Alexis Grierson / @alexisdechillar
Es una semana donde volvimos un poco más a la normalidad. El ministro de Economía Martín Guzmán se anotó un porotazo (aunque suene extraño) con el FMI, dio un poco más de aire, pero en la semana hubo anuncios que a la larga o a la corta iban a pasar, y que generaron un entendible enojo: a mitad de año parece que habrá suba en los servicios públicos, según lo que anunció Santiago Cafiero.
Lo de Cafiero suena a equívoco (incluso lo desmintió el propio Presidente Fernández llevando mesura al anuncio) pero también para enviar un mensaje a los remarcadores: el posible aumento de los servicios sería para “quienes lo puedan pagar” y rondaría un porcentaje bajo, como para empezar a vislumbrar un futuro más previsible, aunque igual de doloroso.
De todos modos nace un problema. Uno más de los tantos que existen en este presente: la suba de las mínimas (ya sea del salario, de asignaciones, jubilaciones y demás) hace que la pirámide se achate, pero que la parte del medio de dicha pirámide no tenga ni subas considerables ni compensaciones con una inflación que dio un poco de respiro pero que no es definitivo. ¿Será Guzmán o Cafiero quienes encuentren el ausente gesto a la clase media?
En ese escenario, fue un poco el despertar del sueño de la “primavera albertista” post asunción en diciembre. Parece que asumió en agosto, pero no lleva ni 3 meses en el gobierno. La situación económica sigue siendo muy delicada. La obra pública está prácticamente paralizada, los equipos de gobierno todavía no fueron armados al 100%, y la incertidumbre interna comenzó a contagiar (más) a la incertidumbre externa, no sólo de empresarios sino también de los argentinos en general.
El panorama, de todos modos, no es desolador: volvió el programa Remediar, que se implementará en marzo y se destinará a 16 millones de personas, las jubilaciones tendrían una suba considerable con la inflación, y el primer dinero en el bolsillo de los argentinos sirvió para aliviar la agudeza de la crisis. Además, el debate por el aborto será un hecho (no así su aprobación, dado que el Congreso los números siguen siendo apretados a favor del no, sobretodo en el Senado) y también lo será las multas y sanciones a negacionistas de la dictadura. Son buenas, bienvenidas sean las leyes progresistas.
Y, de todos modos, la sensación de la primavera albertista continúa en el grueso de la gente: sondeos indican que la “esperanza” en el nuevo gobierno prima por sobre otras más negativas. Pero, todo tiene su límite.
Se siente, se siente, ¿Larreta presidente?
Macri ya no lo es, no se sabe si quiere ser pero empieza a mostrarse. Vidal tampoco lo es, parece que quiere ser pero aspirar a mucho más. Ojo con Larreta: nunca lo fue, está en un lugar clave y ya mostró intenciones de querer ser. Mismo caso Jorge Macri y Diego Santilli en la Provincia de Buenos Aires. En todos aparece un denominador común: Galli entre la mesa de intendentes que buscan trazar líneas de trabajo
El jefe comunal de Olavarría sigue en lugares de protagonismo dentro del Pro y la alianza Juntos por el Cambio, y fue uno de los intendentes presentes en una cena donde Horacio Rodríguez Larreta habría manifestado sus ganas de ser candidato a presidente del espacio.
Esto tiene un correlato: Galli está en la mesa de dirigentes del Pro que toman las decisiones, sumado a que se mostró cercano a Jorge Macri, intendente de Vicente López y presidente del Foro de Intendentes de Cambiemos. Si a eso le sumamos las intenciones de los dirigentes e incluso el pensamiento a futuro del propio Ezequiel Galli (quien, por ahora, no será candidato a Intendente por la limitación de reelección en el cargo) estamos ante un escenario interesante de cara al futuro. Para mirar muy de cerca.
En la semana, también, apareció el nombre de Emilio Monzó como posible candidato dentro de la coalición, es decir, un nombre más para anotar a una carrera que le falta mucho tiempo, pero que ya tiene algunos competidores.
Jáuregui ¿y un portazo?
Situación curiosa se vivió en el Senado bonaerense con el olavarriense Dalton Jáuregui. De ser senador, integrante del Consejo de la Magistratura y con importante relevancia dentro del arco político legislativo a amagar con un portazo de Juntos por el Cambio y romper con el bloque (¿con regreso a la cámara levantando la renuncia?). Repasemos lo sucedido.
Todo comienza en diciembre de 2019: por un acuerdo con Cambiemos a nivel nacional y provincial, Dalton Jáuregui se tomó licencia por dos años para dejar lugar a Lucrecia Egger, de Azul, en su lugar y darle la banca a la dirigente que representa, actualmente, a la vecina ciudad. Con un detalle que no se supo: hubo una promesa de que Jáuregui tendría “un lugar de importancia” luego de dicha licencia.
Post derrota de Vidal y a sabiendas de que los cargos y lugares eran limitados, Jáuregui entendió todo el escenario “y se conformó con la Secretaría Legislativa de bloque”, según indicaron fuentes cercanas al ex senador en diálogo con Infoeme.
“Ahí surgieron diferencias...principalmente con Roberto Costa”, quien es presidente del bloque de Juntos por el Cambio. La misma fuente expresó que “no le dieron ni una comodidad para llevar a cabo ese cargo (ni una computadora). Pasó de ser senador a ni siquiera un Secretario Legislativo con todas las letras. Y se cansó”.
El enojo generó que algunos portales provinciales confirmaran que Jáuregui volvería de su licencia, rompería con Juntos por el Cambio y formaría un unibloque. Esto no fue así: “no pasó nada, solo una discusión por estas diferencias” aunque, de todos modos, la posibilidad de romper no fue descartada.
En este sentido, resaltaron el rol “técnico” de Jáuregui y la experiencia en la actividad legislativa. Incluso, salvo su lugar como Jefe de Gabinete de nuestra ciudad tras el recital del Indio Solari, toda su trayectoria fue en la Legislatura Bonaerense.
Jáuregui habría dicho, con absoluta contundencia que “quiero seguir trabajando, quiero seguir haciendo política. Denme un mísero lugar” tras estas “trabas” que pusieron internamente en Juntos por el Cambio, que en la reconstrucción de tranquilo, tiene muy poco. Tan poco, que la mismísima ex gobernadora Vidal intervendría la próxima semana.
Las presuntas calmas de verano, un mito completamente derribado por la política.