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Elisa de Martorano: una apasionada del campo que amó la medicina y la docencia

En esta nota recorremos la vida de una de las médicas más reconocidas de Olavarría. Diversa y ecléctica, tiene mucho para contar. 

Casi todos la conocen como Elisa Martorano, pero su verdadero apellido es León Lounge de Martorano. Lo mismo sucedía con su padre – con quien ha compartido profesión – quien fue popularmente conocido en Olavarría como el Doctor Trilla cuando realmente se apellidaba León y Trilla.

Verborrágica y solidaria, la Doctora León de Martorano ha ejercido la medicina por más de 50 años. Como Ginecóloga y Obstetra ha traído al mundo a cientos, miles de olavarrienses. Sus pacientes la recuerdan con cariño y destacan la relación cercana que ha tenido con ellas. Siempre ha sido más que una médica.

 

“Una infancia feliz”

Elisa nació el 8 de mayo de 1940 en su casa ubicada en General Paz entre Moreno y Lamadrid. Allí ejercería más tarde también su profesión, en el mismo lugar donde lo había hecho su padre. Hija de Jaime León y Trilla y Euralia Lounge, desde muy chica se enamoró del campo.

A mí me apasionaba el campo. Yo pasaba todo el verano ahí. Terminaban las clases y me mandaban para allá y el día anterior a empezar, mi mamá me tenía planchado el guardapolvos acá. Fui una enamorada del campo”, le cuenta a Infoeme acerca de esos primeros años.

Hizo la primaria en su querida Escuela N°8. “Siempre me sacaban afuera porque hablaba mucho. Tengo a quién salir: mi papá hablaba mucho y mi mamá era `muda´”. Luego realizó el secundario en la Escuela Nacional y allí mismo conoció a su gran amor, Edberto César Martorano, con quien se casaría y tendría tres hijos: dos varones y una mujer.

“A mí me apasionaba el campo. Yo pasaba todo el verano. Terminaban las clases y me mandaban para allá y el día anterior a empezar mi mamá me tenía planchado el guardapolvos acá. Fui una enamorada del campo”.

Se conocieron en la escuela y jamás se separaron. Vivieron juntos en Buenos Aires y volvieron cuando ella finalizó su carrera de Médica. Dedicado a la venta de elementos de medicina, falleció en 2010. “Fue un golpe tan duro que ni me di cuenta“. A ella se le ilumina la cara cuando lo nombra. “Es único e irrepetible”.

 

La medicina: casi una causalidad

Elisa León Lounge no iba a ser originalmente médica. Su primera opción era otra: la ingeniería. “No era fácil que las mujeres estudiaran en ese momento. Fuimos a un pensionado de unas laicas españolas, muchas de las Olavarría estaban ahí. Y había gente de otros lados, fue muy lindo, nos llevábamos muy bien”, recuerda sobre esos primeros momentos en la gran ciudad.

“Pero un día vine a mi casa de visita y le dije a mi papá que no me gustaba, que no me llenaba. Yo me quería ir al campo. Me dijo que eligiera otra carrera. Le respondí que iba estudiar Medicina, si me iba bien en la primera materia, seguía, sino me volvía y me iba a vivir al campo. Y ahí me dio dos opciones: estudiar o estudiar”.

“Pero un día vine a mi casa de visita y le dije a mi papá que no me gustaba, que no me llenaba. Yo me quería ir al campo. Me dijo que eligiera otra carrera. Le respondí que iba estudiar Medicina, si me iba bien en la primera materia, seguía, sino me volvía y me iba a vivir al campo. Y ahí me dio dos opciones: estudiar o estudiar”, cuenta sobre cómo se resolvió su pequeña crisis vocacional.

Mirando hacia atrás, siempre había coqueteado con la Medicina. “Siempre le ayudé en el consultorio a mi papá. Yo lo ayudaba con los papales. Él iba a hacer visitas y yo lo acompañaba y me quedaba en el auto”, relata sobre su infancia. “Yo creo que empecé Medicina porque era la única carrera que vi en mi casa”, agrega.

Finalmente, aprobó con un 9 su primera materia y el destino quiso que terminara siendo médica. Finalizó sus estudios en diciembre de 1965 y un año más tarde recibió el tan ansiado diploma, motivo de orgullo para toda su familia.

“Yo hice guardias en el Hospital Durán y un médico me dijo que tenía que ser anestesista. Yo le respondí que no, que yo quería tener hijos”. Y es así como se decidió por la Ginecología y la Obstetricia. Como también lo había hecho su padre.

Ya de vuelta en Olavarría, tuvo su consultorio en su casa, para poder cuidar a sus hijos mientras atendía. “Ya cuando los chicos eran más grandes, puse el consultorio en el consultorio de mi papá. Y me quedé. Terminé mi carrera en el consultorio de la casa donde nací”, cierra el ciclo de su vida profesional.

Antes que la medicina, el campo. El campo lo amé porque me lo enseñó a amar mi abuela”, dice y se vuelve a iluminar su mirada. Pero también la profesión le dio “la alegría de trabajar acá”. “La medicina me dio el lugar de trabajo. La profesión me dio felicidad, me dejó vivir y me dejó conocer gente buena”, concluye.

Y también le ha dado reconocimientos de todo tipo. En 2009 fue distinguida como “Mujer Innovadora” por la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires. El año pasado le pusieron su nombre al consultorio de Ginecología de Lalcec. “Vino Ivonne Oliveto, que es la directora ahora, y me dijo que tenía que ir para una reunión. Era plena pandemia, yo no salía a ningún lado. Me dijo: `ponete linda, no vayas así nomás´” cuenta sobre la sorpresa que se llevó cuando se encontró allí con sus hijos para su merecido homenaje.

 

Una vida diversa

“Mi vida ha sido diversa, no trabajé solamente en la medicina”, resume sobre sus ochenta y tantos años. Es que además de médica ha sido docente. Mientras estudiaba fue ayudante en una cátedra de la UBA. Luego, en Olavarría, continuó con la gran labor de enseñar.

“Mi vida ha sido diversa, no trabajé solamente en la medicina”.

Hice la docencia porque me apasionaba. Daba clases con el doctor Cohendoz. Hice los campamentos con el profesor Lagreyze. Íbamos en tren haciendo medicina y conocí el país. Conocí muchos lugares. ¡Qué hermosura!”, recuerda con una sonrisa en la cara.

En definitiva, dio clases en los colegios Nacional, Comercial y Rosario. Además, ejerció como docente en la Escuela de Enfermería de La Plata. Mientras que, en la Escuela de Agricultura compartió el cargo de Médica y con el de Profesora Higiene y Seguridad Industrial.

 

La mujer detrás de la doctora

Además de ser una reconocida médica de nuestra ciudad, Elisa ha sido hija y esposa, es madre y abuela orgullosa, amiga y hermana. “Tengo dos amigas de la vida. Una que la conocí cuando tenía 6 años y ella, 8. Vive en La Plata. Y la segunda, es de Buenos Aires. La conocí en la primera clase de Medicina. Son mis hermanas de la vida. Y quiero ir a verlas”. La pandemia le impidió estar cerca de ellas durante casi tres años, pero el lazo se mantiene a través de su celular.

Gran contadora de anécdotas, tiene infinidad de historias para rescatar. Hija de un inmigrante español, en 2008 se lanzó hacia el viejo continente para conocer a sus primos paternos. “Un día me dijeron que estaban buscando desde España a las hijas del Doctor Trilla. Como mi papá había sido Director del Hospital, habían encontrado la forma de comunicarse. No sabía manejar la computadora pero tenía una en mi casa. Y ahí me puse en contacto con mis primas”, le cuenta a Infoeme.

“Fui a la Universidad en la que estudió mi papá y yo pensaba `acá debe haber tomado un café mi viejo´”.

Fue tan hermoso que nunca dejo de cortar lo lindo que me pasó. Éramos unos 20, de distintos lugares y nos reunimos en Madrid”, relata sobre el encuentro entre primos. En ese mismo viaje pudo conocer la Valladolid de la que tanto le había hablado su padre. “Fui a la Universidad en la que estudió mi papá y yo pensaba `acá debe haber tomado un café mi viejo´”.

Como si todo ese recorrido fuera poco, su madre nació en la casa en que actualmente funciona el Conservatorio de Música. Y ella vivió allí unos meses antes de comprar su casa. “Cuando se le puso el nombre Ernesto Mogávero estaba muy contenta. Le conté a los chicos que en esa casa había nacido mi mamá. A esa casa venía de Buenos Aires una vez por semana el profesor Mogávero a darle clase a las chicas Lounge. Esa casa está llena de música desde siempre”.  

 

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