La semana política: un brote que causó conmoción e incertidumbre | Infoeme
Viernes 10 de Mayo 2024 - 1:16hs
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Olavarría

La semana política: un brote que causó conmoción e incertidumbre

El coronavirus en su máxima expresión: casi 100 contagios en OIavarría, miedos, mentiras y nexos que se buscan. La política en el medio, y con reproches por lo bajo: ¿cómo se debe gestionar con diferencias ideológicas mediante? Los repudios, los del repudio y el manejo de la angustia. El aislamiento y las ideas. Lo inédito de esta pandemia, otra vez.

Alexis Grierson / @alexisdechillar

 

Otra Olavarría. La última vez que la semana política realizó un análisis había tres casos curados y una discusión sobre cómo levantar la cuarentena para comenzar con la nueva normalidad. Hoy tenemos casi un centenar de positivos, un fallecido, plena Fase 1 y una fuerte incertidumbre en torno al futuro del distrito, al mismo tiempo que la región mira con mayor atención lo que pasa con el coronavirus local. En el medio, como siempre, la política.

 

Pasados los días, desde el entorno del Intendente catalogaron la famosa encuesta de la semana pasada como algo “entendible” por la situación de Olavarría de ese entonces. Pero en el medio pasaron (muchas) cosas.

 

En estas mismas columnas se adelantó de que habría casos positivos, que era una posibilidad y que la altísima circulación (inevitable, por el lugar estratégico de Olavarría) generarían más casos. ¿Es hora de buscar responsables, como culpar a las incontables reuniones sociales, cumpleaños y encuentros? No, pero tampoco se puede pasar por alto que estamos en el centenar de casos, algo que demuestra que la flexibilización de la cuarentena era un hecho y, además, es otra demostración de lo tremendamente contagioso que es el virus.

 

También se apuntó contra los controles que “podrían haber fallado” pero autoridades municipales lo dejaron en claro: los controles en los ingresos previenen y sirven para seguir los nexos en caso de arrojar algún positivo pero no son perfectos, el virus se podía filtrar en algún asintomático.

 

 

Mientras tanto, hubo nuevos tironeos (sutiles, pero existentes) entre Municipio y Provincia, un pase de facturas y diferencias que muestran que más allá del delicado momento, el contraste ideológico parece pesar a casi tres meses de aislamiento social, preventivo y obligatorio.

 

La angustia

 

El intendente Galli habló de encuentros sociales, reuniones y festejos de cumpleaños. De toda esa maraña habría salido el famoso caso 0. Y de todo ese descalabro llegamos al estado actual de situación. Mentiras de los contagiados, otras “naturalizaciones” de los encuentros y acusaciones de todo tipo. Una combinación de factores que generaron un presente más que difícil.

 

 

Desde sectores políticos no escatimaron la crítica al Intendente Galli en haber “alentado” a comenzar a flexibilizar la cuarentena y generar el contexto para los contagios. Si bien es cierto que se estaba pensando en cómo avanzar y la gran cantidad de días (fueron dos meses) sin casos crearon una sensación de final de pandemia, también es cierto que la comuna había advertido que el virus inevitablemente llegaría.

 

Este quizás es el “error” que podría marcarse al menos por ahora, dado que buscar responsables en estos momentos es casi un sin sentido: hubo una contradicción entre la realidad (el virus iba a ingresar con alguna persona asintomática) y los gestos de diferenciación política ideológica del Intendente acerca de la gestión de la pandemia, más que marcados con el gobierno de Axel Kicillof.

 

 

Porque es un debate que hasta hoy no se dio. Está claro, no se discute e incluso no se desalienta el aislamiento social, preventivo y obligatorio, más bien todo lo contrario, más que nunca hay que quedarse en casa. Ahora, ¿cuánto soporta una persona con más de 3 meses de encierro, unas pocas salidas recreativas y la angustia de vivir con la chance de contagiarse de un virus desconocido y peligroso? Todo tiene un límite.

 

E insistimos: no se debe desalentar la ruptura de la cuarentena, más bien todo lo contrario y mucho más en este contexto. Pero no se discutió la “creatividad” de los dirigentes políticos en generar mecanismos que permitan una convivencia mejor de las prevenciones de la salud y, justamente, la salud de las personas. La mental, sobretodo, factor determinante de poder convivir con el encierro.

 

Nunca olvidemos algo: estamos enmarcados en una pandemia por un virus que no tiene cura, ni se saben los alcances. Algunas personas no sufren, otras mueren, otras se curan  a los 15 días y otras en 60. Gestionar estas variables tan inestables puede ser más que complicado.

 

Más allá de todo, la política partidaria prevaleció en los planteos y hoy no se avizora una tregua entre Municipio y Provincia en torno a la mirada de cómo encarar estos brotes de COVID-19 en la ciudad. Con todos los riesgos que eso implica.

 

 

¿Qué ejemplo podemos vislumbrar? El Detectar en Olavarría, algo como “llovido del cielo” y en el que se vio –incluso con cierto desborde- gran cantidad de dirigentes del Frente de Todos, y a los doctores Germán Caputo y Christian Waimann coordinando tareas.

 

Repudio el repudio del repudio

 

 

Esta semana hubo varias discusiones, todas políticas. Quizás la de mayor resonancia fue el llamativo y contundente repudio de Juntos por el Cambio por una “falta de respeto” hacia el doctor Germán Caputo, secretario de Salud municipal, que mostró otra cara al hecho en sí, que son las diferencias ideológicas cada vez más irreconciliables.

 

Las interpretaciones en torno a qué es un repudio y qué no, creo, quedan en la interpretación de los dichos y la recepción como tales. Tampoco es la intención desvalorizar la labor del funcionario Caputo ni tampoco la de los concejales. Pero si se corre el velo de la situación puntual se encuentra otra cuestión.

 

Está claro que entre oficialismo y oposición local las cosas no están ni cerca de arreglarse. Desde el oficialismo salieron a marcar la cancha denunciando “jugarretas” en torno a cómo gestionar la cuarentena e incluso, el brote de esta semana. Todo con elevación a la Provincia, que más allá de quienes lo gestionan en los niveles superiores (Kicillof) tenían destinatarios tales como Federico Aguilera y César Valicenti.

 

Bien, desde la oposición le machacaron (incluso Valicenti utilizó las redes sociales para decirlo) un “cambio” en la estrategia y trabajar fuera de alineación con Kicillof y Fernández. Incluso deslizaron (muchos en off) que ese fue el quiebre donde además, llegó el brote por COVID-19 a la ciudad.

 

Todo esto, trasladado al Concejo: por un lado, que Guillermo Santellán le faltó el respeto al doctor Caputo; del otro, que Santellán sólo realizó una crítica por la falta de liderazgo del intendente y el asesoramiento profesional. ¿En conclusión? Nada. Porque el tema, hoy por hoy, está en la aguda crisis sanitaria local.

 

 

Que pone en jaque la región, y que por lo bajo sumaron más quejas. ¿Un ejemplo? Hubo “quejas” de la chicana política al intendente Galli de sumarse, junto a otros jefes comunales de la región, para crear la “zona libre de COVID-19”. “Llamamos intendentes de otros distritos que gobiernan en la región que son del Frente de Todos y no aceptaron solo porque están alineados con Kicillof. Eso es igual de grave”. ¿En conclusión? Tampoco, nada.

 

Será necesario ver gestos o acciones políticas en pos de la salud de los y las olavarrienses. Hubo buenos gestos durante la semana, a valorar y resaltar. Ese será, inevitablemente, el camino para salir de esta aguda crisis que atraviesa la ciudad.

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