Cada 4 de agosto se celebra en Argentina el Día del Panadero y la Panadera, fecha que recuerda la fundación del primer sindicato de este rubro en la provincia de Buenos Aires, con el objetivo de reconocer el “esfuerzo físico y la dedicación de los panaderos a la tarea de alimentar a toda una nación”.
En este marco, Infoeme dialogó con Patricia quien actualmente es responsable de la panadería y confitería “Panadería Avenida” junto a su hermano. Se trata de un emprendimiento familiar, ubicado en Avenida Pringles 3929, que inició exactamente hace 31 años y que con el paso del tiempo pudo tener la aceptación del barrio Mariano Moreno y visitantes de la ciudad.
“Comencé a trabajar de panadera en otro lugar y fui aprendiendo este oficio con el correr de los años, y desde 1992 llevo adelante el local. Llegamos a tener tres sucursales en muy poco tiempo”, explicó Patricia, la dueña, quien comparte la pasión por el trabajo junto a su hermano y su prima.
Hoy son cinco personas las que forman parte del grupo de trabajo, quienes tienen rutinas muy marcadas, comenzando las jornadas desde muy temprano. Patricia detalló que los hornos se ponen en marcha desde las 5 de la mañana, y el local permanece abierto de corrido hasta las 20 horas. Los domingos y lunes cierra para darle descanso a sus panaderos.
Los trabajadores, de martes a sábado, crean con sus manos los productos como el pan, un alimento milenario muy querido por las y los olavarrienses y que ha sufrido algunas transformaciones.
Sobre los consumos y los cambios que ha tenido este rubro, Patricia contó: “El trabajo cambió muchísimo, antes todo era más artesanal y llevaba más tiempo. Hoy con las máquinas y nuevas tecnologías, en 10 minutos ya tenes el pan hecho”.
“También en la época de pandemia nos dimos cuenta que la gente aprendió a hacer panes caseros o medialunas, y tuvimos que modificar estrategias para seguir vendiendo y que la gente nos siga eligiendo”, manifestó.
En ese sentido, la entrevistada confesó que “la gente ya no come tanto pan. Por temas de salud, elecciones o gustos. Nuestros clientes eligen otros alimentos y tratamos de tener una oferta variada”.
En diálogo con este medio, valoró el trabajo del panadero y demostró que tiene un rol importante en la sociedad: “lo importante es entregar la mercadería como la gente la quiere y lo que más nos satisface es saber que les gusta lo que hacemos, sobre todo recibir críticas constructivas para mejorar cada día”.
Asimismo, Patricia destacó que afortunadamente son propietarios y eso permite ofrecer precios más accesibles para los vecinos y visitantes que circulan y entran a la ciudad. Los productos más elegidos son los bizcochos, sandwich de miga y galletas.
En concreto, “ser panadera es compartir, es un servicio y es lindo que nosotros que hacemos pan hace tantos años esté en la mesa de toda la gente; y realmente la persona que entra por la puerta elige nuestro pan y lo disfruta”, expresó.
“Con el tiempo este oficio me terminó gustando mucho. Es mi vida y gracias a este trabajo crié a mis hijos, pudieron estudiar y son profesionales. Hoy lo tomo con más liviandad, trato de valorar lo que hemos construido con tanto esfuerzo y dedicación”, reflexionó Patricia.