméstico. 

 

Un inicio complicado

El comienzo no fue sencillo y, debido a que el acompañamiento del público no fue el esperado, con un promedio menor a las 500 personas por juego, a la dirigencia se le hizo muy difícil cumplir con el presupuesto estipulado (900.000 dólares por toda la temporada), por lo que el atraso de los sueldos de los jugadores generó una pequeña crisis.

 

Así y todo, en la primera fase Estudiantes demostró que estaba para cosas serias y finalizó primero con un récord de 24 partidos ganados y seis perdidos. En la segunda fase volvió a ser dominante y cerró la regular como uno de los punteros de la Zona A1, con un balance de 11 victorias y tres derrotas que le permitió clasificarse a playoffs. 

 

En Cuartos del Final esperaba su homónimo de Bahía Blanca, y allí Estudiantes hizo uso de su etiqueta de candidato, ganando los tres partidos de la serie por 130-97, 95-91 y 93-89. Luego, en las Semifinales se enfrentó a Boca, en donde venció cómodamente en el primer partido, pero perdió en el segundo de local (91-89), con un doble sobre la bocina. A pesar de eso, el “bata” demostró su temple y liquidó la serie en La Bombonerita con dos victorias (91-86 y 95-85). 

 

Otra vez Estudiantes estaba en la final y en esta ocasión se enfrentaría a Libertad de Sunchales. El primer encuentro quedaría en manos de los de Olavarría, que dominaron el partido de principio a fin (111-100), pero en el segundo juego otra vez Estudiantes perdió en el Maxigimnasio con un final para el infarto (85-84). Tras ese revés, repitió la situación de la instancia anterior y volvió a conseguir dos victorias en fila (100-83 y 91-86) que le permitieron tener una ventaja de 3-1 en la serie. 

 

Finalmente, la serie volvió a Olavarría y allí no hubo resquicios. Estudiantes manejó el quinto juego de tal manera que llegó a sacar 20 puntos en el primer tiempo, logrando ganar el partido 132-99, la serie y otro campeonato que desató la locura de la gente que festejaba de manera exorbitante mientras que los jugadores erigían el trofeo y Byron Wilson se quedaba con el MVP de las finales

 

 

Además, el equipo liderado por Sergio Hernández se quedó con la Copa de Campeones al derrotar a Atenas de Córdoba en el Polideportivo Carlos Cerutti. La competencia que reunía a 6 equipos de La Liga (el último campeón, dos bicampeones históricos, el club organizador y otros dos invitados) entregó el último título al “bataraz” ya que dejó de realizarse en el año 2000.

 

 

Levantando vuelo internacional

La relevancia de Estudiantes no sólo se dio a nivel nacional, sino también en el contexto internacional. Primero llegó el Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones, en plena pretemporada y con dos extranjeros de prueba: Zavian Smith y Marshall Phillips. Lógicamente, los de Olavarría no pudieron imponer su juego y finalizaron el torneo en la cuarta posición luego de ser derrotados en las semifinales ante Trotamundos (que después fue el campeón del torneo) y en el partido por el tercer puesto frente a Welcome de Uruguay. 

 

 

El segundo torneo internacional del año fue el Panamericano de Clubes que se disputó en Uruguay. En la fase de grupos Estudiantes quedó segundo luego de dos victorias (ante Vasco da Gama y Mayas) y una derrota (Aguada).

 

En las Semifinales, el “albinegro” se encontró con Welcome, que ya lo había eliminado en el certamen previo, y esta vez fueron los de Hernández los que lograron llevarse el juego 104-102, tras un mítico partido en el que Daniel Farabello metió un triple de siete metros que le permitió a los suyos forzar la prórroga. En la final, los de Olavarría liquidaron a Aguada (74-64) y se consagraron campeones de la competencia, obteniendo el título panamericano. 

 

El último torneo internacional fue la Liga Sudamericana. En el Grupo B, Estudiantes fue el puntero y venció a Uberlandia, Real Santa Cruz y Piratas. Los de Olavarría estaban en su mejor momento y nadie los iba a frenar. En la etapa decisiva lo volvieron a demostrar y liquidaron en Cuartos de Final al último campeón, el Vasco da Gama de Elio Rubens, que contaba con un verdadero equipazo conformado por Nené y el Grillo Vargas, entre otros. Primero vencieron a los cariocas con amplitud en Brasil y luego lo hicieron en Parque Guerrero, en una final no apta para corazones flojos, gracias al binomio Wilson-McGray. 

 

 

En las Semifinales dieron cuentas de Atenas, tras dar vuelta la serie y ganar dos partidos en el Parque Guerrero por 79-68 y 84-80. Del otro lado estaba Gimnasia de Comodoro Rivadavia, que se había llevado la llave ante Flamengo tras vencerlo en el tercer punto. En la final hubo un solo equipo y Estudiantes borró literalmente de la cancha al “verde”, triunfando en los tres partidos (100-86, 106-86 y 100-78) para quedarse con su segundo trofeo internacional de la temporada en un Maxi completamente repleto en el que no cabía un alfiler. 

 

Un final feliz

Superaron tormentas, contratiempos y crisis. Se hicieron fuertes ante la tempestad y demostraron que nunca pero nunca hay que subestimar el corazón de un campeón. Los dieron por muertos. Creyeron que no serían suficientes. No confiaron en ellos. Nada de eso importó y los de Sergio Hernández lograron cuatro títulos nadando en contra de la marea. Hasta hoy se los recuerda. Dejaron a Estudiantes y a Olavarría en lo más alto. Son y serán historia. Por siempre y para siempre.

 

Nota: Basquetplus.com // “Nacho” Miranda

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