La Virgen, el Fray y un sitio lleno de fe y esperanza | Infoeme
Miércoles 16 de Julio 2025 - 9:39hs
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Olavarría

La Virgen, el Fray y un sitio lleno de fe y esperanza

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Walter Minor - walterhistorias@gmail.com

historiasdeolavarria.blogspot.com

Hace pocos días me consultaron sobre si sabía de un sitio que se identificara con la Fe y la esperanza en Olavarría. La verdad que nunca imaginé esta pregunta y por lo tanto tuve que tomarme un tiempo bastante largo para pensarlo y ver a través de algunas consultas en el archivo si realmente existía un lugar así.

Por suerte se me ocurrió empezar con quién había sido la persona más popularmente bondadosa y reconocida de la ciudad y en eso no tuve dudas: Fray Romeo Musaragno.

Pero lo que me pedían era un lugar y no una persona, por lo tanto, el problema siguió siendo problema hasta que un amigo me recordó que Fray Romeo estaba sepultado en el predio de La Virgen de La Loma y entonces recordé como se había gestado aquel sitio, que casualmente coincidía con la llegada del italiano a nuestra ciudad.

Cuando junté todas las piezas, me di cuenta que el sitio que tiene el mayor significado de esperanza y fe en Olavarría es La Virgen de la Loma. Por su nacimiento, porque consiguió unir a un pueblo para concretarlo, por ser el primer trabajo encomendado al bueno de Fray Romeo y porque en ese espacio conviven dos figuras que tienen todas las características necesarias para provocar sentimientos de confiabilidad que la gente de mi ciudad busca y no encuentra en los lugares convencionales.

La Virgen, el Fray y un remanso pleno de esperanza y fe para aquellos que necesitan un bálsamo espiritual: La Virgen de la Loma.

La Virgen de la Loma

La Virgen de la Loma es una advocación mariana venerada en la localidad conquense de Campillo de Altobuey, cuya festividad se celebra el 8 de septiembre.

Según la tradición la imagen apareció hace muchos años en una loma cercana a Campillo. Al verla, un viajero que estaba de paso por el lugar decidió cargarla en su alforja para obsequiársela a su esposa. Este hombre había quedado impactado por la belleza de la estatuilla y no soportó la curiosidad por volver a verla, por lo que se detuvo a mitad de camino. Con gran contrariedad vio que la alforja estaba vacía y volvió sobre sus pasos para tratar de recuperarla, ya que creía que se le había caído en el trayecto.

Después de andar un buen trecho se percató de que nuevamente había llegado a la loma y con gran sorpresa vio que la imagen estaba en el mismo sitio en que él la había recogido.

La levantó nuevamente, volvió a colocarla en la alforja con cuidado y esta vez se encargó de verificar que estuviese bien segura. Enderezó hacia el mismo camino que había transitado antes y luego de recorrer una corta distancia quiso comprobar que la estatuilla se conservaba en su lugar, pero con gran asombro descubrió que ya no estaba, por lo que repitió la historia anterior.

Al llegar a la loma, divisó a la virgen, que había vuelto otra vez a su sitio.

El viajero viró en su rumbo y entró en el pueblo donde le relató a todos la increíble historia. A partir de ese momento, los lugareños se identificaron con esta imagen milagrosa y hasta le construyeron un santuario en el lugar de su aparición.

¡Sorpresa!!!... ¡Creían que la virgen de la Loma era solamente nuestra!!!... No. Hay una y más antigua en España, aunque seguramente, la de Olavarría es más linda porque es nuestra.

Y ya que es tan nuestra, vamos a contar, con la mayor precisión posible, como llegó a la vera de la ruta 226 y el porqué de su armonía con una de las personas más solidarias y queridas de Olavarría.

Nuestra Virgen de la Loma

El 17 de enero de 1967, el señor Francisco Giaselli, un italiano que por ese entonces contaba con 54 años, domiciliado en la avenida Colón y lo que hoy es calle Vicente Bahía (a 7 cuadras de la vieja estación de El Provincial), se dirigía como cada mañana a la cantera vecinal done trabajaba. Era un día como cualquier otro hasta que al pasar sobre la lomada que se encuentra en el kilómetro 330 de la ruta 226, encontró tiradas en el suelo tres estatuillas. Dos pertenecían a la imagen de la Virgen María y la otra a San Ceferino (Ceferino Namuncurá). Estaban en un nicho de plástico.

Según se dice, junto a las imágenes había una alcancía con monedas y una pequeña nota que decía “No me saquen de aquí. Hagan algo para cuando llueve que yo hago muchos milagros”.

A poco de haberse detenido Don Giaselli, acertó a pasar por el lugar Antonio Ferraiuelo y juntos empezaron a comentar lo extraño del hallazgo. Giaselli, dándole valor a lo escrito, tomó algunas piedras, las colocó alrededor del contenedor de plástico y puso como techo unas chapas para protegerlas. Pasadas unas horas, relató lo sucedido a Contardo Miglioranza, Cura Párroco de de la iglesia de Monte Viggiano, quien junto a los sacerdotes de dicha iglesia concurrieron al lugar y verificaron el hallazgo.

La oportunidad fue propicia para que el Párroco le manifestara a Giaselli que si obtenían colaboración de la comunidad, harían construir en ese lugar un templete para las imágenes.

El 18 de marzo, Miglioranza autorizaba por escrito a Francisco Giaselli para realizar una colecta, dándole además el cuidado de las imágenes, provisoriamente, hasta que tuvieran su sitio definitivo.

El trabajo encomendado fue realizado de inmediato por Don Giaselli, quien compró un cuaderno para anotar las donaciones que iban surgiendo de sus entrevistas. Al poco tiempo, la suma obtenida entre lo depositado en la alcancía encontrada en el lugar y las donaciones, alcanzan una suma cercana a los 2.000 pesos, que por aquel entonces era una suma considerable.

De inmediato. Miglioranza se abocó a la tarea de conseguir el sector del campo dónde se hizo el hallazgo para instalar la imagen, pero recibió la rotunda negativa de su propietaria. Sin embargo, como la noticia se había difundido, muchas personas se acercaban al lugar para rezar por lo que el párroco tuvo la ocurrencia de pedirle a la señora María Vacardi de Ferraiuelo, que era propietaria del campo que estaba exactamente frente a donde se había encontrado la virgen (cruzando la ruta 226), un pequeño lugar para el templete.

Cuando fue a entrevistarla, antes de que pudiera hacer efectiva su solicitud, la señora le preguntó si existía alguna posibilidad de que la Virgencita quedara en su chacra, lo que facilitó la labor.

El 12 de mayo de 1967, las topadoras de la municipalidad comenzaron con los trabajos de nivelación del terreno, donde luego se colocaría la base para instalar la imagen de mayor tamaño, mientras que otro sitio se adaptó para albergar a las otras dos estatuillas.

Como vemos, la historia oficializada le adjudica las gestiones hechas por Miglioranza a Fray Romeo Musaragno, cosa que no es real, porque el fray recién llegaría a Olavarría en el mes de octubre de 1967, exactamente cuatro meses después de que se iniciaran los trabajos en ese predio.

De donde salió el dato, solo sabe el que lo difundió. Lo real es que pasados unos pocos meses del acontecimiento, se notó que los trabajos estaban estancados, mientras crecía la ansiedad de la población por inaugurar el templete. La inquietud fue llevada al Párroco Miglioranza, quién para ese tiempo se encontraba muy atareado por lo que delegó el asunto a uno de sus sacerdotes recién llegados. Estamos en octubre de 1967 y el designado provenía de Uruguay: Fray Romeo Musaragno.

Fray Romeo

Romeo Vittorio Musaragno nació en Maerne, Venecia, el 29 de febrero de 1922.

Era hijo del matrimonio formado por el conde-marqués Mario Musaragno y Angela Joana Bertoldo, descendiente de la primera reina húngara. Fue el quinto hijo de de seis.

Recién nacido, el médico familiar le dijo a sus padres que el bebé poseía una salud extremadamente frágil y no viviría más que unos pocos días. Se equivocó.

Este niño, aunque carecía de una salud sólida, poseía un espíritu solidario que lo rebelaba ante las injusticias que sufrían los campesinos de su tierra y eso lo alentó para que en 1936, con catorce años, ingresara a la Orden de los Franciscanos Conventuales.

Se formó en los conventos de Camposampiero (Treviso) y San Pietro di Barbozza (Padua). Debió sortear reglas rígidas y una severidad que no se condecían con su salud endeble. Pero Romeo suplantaba eso con una gran fuerza de voluntad y a los dieciséis años, el 9 de febrero de 1939 fue consagrado como “Hermano Menor” en su camino espiritual

En Europa comenzaba la guerra y Fray Romeo debió exponerse a seis años tremendos de muerte y padecimiento como enfermero de La Cruz Roja.

En 1950 llegó a Uruguay como voluntario misionero. Su labor allí fue de tal magnitud que recibió un ofrecimiento para ser candidato a intendente de la ciudad de Las Piedras, en el departamento de Canelones.

En octubre de mil novecientos sesenta y siete fue trasladado a Olavarría para realizar una suplencia de dos meses y a los pocos días de establecerse tuvo su primera misión: formar la comisión Pro Virgen de La Loma que se encargaría de instalar definitivamente la figura de la Santa madre.

Y Fray Romeo no defraudó. Se hizo cargo de formar la Comisión Pro Virgen de La Loma, que tenía como presidente a Don Pastor Berrino y además actuaban el resto de los frailes de Monte Viggiano. Junto a ellos se abocó de inmediato a conseguir los elementos faltantes para la construcción y luego de juntar el dinero correspondiente mediante eventos y donaciones, llegó el día de la inauguración oficial.

Inauguración del templete

El domingo 10 de diciembre de 1967, en una tarde soleada, se hizo la peregrinación desde la iglesia de Monte Viggiano hasta el templete ubicado sobre la loma en el kilómetro 330 de la ruta 226. Allí el Cura Párroco de la iglesia San José, Presbítero José Tomassi, bendijo el templete y la imagen.

Al terminar las ceremonias hubo una fiesta popular con entretenimientos, bailes populares y fuegos de artificio que duraron hasta bien entrada la noche.

A pesar de haber conseguido su cometido, Fray Romeo y la comisión siguieron trabajando para que el lugar tuviera un cómodo acceso a cualquier hora del día y buscaron dotarla de un camino sólido e iluminación.

Según se dice, cada vez que la Comisión atravesaba un momento crítico, ocurrían “pequeños milagros” que la ayudaban a superar la crisis y llegar a buen puerto con lo estipulado.

Finalmente, el día 5 de julio de 1970 el proyecto se hizo realidad con la inauguraron las obras de luz a gas de mercurio y pavimento de acceso, dos símbolos de progreso que beneficiaron mas que nada al viajero nocturno.

Estas obras fueron bendecidas por el Cura Párroco Contardo Miglioranza, de la Iglesia Monte Viggiano, ante una crecida concurrencia que soportó a pie firme el gélido día de invieno. El acto lo presidió el intendente municipal de aquel entonces, Enrique Alfieri.

El destino ideal de Fray Romeo

Por su parte, Fray Romeo, que había llegado solo por dos meses, continuó con su obra caritativa que abarcó 30 años en nuestra ciudad, pero jamás olvidó aquella primera misión.

Hombre de una vida casi milagrosa, había burlado el presagio del médico familiar que le había pronosticado una muerte cercana al nacer, para llegar a vivir terrenalmente 76 años.

Se puede decir que a través de su existencia hubo hechos que demostraron su cercanía con Dios. Según contaba, cierta vez, siendo enfermero de la Cruz Roja durante la guerra, viajaba en un tren desde Trieste a Fosalta, cuando un avión enemigo comenzó a lanzar su artillería sobre el convoy. Las balas pasaban a pocos centímetros de su humanidad pero ninguna consiguió acertarle.

Fue el único sobreviviente del vagón ametrallado.

Evitó a la muerte varias veces de forma inexplicable en aquella guerra, mientras quienes estaban a su lado caían abatidos. Superó operaciones cancerígenas y solo sucumbió cuando su Dios lo llamó a descansar el 19 de agosto de 1998.

Murió a las doce y veinte del mediodía en una habitación de la clínica María Auxiliadora.

Según quienes lo escucharon, sus últimas palabras fueron “Que se cumpla en mí la voluntad de Dios”. La Municipalidad decretó duelo en todo el Partido. Se efectuaron diez misas concelebradas por sacerdotes de las distintas parroquias y vino gente desde Chile y Uruguay inclusive.

Acompañado de una multitud como no se recuerda en nuestro medio, fue depositado en la bóveda de la familia Boucíguez, en el cementerio municipal. Allí permaneció hasta su definitivo traslado a la Virgen de la Loma, aquel santuario que fue el punto de partida para su misión en nuestra ciudad y a la que él le dio un lugar de privilegio en su corazón.

Quizá para quién abrazó una forma de vida tan transparente y similar a la de Jesús, ningún lugar puede ser más propicio para su reposo como el que comparte actualmente con la figura de María.

(Las 2 fotos de La Virgen de la Loma fueron tomadas del blog “Personas comunes”).

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