Pedro Saborido presentó su último libro en un encuentro que se llevó a cabo en el salón del Sindicato de Ceramistas (SOECO) ubicado en calle Lamadrid 2539. Un gran marco de público participó del evento que estuvo encabezado por el precandidato a intendente y actual concejal, Ferderico Aguilera y el periodista Leandro Lora.
El escrito ofrece “27 relatos, 74 reflexiones y más 140 metáforas que pueden servir para regocijo del simpatizante, como valiosa información para el desconocedor o el extranjero, o también como guía práctica para que el antiperonista pueda acabar de una vez por todas con el monstruo que desde hace más de 70 años azota a la Argentina”.
Antes de la charla y en diálogo con los medios, el autor habló sobre el acto de “hacer humor”. Señaló que “no siempre el humor es algo ‘en contra de’. Siempre dicen ‘el humor ácido’. No siempre. Podés hacer chistes con tu mamá, sobre sus hijos, no quiere decir que los odien o los combatan. Hacés humor sobre cosas que te gustan, no te gustan, gente que querés, que no. Yo hago humor con Micky Vainilla, que es un nazi, no es algo que me guste”.
Respecto a si existe un humor en tiempos de crisis, aseguró que “el humor es un analgésico” y agregó: “una persona que perdió el trabajo con humor puede soportar un poco la situación pero mejor es que tenga trabajo, antes de que tenga el chiste para soportar la falta de trabajo”.
Ante situaciones traumáticas el humor ayuda a soportar el momento, pero no soluciona
Respecto a la vinculación del humor y la política, afirmó que “yo hago humor, la gente lo politiza”. Y realizó una distinción respecto al humor sobre actualidad. “No hago nunca chistes de Macri o de Cristina. Todo el tiempo nos decían que con Capusotto hacíamos humor político porque abordamos ciertos temas, pero nunca nos pusimos a hacer humor como Nik que hace chistes con la cartera de Cristina”.
En su libro aparece Borges por ejemplo, como una figura politizada. En su relato “Oferta” –y sin ánimo de spoilear- se analiza la acusación que recibe el peronismo de sostener prácticas ligadas al clientelismo.
“Aparece esta cosa de Borges como personaje del antiperonismo. Pero el peronista con Borges no tiene problemas, no te dicen que es mal escritor porque es antiperonista”, contó.
Por último, afirmó que sus relatos surgen “trabajando”. Aseguró que “es decepcionante que se ponga a trabajar para hacer estas estupideces pero hago eso: me siento y empiezo a pensar”.