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Chicho Térez: “Nosotras ya estamos curtidas con la discriminación” 

El arte del transformismo se despliega en el escenario y en la vida cotidiana. Proyectos, sueños, militancia y el deseo de una vida más libre. Crónica de una entrevista intima a une artista local.

Fotos: Andrés Arouxet

Yesica Guevara

@yesicaguevara29

 

Un pasillo angosto desemboca en un patio amplio que combina cemento y verde. Tres perras nos reciben a puro ladrido. Atrás de una puerta, la cocina se presenta con colores tierra y destellos naranjas. La Chicho prepara el mate. Uñas verdes y delineado de escenario. Purpurina y labios prolijamente pintados en tono uva.

La charla terminó con los últimos mates casi a temperatura ambiente y con un inventario de objetos, sensaciones y claves que constituyen instantáneas de la vida de una persona. Conviven el arte, la carne, la militancia, la risa, los sueños y las penas.

Una peluca rubia. Volados. Un vestido fundacional hecho de bolsas de consorcio. El pasillo oscuro de una escuela. Un casete con una canción de Soledad Pastorutti. La franela como liberación. El espejo del baño, el del público y el del alma. Y Haydeé. Siempre Haydeé.

 

 

Afuera siguen las perras y el patio. El mismo patio que parió a Nico Pérez transformista. “Cuando cumplí 20 años pedí permiso para festejarlos. Mi abuela y mi mamá se fueron a dormir a la casa de una tía. Quería hacer un show, vestirme de mujer y estar adelante de la  gente que quería mostrando lo que me gusta hacer, lo que guardaba entre las cuatro paredes de mi pieza”.

 

-Amiga, poneme la música. Primero Panam y después Gloria Trevi. Ahí voy…

Fue mi primer show, fue mi primer vestido con un rectángulo de tela, me lo até en el hombro, una puntada por acá, una lentejuela por allá. Los zapatos eran 38 y yo con una pata 43. La peluca de cotillón, de esas que el rulo lo compras hermoso pero cuando te la pusiste ya es mota. Igual, yo sacudí el pelucón”, contó.

 

Después vinieron más presentaciones, un viaje a La Plata y el regreso a la ciudad con la certeza de la actuación en su lugar de nacimiento. “Este año hubo un objetivo concreto que era llegar al Teatro. Después de haber pasado con La Jaula de las Locas por el Teatro te das cuenta de la dimensión que tiene estar ahí y el tiempo que lleva armarlo. Era pleno verano y yo ya estaba pensando en noviembre”. La fecha: el 15 de noviembre a las 21:30 con música en vivo, baile, canto y el cierre de Daii Yará.

 

En La Plata salió un primer show como transformista. Me volví a Olavarría al toque porque dije 'ya está, esto es lo que quiero hacer'.

 

También volvió por Haydeé. “Sabía que mi mamá me estaba extrañando mucho, mucho. Que le estaba haciendo mal. Y a mí también. Fue a pasar Navidad allá, cenamos y al otro día nos levantamos, preparamos unos mates, las garrapiñadas que habían sobrado de la noche anterior y ahí le dije 'me parece que me quiero volver'”. Al mes estaba de vuelta en Olavarría.

 

Hablar de Haydeé es hablar en presente y en pasado. “Ella me vio cuando yo tenía 5 años revoleando la franela mientras limpiaba el mueble en Loma Negra. Yo ponía el casette de la Sole y actuaba adelante de mi mamá”.

 

 

“Cuando le dije a mi vieja que era gay, ella me dijo 'yo no me lo esperaba'. Me pareció re loca su respuesta porque para mí, sin decirlo, lo manifesté todo el tiempo. Si me tenía que hacer un disfraz para alguna fiesta, pantalón ni en pedo, a mí dame pollera y cola”.

 

En las miradas está el amor. “Siempre tuvimos ese vínculo sin decirnos nunca te amo, te quiero, un abrazo o una muestra de cariño física, jamás. No nos sale. Nosotras nos demostramos el cariño siendo indispensables la una para la otra”.

 

 

Haydeé sostuvo. Otros obligaron a transformar en risa el dolor. “Nosotras hacemos eso con el humor. Con el humor reparamos tanto dolor que hemos acarreados como disidencias”.

 

“Yo tengo un humor ácido. Es el humor que me sale para sanar, para buscar la risa, para olvidarte de las cosas que una ha sufrido de chica, la discriminación en la escuela, las barbaridades que me han gritado. Lloraba y me preguntaba ¿por qué?”.

 

La Chicho se ha encontrado con compañeros de la primaria y de la secundaria. “Me han ido a ver, me dicen 'yo me acuerdo de vos'. Y yo también me acuerdo... me acuerdo que en la galería de la escuela me gritabas gordo puto, me acuerdo de alguna persona que me ha pegado por el hecho de ser gordo, por el hecho de ser maricón, por el hecho de llorar… me acuerdo… pero en mis shows son todos bienvenidos”.

 

 

“Ahora no me bardeés en el show porque delante de un montón de gente te invito a que te retires. Nosotras ya estamos curtidas con la discriminación, ya no nos afecta tanto como antes, nos volvimos mas fuertes. Pero hay que pensar en que la niñez no pase lo que hemos pasado. Hoy hablamos de infancias libres, son semillas, hay que dejar que las hojas sean como quieran ser, no algo encasillado, censurado, dañado”.

 

Lo personal es político

 

“Para dar luz, hay que prenderse fuego” - Susy Shock -

 

 

“Del amor romántico de la Pantoja no me despego. Igual me di lugar a deconstruime y ver qué tipo de transformismo quería hacer. Fui armando mi propio camino”, contó la Chicho.

 

El año pasado junto a Madame Lú pusieron en escena “Plenas”, un espectáculo de revista no tradicional. El show que la Chicho junto a otros artistas estrenará el 15 de noviembre reflejará varias consigas y será más militante.

“Siempre estamos levantando la bandera de nuestros cuerpos libres y no hegemónicos, nuestras identidades no binarias. Va a estar lleno de maricas, de tortas, de gordas, de gordos y esa es la diversidad que por ahí más muestra el espectáculo. A su vez, va a estar el reclamo pidiendo justicia por Mara Navarro”.

 

“Lo personal es político siempre. Siempre. Siempre. Y la forma en que decidimos manifestar desde el arte es política”.

 

“A mí no me gusta trabajar desde el transformismo con cuestiones muy machistas o patriarcales. A veces es un recurso en el transformismo, como cantar temas de Pimpinela por ejemplo. Yo como artista también los admiro, pero si me pongo a estudiar las letras, las cosas que dicen no están buenas hoy en día, 2019, en el contexto en el que vivimos. Pero bueno, le ponés el cuerpo y con un poco de humor le das la vuelta para que se entienda de qué forma querés hacer un tema de Pimpinela”.

 

 

La Chicho le pone el cuerpo a la militancia. Se deja la barba y la gente pregunta. Le gustan los interrogantes. “¿Por qué la barba? Porque quiero representar a una mujer no hegemónica, no arraigada a una cultura donde tiene que verse perfecta. Y también quiero mostrar que las mujeres también tenemos pelos en todo el cuerpo. Pero después empezás a vivirlo muy desde adentro y decís: tampoco soy una mujer, ni quiero serlo. Tampoco soy un hombre y no quiero serlo”.

¿Qué sos? Ay ya está esa pregunta. Hay que erradicarla por completo. El qué sos tiene que desaparecer. Porque si te digo que soy un conejo qué hacés con tu cabeza después, me la vas a dar a mí para que yo te la desenrosque”.

 

 

El escenario es el lugar deseado. “Ayer encontré un video en youtube de Gasalla con Norma Pons y China Zorrilla que decía: el estar en un camarín maquillándome es recreo, el estar arriba del escenario es recreo. Lo tormentoso es después del escenario. Y me encantó. Arriba del escenario me siento re segura, me saco la piel y me muestro tal cual soy”.

 

¿Y cómo es el abajo del escenario?

(Se ríe). El abajo tiene sus cosas.

 

La entrevista terminó. La Chicho se puso un vestido y una peluca negra azabache. Prendió un cigarrillo y posó para las fotos. Recorrimos el mismo pasillo y de vuelta a la calle. La sensación de libertad se sintió en el aire, la idea de un mundo más digno también.

 

 

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