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Mauro Szeta, especial para Infoeme
Primero le pegaron. La molieron a trompadas. Ella no vio venir el ataque. Estaba con las orejas tapadas con auriculares.
Atontada, inconciente, Marisol, sufrió el ataque final, y murió estrangulada. No llegaron a robarle, no la violaron. Y entonces la pregunta, como en tantos casos fue: quién y por qué.
Desde el momento del hallazgo del cuerpo, Saladillo se conmovió. Todo fue dolor. Los 32 mil habitantes tejieron miles de hipótesis.
Los medios desinformaron. Metieron preso al marido cuando nunca estuvo preso. Se habló de la pista de la herencia, se habló de infidelidades cruzadas. Se dijo de todo.
Pasada una semana, la pista que se impone es la del atacante sexual improvisado. Con dos testigos, se armó su identikit, y salieron a buscarlo. El degenerado ya habia escapado del pueblo.
Otra vez, un crimen en un pueblo, otra vez el horror en primera persona. Otra vez, un drama sin resolver.