“No es un robo común”, se quejó una y otra vez. Es más, quiere que esa sea la lectura sobre lo sucedido en una quinta ubicada sobre la Autopista Hermanos Emiliozzi al 6200, a pocas cuadras del Jardin de Infantes del barrio Belén. Hace alrededor de medio año que decidió alquilar allí para llevar a cabo un emprendimiento, la puesta en marcha de un hostel, por eso desde ese entonces se encontraba reacondicionando el lugar y adquiriendo todo lo necesario. Sin embargo, en cuestión de pocas horas ese sueño quedó sepultado. “El emprendimiento olvídate, decidimos ya no hacer más nada, es todo pérdida”, se lamentó.
El único reparo en su testimonio es el resguardo de su identidad, prefiere que por ahora no se lo exponga, pero sí aquello que tiene para decir sobre lo sucedido el último fin de semana. Gracias a lo que pudo reconstruir con distintos testimonios todo sucedió el sábado. Varias personas le confiaron lo que sucedió, pero es consciente también que ninguno de ellas ratificará esos dichos ante las autoridades. “Hay un miedo terrible en el barrio, nadie va a hablar, nadie va a decir nada”, se quejó.
“No es un robo común, ya desde el momento en el que participaron mujeres y chicos”, añadió el hombre que tanto por su edad como por su condición de salud no puede salir de su casa. El aislamiento lo obligó a permanecer en su domicilio y, por ende, alejarse de la quinta a la que concurría diariamente a cuidar y reacondicionar. Tal es así que refirió que ya estaba en condicionar de abrirlo al hostel, pero que la cuarentena postergó todo. “No me faltaba nada”, lamentó.
“Estuvieron todo el sábado”, agregó, retomando la descripción de los hechos. “Fue un saqueo del barrio para después subsistir, lo hicieron caminando. Eran familias enteras”, enfatizó. El saldo de lo destruido parece darle la razón: un freezer grande, una cocina, 5 camas cuchetas, 20 colchones de una plaza, los apliques del baño, las llaves de cierre de las duchas e inclusive luces, llaves térmicas y el tablero eléctrico.
“En medio día me limpiaron todo”, se resignó a medida que se planteaba el interrogante acerca de qué hacer de ahora en más con respecto al alquiler de esa propiedad, teniendo en cuenta el estado en el que quedó el lugar. “Cuando ya no tuvieron que llevar entraron a romper todo”, añadió mientras pedía por el esclarecimiento del hecho exponiendo que las cosas robadas no estarían muy lejos de allí.
Por último, planteó otro análisis no menos dramático y preocupante: “Con la necesidad que hay esto puede seguir pasando, lo hicieron para tener plata”, finalizó.