Por Luciana Pedernera
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La danza llegó a su vida en un momento muy difícil. Tenía cuatro años, lo intentó y no pudo, probó otras disciplinas, pero al final volvió y hoy no se imagina su vida sin bailar. Conocé, en un nuevo capítulo de Tu Historia, a Valeria Potes, docente, bailarina olavarriense y creadora de Artedanza.
"Tenía cuatro años cuando falleció papá y mamá quería ocupar mi cabeza en otra cosa, en esa época era danzas clásicas, españolas o modernas, me anotó en español, pero no duré mucho, el estrés y la situación de mi hogar hizo que no pudiera más", compartió sobre sus inicios.
En la búsqueda de su mamá y ante la pregunta: "¿Qué hacemos con la nena?" al año siguiente, luego de incursionar por la danza español, empezó a "probar de todo". Esto la invitó a recordar: "Nada me gustaba, hasta que un profe de educación física le dijo a mamá 'Valeria baila tan lindo, por qué no la mandas' y desde ahí no paré".
Entre estudios de danza, terminó sus estudios primarios, luego secundarios y llegó el momento de decidir sobre su futuro, pero no estaba dentro de las posibilidades ir a estudiar fuera de Olavarría y se formó para ejercer como profesora de nivel inicial. "Me recibí, empecé a trabajar y con ese sueldo empecé a canjear clases de danzas", contó sobre el nuevo capitulo de la disciplina en su vida.
Y agregó: "Empecé a viajar a Buenos Aires, luego empecé en la Escuela Municipal de Danzas donde conocí gente de Capital, ahí pase de ser alumna a ser asistente y de ser asistente a profe, hasta que un día pase por un salón, la miré a mamá y le dije 'porqué no alquilarlo y poner mi estudio de danza'".
En su trayectoria comenzaba otro apartado: en 2008 abrió Artedanza. "Pensé que iba a tener 50 alumnas y tuve 100 y ahí fue creciendo hasta que dije 'basta'. Me animé, dejé la docencia y me dediqué sólo a ser profe de danza". A 15 años de su fundación, el estudio pasaron innumerables y reconocidas personalidades que empezaron siendo profes y hoy son "grandes amigos".
Actualmente, el estudio está Asociado y homologado por la Fundación Julio Bocca, el destacado bailarín, director y maestro de ballet argentino con quien tiene una relación muy especial y a quien admira desde siempre. "La primera clase que tomé con Julio no lo vi porque lloré, el marcaba y yo lloraba, el año pasado y el anteaño pasado, esperando para salir al escenario del Teatro Municipal mientras llovía a baldazos recibí su mensaje. Mantenemos un codigo de bailarín a bailarín", profundizó.
Su paso por la televisión
En 2009, Valeria Potes acompañó como coreógrafa al Bailando Kids a Julieta Sacher e Iván Padín, de 9 y 10 años. Esta experiencia significó un nuevo desafío en y conocer un nuevo mundo. "La experiencia es linda, enriquecedora, pero a veces cansa porque va más rápido que la vida de uno", sostuvo.
"Hay que acoplarse al mundo de la tele, tenés que estar a full en cualquier horario. Es un laburo re lindo, te hace trabajar mucho la cabeza, pero no sé si es para hacer tres años seguido. Tenés que dejar de lado la familia, estas todo el día ensayando", siguió sobre esta aventura que afianzó su relación con el bailarín y coreógrafo Gustavo Bertuol.
"Sin Martín no hay Valeria, sin Valeria no hay Martín"
Martín es su compañero y sin titubear ella aseguró que "ocupa el primer lugar" en su vida. "La historia de Artedanza se quiebra hace unos años con el fallecimiento de mi mamá nos preguntamos, '¿Qué hacemos?' y el me dijo 'yo te ayudo'", compartió.
"Él es abogado, no tiene nada que ver con la danza y hoy aparte de ser mí amor, es mi pilar. Me ayuda en la administración, en el armado de cosas. El está en un sector y yo en el otro. Sin Martín no hay Valeria y sin Valeria no hay Martín, nos complementamos mucho. Cada uno tiene su rol acá adentro", agregó.
De todas formas, la familia es protagonista porque atrás de Martín están sus hijos y los sobrinos de Valeria: "En los momentos difíciles dejan todo y se vienen, la familia es el sostén", apuntó orgullosa sobre el lazo construido con los hijos de su pareja y su entorno más intimo.
Como si estuvieran destinados a unirse: a Valeria la inspira la música, Martín es coleccionista de música, pieza fundamental a la hora de bailar. Antes de armar una coreografía escucha muchas veces ese tema que le gustó, después lo piensa y luego lo prueba en el estudio. "Ahí empiezo a juntar los pasos y así se va armando la coreo a grandes rasgos", explicó.
Sobre el cierre, reflexionó: "La danza es mi vida, mi pasión, mi saca dolores, mi saca problemas, entrego mi alma, hoy no puedo estar sin bailar. No puedo pensar mi vida sin bailar, sé que en algún momento el cuerpo me lo va a pedir, pero tendré que reinventarme".