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Santiago y Alejandro, dos historias “unidas por el abandono”

Así lo pusieron en palabras sus familiares, en una conversación a solas con Infoeme. La rabia, el dolor, pero también el temor. Adriana y Lilian, madre y hermana de dos chicos que pelean por su vida y bienestar en el Hospital Municipal narraron sus historia de lucha, una lucha que este lunes darán de manera conjunta en una marcha que se realizará a partir de las 14.

Alejandro tiene 17 años, Santiago es apenas un año mayor. Sus historias, a la par de la de sus familiares, se vieron hermanadas por el dolor. Al punto que, según lo narraron a Infoeme, se conocieron en los pasillos de terapia intensiva del Hospital Municipal local. “Unidos por el abandono”, enfatizó Lilian, buscando dejar claro desde el inicio el descontento y enojo que también los une.

 

 

Este lunes volverán a unir nuevamente sus historias, será desde las 14  en el marco de una manifestación en la que volverán a reclamar por respuestas. Lo harán frente a la obra social de choferes de camiones, ubicada sobre Rivadavia al 3900. Es precisamente ante esa entidad que la familia de Alejandro viene reclamando por el arribo de prótesis para poder intervenirlo.

 

Fue en noviembre cuando la moto que tripulaba Alejandro fue violentamente impactada por un vehículo en la prolongación norte de avenida Pellegrini, más allá del cruce con la ruta 226. El joven estuvo más de 40 días en terapia intensiva, más otras semanas en clínica quirúrgica. El derrotero incluyo también un sanatorio, hasta que en febrero recibió el alta médica. “Desde ese momento sabían que Alejandro tenía que llegar a una craneoplastía, y vos fijate a la fecha que estamos”, expuso su madre, Adriana Medina.

 

 

En ese sentido en las últimas horas se registraron novedades que les ocasionaron un verdadero tembladeral. “Me llamaron, me avisaron que la cirugía estaba programada para el 13, el jueves. Les pregunto a ver qué iba a pasar en el transcurso. Porque él está con bajo peso, pero me dicen que la operación la tienen que hacer igual y hay riesgo de vida, es de muy alto riesgo la cirugía. De una cirugía que me habían que era sencilla y ahora me salen con eso, me agarro un ataque”, narró.

 

Le pregunté por la cirugía de mi hijo, para ver qué garantías me dan y me dijo yo no soy Frávega para darte ninguna garantía.

 

“Te juro que estoy destruida” pudo decir hasta que las lágrimas y el desconsuelo la dejaron sin voz. “Es una decisión que tengo que tomar que me cuesta muchísimo, porque la que tengo que autorizar esa operación soy yo. No doy más, te juro que no doy más, es un dolor constante”, añadió.

 

 

“Esto se pudo haber evitado”, expuso una y otra vez, por la cual pidió a la gente que los acompañe a la marcha pese a que para ese entonces ellos ya estarán en viaje a Buenos Aires para la operación. “Es un dolor que no se lo deseo ni a mi peor enemigo, un dolor grandísimo”, concluyó.

 

“No saben el dolor que sentimos”

 

Cambian los nombres, los implicados, pero las historias son cada vez más cercanas. Santiago Morales acompañó a su hermano en la noche del 17 de septiembre desde Recalde al Hospital local, donde éste último quedaría internado por una fuerte descompostura. Santiago volvió a su casa pero no como debió haberlo hecho.

 

 

Según subrayó una y otra vez su hermana Lilian, lo hizo en la parte de atrás de la ambulancia y no en el habitáculo en sí. “Se llevó la peor parte porque venía suelto, sin cinturón”, se quejó. Narró también que fue quien se puso al frente de la lucha por su hermano “porque mi mamá y mi papá estaban destruidos”.

 

Eso fue lo que le permitió ver y seguir de cerca todo el tratamiento de su hermano, con quien inclusive estuvo en Mar del Plata, donde los derivaron para un tratamiento de rehabilitación. “Tuvimos una estadía de 10 días y al finalizar la estadía nos dijeron que Santiago no podía estar ahí, porque allá es un centro de rehabilitación, la palabra te lo dice, es para rehabilitarte, ellos no hacían la operación de colocar las prótesis en la cabeza, ellos no se dedicaban a eso. Así que volvimos con mucho miedo, yo no quería volver acá, relató.

 

 

Las historias se unen también por la demora. “Las prótesis se pidieron en enero, estamos en junio y seguimos en la misma, como Ale, sin respuestas”, expresó. “Tardaron cuatro meses en conseguir un colchón anti escaras, imaginate con las prótesis. A mi hermano se le está deteriorando la cabeza, con la diferencia que a Alejandro tiene una parte sola, mi hermano tiene las dos, le faltan las dos partes de arriba, explicó mientras dirigía sus críticas hacia la respuesta recibida desde PAMI.

 

Por último, no dejó pasar la ocasión para reiterar el reclamo ante el municipio, a quienes pidió una casa donde residir y poder acompañar la rehabilitación de su hermano. Vale recordar que son todos de Recalde y, según enfatizó en reiteradas ocasiones. Santiago es proclive a contagiarse de virus intrahospitalarios. “Nunca nadie se acercó a preguntarnos cómo estaba Santiago o si necesitábamos algo”.

 

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